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La vida secreta de la tripulación en los vuelos de largo recorrido
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La vida secreta de la tripulación en los vuelos de largo recorrido

¿Qué hay al otro lado del cartel de 'privado'? Un nuevo documental ha desvelado las escenas que ocurren entre bastidores durante las 22 horas del vuelo de Londres a Sidney

Foto: "No se lo cuentes a nadie". (iStock)
"No se lo cuentes a nadie". (iStock)

Vuelo directo de Londres a Sidney. Airbus A380, el buque insignia de la compañía australiana Qantas. Los pasajeros, ya acomodados, se preparan para el largo viaje. 22 horas en la misma postura, con dolor de cuello y espalda, vecinos incómodos y bebés marchosos, viendo una película conocida, con aburrimiento, sueño e insomnio, hambrientos pero sin ganas de bandejas precocinadas y, en definitiva, con una desesperación desmesurada por llegar ya al destino.

Exageremos o no las desdichas del pasajero medio, lo cierto es que los vuelos de larga distancia son agotadores. Sin embargo, entre tanta penuria aérea, pocos caemos en la cuenta de los quehaceres del personal de vuelo. Tan solo nos acordamos de ellos cuando los necesitamos o cuando su carrito bloquea el paso hacia el baño; no hay carril de adelantamiento. Hacen el mismo viaje, mismas horas y turbulencias y, sin embargo, mantienen la compostura. Están entrenados para ser profesionales contra viento y marea, y muy cortésmente ocultarán sus bostezos bajo impostadas sonrisas.

¿Cómo es la vida de la tripulación? ¿Qué hay al otro lado del cartel de 'privado'? El documental 'The Secret Life of the Long Haul Flight' ha desvelado las escenas secretas que ocurren entre bastidores, sin que el pasajero tenga conciencia de ello, durante las 22 horas del vuelo Londres – Sidney.

Una realidad paralela

Para soportar mejor las inclemencias del vuelo, hay quien lo remedia a base de pedir vinos, asegura Sarah Kelley, quien ha estado surcando los cielos de aquí para allá durante más de cinco años. Y, claro, algunos se pasan. Como azafata ha tenido que pasar por el mal trago de lidiar con situaciones incómodas como la de rechazar propuestas de matrimonio: “Tan solo nos aseguramos de que sepan que estamos aquí solo por su seguridad y por el servicio, nada más”.

Por si alguna vez te habías preguntado si la tripulación duerme o dónde lo hace durante el viaje, Sarah te sacará de dudas: “Por lo general, descansamos unas tres horas, y luego le das el relevo a alguien”. A la litera donde duermen le llaman la 'Harry Potter', porque está justo debajo de unas escaleras. “En realidad no me importa porque es como si alguien te estuviese dando un abrazo. Es todo muy acogedor”, dice con sarcasmo.

El personal de la aerolínea tiene que lavar los baños cada media hora y duerme en una litera bajo unas escaleras, como en Harry Potter

Mientras prepara unos huevos revueltos para los pasajeros de primera clase, Marissa Oliver no quita el ojo de la comida: “Si dejo de prestar atención, los quemo o se me secan. Nunca falla”. A pesar de los nervios, se las arregla para hacer un plato decente, bastante mejor que las típicas bandejas de la clase turista. Cada año, la compañía Qantas sirve alrededor de 7,5 millones de comidas: 400.000 de primera clase, dos millones en clase business y cinco en turista.

Un rinoceronte en la bodega

Si por casualidad escuchas el nombre de alguna estrella de Hollywood varias veces, no saques conclusiones precipitadas. Puede tratarse de un código secreto entre la tripulación. La azafata Beatrice Riley-Gowling lo desvela: “Cuando hablamos de Tom Cruise en el avión no nos referimos al actor, sino al té o café”. Ahí queda eso: “Un Tom Cruise para el señor, bien caliente”.

Lo menos glamuroso del trabajo es, sin duda, cuando toca revisar los baños. En este vuelo le ha tocado a Beatrice que, con los guantes de plástico puestos, dice: “Es la tarea favorita de tripulación… Hay que hacerla cada media hora, para comprobar que todo está correcto. A nadie le gusta hacer sus necesidades para luego descubrir que se ha acabado el papel”. Tras la inspección, rocía el cubículo con un ambientador para eliminar cualquier olor.

Asimismo, el documental descubre la realidad de la bodega, donde se ha llegado a albergar hasta un rinoceronte asiático. Al respecto, Philip Knowles, experto en transporte de mascotas de JCS Livestock, asegura: “La gente no es consciente de que hay media docena de animales en la bodega, y no solo gatos y perros, exóticos también, algunos incluso de los zoos”.

Vuelo directo de Londres a Sidney. Airbus A380, el buque insignia de la compañía australiana Qantas. Los pasajeros, ya acomodados, se preparan para el largo viaje. 22 horas en la misma postura, con dolor de cuello y espalda, vecinos incómodos y bebés marchosos, viendo una película conocida, con aburrimiento, sueño e insomnio, hambrientos pero sin ganas de bandejas precocinadas y, en definitiva, con una desesperación desmesurada por llegar ya al destino.

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