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El modelo de hombre ideal según expertos de 19 países. ¿Así nos ven a los españoles?
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el nuevo paradigma de 'macho alfa'

El modelo de hombre ideal según expertos de 19 países. ¿Así nos ven a los españoles?

La percepción de 'lo bello' varía de una cultura a otra casi como si viviéramos en planetas distintos y superan el clásico estereotipo. Qué ha cambiado y qué nos hemos perdido

Foto: Cada cultura impone un ideal de belleza (NYPhotoNY)
Cada cultura impone un ideal de belleza (NYPhotoNY)

Tendemos a creer que las mujeres son las únicas que padecen la presión social proveniente de la idea de belleza que venden los medios de comunicación y la cultura popular: una eterna juventud, delgadez, exuberancia; en suma, eres lo que aparentas. No obstante, ellos también sufren las consecuencias de una sociedad basada en estereotipos sociales que varían según cada nacionalidad y cultura.

Justamente esto fue lo que quiso demostrar un estudio realizado por 'Superdrug', que encargó a 19 diseñadores de todo el mundo que retocasen el autorretrato en ropa interior de un fotógrafo neoyorquino para plasmar el ideal de belleza masculina del propio país y promover la autoconfianza más allá de la tiranía del culto al cuerpo. Pero, además, este experimento, 'Perceptions of perfection', que cuenta con una primera parte dedicada a la imagen de belleza en la mujer, muestra que la mayoría de las veces el ideal no es estanco y puede evolucionar con el tiempo, además de verse matizado por las singularidades culturales de cadan territorio.

El macho 'fofisano' español

'Jamón jamón' nos hizo mucho daño. Un Bardem o un Banderas siempre han resultado el paradigma del 'macho alfa español': morenos, de hombros anchos y relativamente cachas, sin ser 'hombres croissant'. Pero al parecer el hombre por el que en teoría beben los vientos las mujeres españolas se parece más a nuestros maridos y compañeros de oficina que a Hugo Silva. A saber: 'fofisano' de piel más o menos paliducha y el tipo de cara de quien dirías 'parece muy buena persona'. ¿Será que nuestro estándar estaba equivocado o que la imagen responde más a los gustos del diseñador en cuestión que a los propios? De cualquier forma, lo más importante es que hay muchísimos hombres que cumplen el perfil y eso sin necesidad de machacarse en el gimnasio.

El experimento también arroja otros datos interesantes, pues permite ver qué característica positiva de un hombre nos resulta más atractiva a las mujeres. Mientras que en Australia decidieron mantener las redondeces del modelo original, algo barrilete y un tanto oso amoroso también, en Serbia le añadieron un tatuaje que ocupa gran parte de su hombro y antebrazo para que encajase más con la imagen eslava de tipo duro. En otros países, como Rusia, le añadieron al fotógrafo Richard Storm unos enormes pectorales y un pelo rubio y mucho más abundante, un tanto tirando a lo nórdico, mientras que en Nigeria o Sudáfrica, obviamente, el modelo masculino tiene la piel bastante morena, la nariz ancha, el cabello oscuro y la barba abundante.

Un acaso paradigmático es de los países anglosajones, sobre todo Estados Unidos, cuyo modelo de belleza responde totalmente al estereotipo masculino promovido por los medios y la publicidad, el llamado cuerpo de surfista, que contrasta sobremanera con la realidad de un país donde muchos sus ciudadanos padecen obesidad.

En Estados Unidos el prototipo de varón es musculoso, de aspecto juvenil y corte de pelo parecido al de los nuevos ídolos del Pop

Una de las cuestiones más interesantes que plantea el experimento responde a los valores que cada nacionalidad asocia a los cuerpos. Así en Venezuela, un país especialmente preocupado por la belleza, el ideal masculino está vinculado a la imagen de poder, de fortaleza física: un hombre de torso musculoso y abdominales definidas. En tanto que en los países anglosajones, sobre todo en Estados Unidos, el prototipo es un varón cachas y de aspecto juvenil, con un corte de pelo que recuerda a los nuevos ídolos del pop y un ligero aire de surfista, como clonado en grandes discográficas.

Salud versus belleza

En pleno siglo XXI nuestras vidas orbitan más que nunca alrededor de la cuestión física y todos sin excepción intentamos conseguir la mejor versión de nosotros mismos, solo que comparándonos con otros, y por el camino somos capaces de obrar las mayores estupideces, como llevar a cabo regímenes extremos, machacarnos sin ninguna piedad en el gimnasio u odiar nuestros cuerpos, con una idea aspiracional y barata acerca de quiénes somos, pero basándonos solo en lo que aparentamos.

La nueva modernidad líquida, dice Bauman, también se centra en el cuerpo y nuestra insatisfacción constante con el mismo

En su libro 'Vida líquida', el sociólogo Zygmunt Bauman ahonda en el paso de una modernidad sólida, la del hombre que trata de individualizarse de la masa, a la líquida, en la que nos encontramos hoy en día, a través también de los cuerpos. Dice Bauman que mientras no hace demasiado tiempo el parámetro para juzgar el buen o mal estado de un cuerpo era la salud, ahora lo es “estar en forma”. No obstante, añade, el concepto de “buena forma” es tan vago y subjetivo y se presta tanto a la comparación con los criterios de otros, que nunca se llega a su realización plena. El motivo, aunque parezca obvio, el fitness (y todo lo que lo rodea) es una práctica consumista, eso quiere decir que lo que hace girar la rueda de molino de nuestros deseos de ser atractivos es la insatisfacción, pero entendida como algo que debe ser alimentado constantemente. Es la dictadura del 'yo deseo' y el 'nunca es suficiente', que padecemos tanto hombres como mujeres y que no solo afecta a la noción que tenemos sobre nuestros cuerpos sino a nuestra propia idea de felicidad.

En este sentido, Denise Hatton, jefe ejecutivo de YMCA England, y socio fundador de 'Be Real', una compaña para devolver la autoconfianza a las personas, recalcó sobre este experimento que “pone el foco por primera vez en la presión social que sufren los hombres de todo el mundo respecto a su imagen física. Los varones carecen de confianza sobre su propio físico e igual que las mujeres están sometido a unos criterios sobre lo que es o no atractivo que en muchos casos no pueden obtener y que están relacionados no solo con los ideales que vende la publicidad, sino con la percepción cultural de lo que es bello”.

Tendemos a creer que las mujeres son las únicas que padecen la presión social proveniente de la idea de belleza que venden los medios de comunicación y la cultura popular: una eterna juventud, delgadez, exuberancia; en suma, eres lo que aparentas. No obstante, ellos también sufren las consecuencias de una sociedad basada en estereotipos sociales que varían según cada nacionalidad y cultura.

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