Ni Segovia, ni Toledo: este es el destino a 1 hora de Madrid que debes visitar para comer bien

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Como siempre, el 1 de mayo (Día Internacional de los Trabajadores) y el 2 de mayo (Día de la Comunidad de Madrid), son festivos en la capital de España. Es más, en 2024, caen en miércoles y jueves, lo que permite disfrutar de uno de los puentes más largos de todo el año. Sin embargo, no todo el mundo tiene la suerte de poder realizar una escapada al extranjero o a algún lugar del norte o el sur de la península.

En este sentido, siempre que se piensa en destinos turísticos cerca de Madrid, a todo el mundo se le viene a la cabeza Segovia y Toledo. Sin embargo, hay otra ciudad medieval en Castilla y León, a la cual es posible llegar desde la capital en apenas una hora en coche. Hablamos, cómo no, de la ciudad amurallada de Ávila, que fue declarada en su conjunto Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985.

En total, son 108 kilómetros de carretera los que separan el centro de Madrid de Ávila. Su muralla está considerada como uno de los más claros ejemplos de arquitectura defensiva del románico español. Aunque tiene su origen en el siglo I d.C., la que se puede observar hoy en día data del siglo XII. Sus 2,5 kilómetros de perímetro, sus nueve puertas y sus 87 torreones están perfectamente conservados.

Qué ver más allá de la muralla

Evidentemente, la muralla de Ávila es lo primero que cualquiera encuentra al visitar la ciudad. Sin embargo, una vez que se cruza una de sus nueve puertas, hay multitud de tesoros que conocer. Y es que la ciudad está repleta de casas fuertes y palacios que, en su mayoría, fueron construidos entre los siglos XV y XVI. Es cierto que en un día es imposible visitarlos todos, pero los palacios de los Verdugo, de Polentinos y de Superunda, así como el de los Velada, los Serrano y los Dávila son dignos de una visita tranquila y sosegada.

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En cualquier caso, lo que nadie que visite Ávila se puede perder es su catedral, que está considerada como la primera de estilo gótico que fue construida en España. Además, posee la peculiaridad de haber sido proyectada simultáneamente como templo religioso y como fortaleza militar, como demuestra que su ábside forme parte de la propia muralla. En este sentido, es imprescindible visitar en su interior la conocida como “casa del campanero”.

Por otro lado, otro buen itinerario para quienes tienen poco tiempo para pasar en la ciudad es seguir la ruta de Teresa de Ávila, más conocida popularmente como Santa Teresa de Jesús. Empieza en la iglesia de Santa Teresa, que fue levantada por los Carmelitas Descalzos sobre su casa natal. Después, continúa por la iglesia en la que fue bautizada (San Juan Bautista) y por el convento de la Encarnación, en el cual pasó casi tres décadas de su vida.

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Otra opción interesante en caso de disponer, al menos, de un par de días libres, es pasar la noche en algún hotel de lujo de las afueras de Ávila, como es el caso de La Casa del Presidente. Sin duda, se trata de un alojamiento ideal para conocer los encantos de la ciudad que hay más allá de la muralla. Es el caso, por ejemplo, del Humilladero de los Cuatro Postes.

Cuenta la leyenda que este fue el lugar en el que el tío de Santa Teresa de Jesús se la encontró en compañía de su hermano Rodrigo partiendo hacia el sur con el objetivo de “evangelizar infieles”, a pesar de que sabían que serían asesinados y se convertirían en mártires. Más allá de esta historia, el Humilladero de los Cuatro Postes alberga un mirador que ofrece la mejor vista panorámica de Ávila y sus alrededores.

También hay que ponerse las botas

Ávila es tan conocida por sus monumentos como por su gastronomía, la cual forma parte de su oferta turística. En este sentido, los más aficionados a la carne tienen que probar el auténtico chuletón de Ávila, que se elabora a partir de ternera de raza Avileña-Negra. La otra delicia culinaria típica de la región es un postre conocido como “yemas de Santa Teresa”. Muchos dicen que venir aquí e irse sin probar ambos platos es como marcharse sin haber visto la muralla.

Sin embargo, la cocina de Ávila no solo vive de chuletones y yemas. Aunque sean recetas menos conocidas, aquí también son típicas las patatas revolconas, las judías del Barco de Ávila y la sopa castellana. Eso sí, se trata de manjares bastante contundentes que apetece más degustar en invierno que en verano.

Hay que tener cuidado, porque cada día hay muchos turistas que terminan de almorzar y tienen que interrumpir su itinerario de visitas para echarse una siesta en su hotel mientras esperan a que se les pase la pesadez de estómago. De todos modos, Ávila es una ciudad repleta de encanto que, además, se sitúa tan cerca de Madrid que invita a ser conocida cualquier día libre.