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Son multimillonarios y generosos, pero no españoles
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LOS 10 BENEFACTORES MÁS ESPLÉNDIDOS

Son multimillonarios y generosos, pero no españoles

Anne Margaret Cargill encabeza la lista top ten de los benefactores estadounidenses más generosos. Con una diferencia de 5.500 millones de dólares con el segundo, la

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Son multimillonarios y generosos, pero no españoles

Anne Margaret Cargill encabeza la lista top ten de los benefactores estadounidenses más generosos. Con una diferencia de 5.500 millones de dólares con el segundo, la heredera de la multinacional Cargill dijo que después de su muerte donaría toda su fortuna a fines benéficos. En 2011 sus activos fueron liquidados donando la friolera de 6.000 millones de dólares a Anne Ray Charitable Trust y a su propia fundación, que proporciona subvenciones para caridad, programas de educación y becas.

Ya en segundo lugar destaca William Dietrich, fallecido de cáncer en octubre. El año pasado donó 500 millones de dólares a becas educativas. Agradecido a la Universidad de Princeton, donde se licenció de Historia en 1960, donará post mórtem 15 millones de dólares.

Paul Allen, cofundador de Microsoft, fue el tercer norteamericano más generoso donando 372.6 millones de dólares. En las sucesivas posiciones se sitúan George Soros con 335 millones de dólares para becas de estudiantes de Cabo Verde, entre otros destinatarios; el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, con 311.3 millones; Raymond G. Perelman y Ruth C. donaron 227.3 millones a la Universidad de Pennsylvania; David y Dana Dornsife 200 millones a la Universidad del Sur de California; Robert E. y Dorothy J. King 166.5 millones a la Universidad de Stanford; Arthur G. y B. Margaret Glasgow 125 millones al museo y Universidad de Virginia; y John y Julie Mork culminan la lista con la donación de 110 millones también a la Universidad del Sur de California, según publica el periódico británico The Guardian.

Donamos menos que los anglosajones por cultura

En España, la crisis ha obligado a que las administraciones públicas cierren el grifo de las subvenciones. Las obras sociales de las cajas de ahorro y las fundaciones de grandes empresas no dan abasto. Los donantes particulares, anónimos con gran corazón y poder adquisitivo, y la responsabilidad social corporativa de las empresas (RSC) parecen ser la salvación, pero en plena crisis la gente mira más cada céntimo y el futuro de la filantropía se presupone incierto.

Los grandes filántropos españoles prefieren permanecer en el anonimato

“El concepto ideológico en los estadounidenses favorece a que donen, son muy liberales y el carecer de una seguridad social propicia que el individuo, cuando le ha ido bien, done a asociaciones filantrópicas o a la universidad donde ha estudiado en forma de agradecimiento”, analiza Joaquín Garralda, experto en RSC de IE Business School.

Opina que los ricos españoles suelen ser grandes filántropos pero a diferencia de los estadounidenses prefieren el anonimato. “Por el tema fiscal, los ricos españoles tienen pocos motivos de querer hacer públicas sus donaciones. A los estadounidenses sin embargo les encanta figurar en la lista de los mayores donantes".

Las desgravaciones en España están en torno al 30%, mientras que en Estados Unidos son del 100%.

La filantropía está cambiando en España

Antes se donaba sin preocupación aparente y con la crisis, los benefactores se interesan del destino de cada céntimo. “La filantropía en nuestro país está mejorando en volumen y calidad. Se está modernizando y dejando atrás la visión tradicional de doy un dinero y espero que lo hagan bien, se lo doy a quien más me fío. Ahora están empezando a surgir profesionales e instituciones que apuestan por una filantropía diferente que abarca desde la donación bien informada, con las ONGs auditadas y/o evaluadas por un tercero, hasta el bono de impacto social que se ha aprobado ya en Inglaterra, Australia y EE.UU”, explica Catalina Parra, socia consultora de Philanthropic Intelligence.

Nuestro país es uno de los cuatro primeros en dar ayuda a los damnificados de una catástrofe

El bono es, en otras palabras, un instrumento que favorece la inversión y posterior recuperación para el filántropo. “El objetivo es que el trabajo esté bien hecho y genere resultados para que la administración pública ahorre”, matiza Parra asegurando que los españoles tenemos un corazón enorme pero que pecamos en la constancia. “Cuando hay una emergencia como fue el tsunami de Japón somos de los cuatro primero países en responder. Cuando nos cuesta más es ayudar en el día a día, en ese sentido la cultura anglosajona nos gana con creces”, lamenta.

Oriol Renart, presidente y fundador de Alter Company, coincide con Parra y asegura que la filantropía está en pleno proceso de cambio. “Debido a la crisis la gente mira mejor donde invierte su dinero. Antes donaban dinero porque conocían una ONG de la que creían poder fiarse y ahora donan con conocimiento de causa. El filántropo debe conocer muy bien donde invierte su dinero y nosotros generamos un vínculo entre el filántropo y la entidad”.

La legislación española pone barreras

“La ley de mecenazgo de 2002 concede desgravaciones muy bajas, entre el 25% para particulares y el 30% para empresas. Hay que atraer los fondos privados porque el Estado no puede ayudar, por tanto hay que crear una ley de patrocinio que incentive desgravarse a las empresas por donar. En Francia, por ejemplo, en los últimos años se han duplicado las desgravaciones, del 35 al 70% y esto ha ayudado mucho a que las empresas incrementen sus aportaciones”, opina Elvira Marco, directora ejecutiva de la Arts & Culture initiative de IESE Business School y coautora de El discreto encanto de la cultura (editorial Ariel).

Las desgravaciones fiscales por donar en España son de las más bajas

La coautora incide en la necesidad de crear un vínculo entre donante y entidad. “Estamos de acuerdo todas las gestiones culturales. No hay que dar dinero y olvidarse, hay que involucrar al donante, afianzar la relación con el patrocinador. Se puede incentivar intentando implicar más al patrocinador en las actividades que se organizan, voluntariado e informándole de lo que se hace”.

Garralda  considera que la administración no va a aumentar el porcentaje de desgravación fiscal en las donaciones. “El tema fiscal va a ser difícil de modificar. La gestión privada no tiene por qué ser sustitutiva de la administración pública y en ese sentido tenemos que cambiar de mentalidad”.

Los temas cercanos nos sensibilizan más

Todos los expertos coinciden en que las causas relacionadas con la infancia y la pobreza internacionales siguen ganando la batalla, aunque como señala Renart, con la crisis, “cada vez más gente da dinero a las causas españolas”. Garralda apunta a que los temas que nos tocan más de cerca son por los que más apostamos. Los grandes filántropos de nuestro país son famosos que sufren la enfermedad degenerativa o discapacidad de un hijo o familiar cercano.

La filantropía privada en nuestro país todavía no es tan acusada como en EE.UU. aunque cada vez prolifera más. “Muchas familias canalizan su vena solidaria a través de proyectos de proximidad, ayudando a comedores sociales u obras de caridad”, asegura Parra.

El número total de fundaciones españolas registradas y no extinguidas es de 12.921, de las que solo el 70% están activas, según los últimos datos de la Asociación Española de Fundaciones.

Anne Margaret Cargill encabeza la lista top ten de los benefactores estadounidenses más generosos. Con una diferencia de 5.500 millones de dólares con el segundo, la heredera de la multinacional Cargill dijo que después de su muerte donaría toda su fortuna a fines benéficos. En 2011 sus activos fueron liquidados donando la friolera de 6.000 millones de dólares a Anne Ray Charitable Trust y a su propia fundación, que proporciona subvenciones para caridad, programas de educación y becas.