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Políticos y 'capos' de los medios comparten alfombra roja, con el sector en caída libre
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lluvia de galas 'mediáticas' en madrid

Políticos y 'capos' de los medios comparten alfombra roja, con el sector en caída libre

Políticos por doquier –de una y otra acera- hacían esta semana el paseíllo por la alfombra roja de la mano de empresarios y ejecutivos de los medios.

Foto: Acto del XV aniversario de La Razón. (EFE)
Acto del XV aniversario de La Razón. (EFE)

La RAE define el término obsceno como algo “impúdico, torpe, ofensivo al pudor”. Un sentimiento muy personal que se genera en los ojos del que mira. Y esta semana ha habido mucho que mirar. Políticos por doquier –de una y otra acera sin excepción– hacían el paseíllo por la alfombra roja de la mano de empresarios y ejecutivos de los medios de comunicación en diferentes galas promovidas por Planeta, Unidad Editorial, Vocento o Bertelsmann. Un desfile de vanidades que se reproduce con menos transparencia, más pragmatismo y nulo boato cuando toca negociar una ley o pedir ayudas. Una suerte de imbricación de lo público y lo privado en apariencia interiorizada en cualquier ámbito de la vida empresarial española. También en los medios, inmersos en una auténtica crisis existencial.

José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, los dos últimos presidentes del Gobierno, se dejaron ver el lunes en el encuentro organizado por La Razón para celebrar su decimoquinto aniversario. Apenas dos personalidades más en lo que fue una impresionante demostración de fuerza del imperio Lara, cuya capacidad de convocatoria opacó sin compasión el foro de Unidad Editorial a la misma hora, si bien fuentes de la editora de El Mundo precisan que en su caso no era un acto destinado a políticos, sino al sector. En el foro de Planeta nofaltaba nadie, desde los Príncipes a Belén Esteban, pasando por Aznar o el cardenal Cañizares. Con este nivel de concurrencia, no extraña que el acto también acogiera a las lugartenientes de los presidentes de la crisis, la mano derecha que cada uno eligió para lidiar con los magnates de los medios, esto es, María Teresa Fernández de la Vega y Soraya Sáenz de Santamaría. Y ambas, socialista y popular, portan en sus currículos decisiones que los medios agradecerán eternamente.

“Nunca hubierais creído que esto se iba a producir”, lanzaba a sus colegas en abril de 2009 el entonces capo de la patronal de las televisiones privadas, Alejandro Echevarría, a la sazón presidente de Mediaset y uno de los ejecutivos que más había peleado por eliminar la publicidad en RTVE, un anhelo que el PSOE acababa de hacer realidad. “Estamos muy contentos por las cosas que el Gobierno está haciendo por nosotros –decía sinceramente agradecido–. Y sobre todo por lo que está haciendo una persona honesta, que cuando dice es sí y cuando dice no es no. Y esa persona es María Teresa Fernández de la Vega. Gracias a ella se ha conseguido un diálogo muy fructífero". El fin de los anuncios en latelevisión pública liberabaun botín publicitario que ha permitido a las grandes televisiones evitar los números rojos durante los cinco años de crisis.

Antes, el tándem Zapatero-De la Vegahabía demostrado que por intervencionismo no iba a quedar. En febrero de ese mismo año ya había aprobado una ley para facilitar las fusiones entre cadenas, inquietas ya estas por el imparable deterioro de sus cuentas. Eso sí, peccata minuta si se compara con el arranque de la primera legislatura, cuando se concedió una licencia para la emisión analógica y digital a laSexta, formada por accionistas afines al Ejecutivo, y se permitió la emisión en abierto de Canal+, propiedad del Grupo Prisa y que se convirtió rápidamente en Cuatro. Andando el tiempo, reportó a la firma de los Polanco 500 millones gratiset amore. La cadena de los Roures, Benet, Écija o Televisa fue absorbida por Antena 3 tras años de pérdidas. Sus accionistas están ahora en el capital de la sociedad de Planeta. Y ahí entra Sáenz de Santamaría.

“Rajoy tiene vocación de inhibirse en cuestiones de mediosymantiene una enorme distancia con los tradicionales gurús de la derecha”, aseguraban fuentes próximas al político gallego recién llegado a Moncloa. Pero él y su número dos estuvieron lejos de inhibirse cuando aterrizó en su mesa la integración de laSexta en Antena 3, operación que llegó al Consejo de Ministros con todos los pronunciamientos en contra de la Comisión Nacional de Competencia (CNC). El Ejecutivo la autorizó sin ruborizarse y convirtió en papel mojado de un plumazo la secular no intervención de Rajoy. El político gallego, junto a Sáenz de Santamaría y la propia De la Vega, formaban parte de los invitados a la boda del hijodel presidente del Grupo Planeta con Anna Brufau,celebrada recientemente en Barcelona.

Una nueva luna de miel

La luna de miel escenificada en estos días parece superar la crispación con que se llegó al verano por el tratamiento informativo del affaire Bárcenas. Miembros del Ejecutivo, zaheridos, llegaron a criticar losreproches de “medios quebrados” y a asegurar que el Gabinete Rajoy había sido “demasiado bueno” al aprobar la fusión entre Antena 3 y laSexta. Pasado el sofocón en el Gobierno, y acusado el recibo de los guiños de los grandes grupos, las cosas parecen volver a su cauce. Eso sí, los problemas no desaparecen. Y algunos de ellos están en el quiosco.Según los últimos datos de OJD, El Mundo vendió en septiembre algo más de 126.000 ejemplares, 28.000 menos que hace un año. El diario de más éxito, El País, se mueve en 168.000, frente a los más de 197.000 de 2012.La Razón se quedaen torno a 68.000. Para reflexionar.

“Este tipo de galas con políticos y empresarios del sector no tienen un pase –explica un habitual de estos cónclaves, con enormes dosis de autocrítica–. Y explican el nivel de deslegitimación que han alcanzado los medios de comunicación. Todo empieza a pervertirse cuando los grupos editores aspiran a licencias de televisión o de radio que dependen del poder político. No deja de provocar cierta vergüenza ajena cuando se recuerdan episodios como los cientos de millones que Lara o Berlusconi ingresaron por la eliminación de la publicidad en RTVE”. Además de la inigualable fiesta de La Razón y el 'cambio de piel' de El Mundo para presentar su nuevo proyecto digital, esta semana políticos y empresarios han coincidido en los Premios Mariano de Cavia, de ABC, y la inauguración en Madrid del Espacio Bertelsmann. Toda una semana de pasión.

¿Con impacto en la cuenta de resultados? Con la publicidad institucional bajo mínimos, cualquier campaña será bienvenida en pleno resurgir de los brotes verdes. Al Gobierno tampoco le viene mal abrir la mano con las elecciones europeas a la vuelta de la esquina. También se vería con buenos ojos desde las principales cabeceras una solución al frente abierto por la sentencia del Tribunal Supremo que anula el último reparto de canales de la era Zapatero y que obliga a las cadenas a desprenderse de entre 9 y 17 canales. Casi imposible es que se retome cualquier play de ayudas a la reconversión de la prensa, como en otro tiempo pretendieron los grandes editores. Bastaría con que el Gobierno apretara un poco a Google. Y quién sabe, entre canapé y canapé…

La RAE define el término obsceno como algo “impúdico, torpe, ofensivo al pudor”. Un sentimiento muy personal que se genera en los ojos del que mira. Y esta semana ha habido mucho que mirar. Políticos por doquier –de una y otra acera sin excepción– hacían el paseíllo por la alfombra roja de la mano de empresarios y ejecutivos de los medios de comunicación en diferentes galas promovidas por Planeta, Unidad Editorial, Vocento o Bertelsmann. Un desfile de vanidades que se reproduce con menos transparencia, más pragmatismo y nulo boato cuando toca negociar una ley o pedir ayudas. Una suerte de imbricación de lo público y lo privado en apariencia interiorizada en cualquier ámbito de la vida empresarial española. También en los medios, inmersos en una auténtica crisis existencial.

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