Es noticia
Las heridas (muy ocultas) de la dictadura de Pinochet
  1. Cultura
ESTRENO DE CARNE DE PERRO, PREMIO NUEVOS DIRECTORES EN SAN SEBASTIÁN

Las heridas (muy ocultas) de la dictadura de Pinochet

En el año 2008 Jaime Rosales revolucionó el Festival de Cine de San Sebastián (abucheos y abandonos incluidos) con Tiro en la cabeza. En la película

Foto: Las heridas (muy ocultas) de la dictadura de Pinochet
Las heridas (muy ocultas) de la dictadura de Pinochet

En el año 2008 Jaime Rosales revolucionó el Festival de Cine de San Sebastián (abucheos y abandonos incluidos) con Tiro en la cabeza. En la película el director realizaba una apuesta estética extrema (cámara alejada y sin poder escuchar lo que decían los protagonistas) para seguir la vida cotidiana de una persona aparentemente normal que finalmente resultaba ser un miembro de ETA que asesinaba a sangre fría a dos guardias civiles.

Una apuesta parecida (quitando la radicalidad en la puesta en escena) es la que pretende realizar Fernando Guzzoni en Carne de perro: seguir el día a día de un extorturador de la dictadura de Pinochet. He aquí el primera problema del filme y es que las pequeñas (diminutas, más bien) pistas que la obra va dejando sobre el traumático pasado de Alejandro no son, ni de lejos, suficientes para que el espectador comprenda su actitud atormentada. Hay que acudir a la sinopsis del filme para poder entender este problema, que además resulta el tema central de la obra: las heridas abiertas que deja la dictadura, no sólo en las víctimas, sino también en los verdugos

Un gran punto de partida que, al no ser desarrollado y explicado, deja a la película coja. Un espectador que acuda a un filme “virgen” de información ha de ser capaz de descifrar, al menos, la mayoría de los códigos que le permitan disfrutarla. Si esto no ocurre algo está fallando.

Esta ocultación del problema del protagonista, interesante y atrayente al principio, deriva pronto en la incomprensión y a punto está de llegar el tedio. Se desperdicia así la gran creación de ambiente que acompaña al protagonista, que lo oprime y desquicia. Sensación que el espectador comparte y que alcanza su máximo exponente en los arrebatos de violencia que vive Alejandro. Bien insertados como puntos de inflexión del protagonista, pero insuficientes para mantener el interés constante en una narración demasiado plana.

La puesta en escena de Guzzoni se ve inspirada en otros realizadores anclados al llamado cine social, especialmente a los Dardenne. La cámara se pega al protagonista para no soltarle en la hora y media de película y le sigue en su viaje como un personaje más. Esto aumenta la sensación claustrofóbica del filme, como lo hacen una fotografía gris y la ausencia de música ambiental, lo que vuelve a estar muy relacionado con las películas de los hermanos belgas (como Rosetta o El niño).

Mención aparte se merece la esforzada interpretación de Alejandro Goic como el protagonista casi único de Carne de Perro, consiguiendo expresar desde la contención la rabia y dolor de su personaje sin caer en estridencias.

El filme ha tenido un recorrido exitoso por los festivales, especialmente en San Sebastián, donde logró el premio Nuevos Directores. Sería importante saber si la crítica sabía de antemano el detalle de que el protagonista es un extorturador o se presentó al filme con desconocimiento de causa. Porque precisamente ese pequeño apunte puede hacer cambiar la percepción de una película que no consigue encontrar el equilibrio entre la radicalidad de Rosales y el academicismo en el que un tema como este podía haber caído. Sin duda, una oportunidad perdida para analizar la herencia de la dictadura de Pinochet en la sociedad chilena de la actualidad.

Carne de perro

Director: Fernando Guzzoni

Reparto: Alejandro Goic, Amparo Noguera

Género: Drama

Nacionalidad: Chile

Duración: 81 minutos

En el año 2008 Jaime Rosales revolucionó el Festival de Cine de San Sebastián (abucheos y abandonos incluidos) con Tiro en la cabeza. En la película el director realizaba una apuesta estética extrema (cámara alejada y sin poder escuchar lo que decían los protagonistas) para seguir la vida cotidiana de una persona aparentemente normal que finalmente resultaba ser un miembro de ETA que asesinaba a sangre fría a dos guardias civiles.