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El código de los pilotos de avión: esto es lo que quiere decir su jerga
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El código de los pilotos de avión: esto es lo que quiere decir su jerga

Todos hemos oído sus frases, pero ¿qué quieren decir en verdad con ellas? Repasamos algunos de los términos más habituales a más de 10.000 metros de altura

Foto: ¿Qué traman con todos esos cacharrejos y palabras raras? (iStock)
¿Qué traman con todos esos cacharrejos y palabras raras? (iStock)

Viajar en avión es uno de los acontecimientos de la vida moderna más ritualizados. Llegas al aeropuerto, facturas tu maleta, pasas los controles –con su consabido tira y afloja entre la seguridad y tú–, esperas durante media hora, haces cola durante 20 inacabables minutos y finalmente embarcas. Una vez sentado, uno admira los gestos de los asistentes de vuelo como el que mira los anuncios antes de una película en el cine, con la familiaridad del que ya sabe qué va a pasar pero le reconforta saber que nunca cambia nada.

Entre todos esos gestos, las frases pronunciadas por los pilotos son un ingrediente esencial. También porque presentan el atractivo de la jerga técnica: aunque todos los pasajeros lo oigan, saben que se trata de un código que se repite en todos y cada uno de los vuelos del planeta. Saben lo que se dicen y todos se entienden entre ellos, por lo que estamos en buenas manos.

En caso de que los resultados del 'cross check' sean diferentes, se debe volver a contar

Sin embargo, ¿qué significa cada una de las frases que podemos oír de boca de los pilotos, cual voz de Dios en ese paraíso terrenal (o infierno, según la aerolínea) que es la cabina del avión? Patrick Smith, piloto y autor de 'Cockpit Confidential: Questions, Answers and Reflections on Air Travel' (Sourcebooks), ha publicado en su página web un glosario con un puñado de términos habituales (la página de Iberia tiene el suyo) y que, como veremos, tienen mucho menos misterio del que parece. Abróchense los cinturones, que empezamos.

“Cerramos puertas y armamos rampas”

Uno de los últimos pasos antes de cerrar las puertas es contar de atrás hacia adelante y de delante hacia atrás el número de pasajeros. Si coinciden ambos recuentos, el 'finger' se retira y el comandante da esta orden en tres pasos.

No tiene mucho misterio ese “cerrar puertas”, pero ¿en qué consiste lo de armar las rampas? Cada una de las salidas de emergencia dispone de un colchón hinchable –que muchos recordarán de grandes películas sobre aviones como 'Aterriza como puedas'– para los casos de emergencia. Se trata de quitar el precinto para que estas rampas se hinchen automáticamente cuando se abre la puerta.

¿Qué pasa si la frase es “doors to arrival and crosscheck” o, en castellano, “desarmamos rampas”? Como bien habrá sospechado, se trata de desarmar las rampas, de forma que en el momento en que se abra la puerta, esta no se hinche con lamentables resultados.

'Cross-check'

Básicamente, comprobación cruzada. Es decir, revisar por partida doble un único procedimiento para contar con dos versiones. En caso de que los resultados no cuadren, uno de los dos miembros de la tripulación se habrá equivocado (como ocurre con el caso anteriormente citado del recuento de pasajeros), por lo que hay que volver a empezar.

Tiempo EFC

Si el piloto señala que el tiempo EFC del vuelo es de 10 minutos, quiere decir que ese es el tiempo que va a pasar antes de que el avión despegue, generalmente después de haber pasado un tiempo en tierra a causa de una acumulación de vuelos en pista.

En una bolsa de aire, el avión parece precipitarse al vacío, pero el descenso es menos sustancial de lo que parece

Bolsa de aire

Una de las principales causas por las que se puede producir una turbulencia. Se trata de cambios de temperatura en la atmósfera que desestabilizan a los aviones que las atraviesan. La sensación que experimentan los viajeros es la de que el avión se precipita hacia el vacío, aunque por lo general, el cambio de altura es menos sustancial de lo que parece por producirse de forma tan súbita.

Primer oficial

Cuidado, porque puede llevar a confusión. No, el primer oficial no es el comandante, como podríamos pensar por ese “primero” que jerarquiza la relación, sino el copiloto. ¿Cómo distinguirlo? Smith explica que, aparte de porque se sienta a la derecha del comandante (¡chimpún!), porque suele llevar tres rayas en su traje. Está tan cualificado como su compañero para dirigir el avión, y de hecho se turna con él durante el vuelo.

ABP

Este término proviene del mundo de las azafatas y se utiliza para referirse a los pasajeros que en caso de emergencia pueden ayudar a los asistentes de vuelo. Como explicábamos en un reciente artículo, se trata de una de las primeras cosas en las que las azafatas se fijan. Significa “able bodied passenger”, es decir, “pasajero físicamente capacitado”. Muy sugerente.

Foto: ¿Qué oculta bajo su sonrisa y sincera simpatía? (iStock)

Papeleo de última hora

No hay constancia de este término en castellano, ni probablemente mucho lo habremos oído por los altavoces del avión (¿de verdad admitiría un piloto que hay que hacer “papeleo de última hora”, con lo mal que suena eso?), pero Smith afirma que de vez en cuando hay que llevar a cabo unos últimos cálculos relacionados con los registros de peso, el plan de vuelo o los informes del equipo de mantenimiento que pueden llegar a retrasar el despegue.

PIL

Otra de azafatas. No, no es Public Image Ltd., uno de los mejores grupos de post-punk de la historia, sino la 'passenger information list', es decir, la lista con los pasajeros del vuelto. En ella también se reflejan las necesidades especiales que pueden tener cada uno de estos viajeros.

El objetivo de gritar “código Bravo” es que cunda el pánico, lo que ayuda a identificar a los terroristas

Cabina asegurada

Una sacada de la página de Iberia. Es el término que la jefa de cabina utiliza para que el resto de la tripulación sepa que todos los pasajeros están en su sitio, listos y calladitos para que el avión pueda despegar. Ahora, todo está en sus manos. También se utiliza para asegurarse de que el pasaje está a salvo, sentado y con el cinturón puesto, durante una turbulencia.

Cabina estéril

Acuñado por la Federal Aviation Administration (FAA) en los años ochenta, son todos aquellos momentos cruciales para el viaje en los que no se permiten las conversaciones irrelevantes, comer alimentos o en general todo aquello que puedan distraer a los pilotos. Además, durante estas fases no se puede entrar en la cabina del avión. Se trata, por ejemplo, el período que comprende entre que el avión comienza su rodaje hasta que ha estabilizado su altura es de cabina estéril.

Código Adam

Adam Walsh fue un niño secuestrado en un centro comercial en Hollywood (Florida, no California), y que ha dado nombre a un código que se utiliza en aeropuertos –pero también en otros lugares como grandes tiendas– para alertar a los trabajadores de que un niño se ha perdido.

Código Bravo

¿Su objetivo? Que cunda el pánico, básicamente. Es un término utilizado cuando la alarma generalizada facilita identificar al potencial agresor, que se comportará de manera diferente al resto de pasajeros. Como señala Urban Dictionary, la utilización del término anuncia que hay un terrorista cerca –y, por lo tanto, utilizarlo de una forma inapropiada o racista puede ser motivo de multa o sanción–, o también tener el objetivo de poner nervioso al agresor. Ojo, porque en los barcos tiene otro significado: “Fuego”.

Piloto pesado

No, no es que sufra sobrepeso o sea imposible quitárselo de encima después de tomarse tres copas. Se trata del piloto que acompaña al comandante y al primer oficial en los vuelos más largos para turnarse con ellos.

Los tres códigos del desastre

Vamos a terminar con tres números que suelen aparecen en todos los glosarios de términos aeronáuticos. Son el 7500, que indica que indica que la aeronave ha sido secuestrada; el 7600, que desvela que la radio del avión está experimentando algún problema; el 7700 es un aviso de emergencia general. Son códigos internacionales reconocidos en todas partes. Son lanzados a través del modo A del transpondedor en una frecuencia de 1.030 MHz, así que no te preocupes: ningún piloto va a decir por la megafonía “alarma, tenemos un 7500”. Y si lo hace, échate a temblar, porque no se trata del comandante ni del primer oficial.

Viajar en avión es uno de los acontecimientos de la vida moderna más ritualizados. Llegas al aeropuerto, facturas tu maleta, pasas los controles –con su consabido tira y afloja entre la seguridad y tú–, esperas durante media hora, haces cola durante 20 inacabables minutos y finalmente embarcas. Una vez sentado, uno admira los gestos de los asistentes de vuelo como el que mira los anuncios antes de una película en el cine, con la familiaridad del que ya sabe qué va a pasar pero le reconforta saber que nunca cambia nada.

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