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Una azafata de una compañía 'low cost' cuenta sus mejores anécdotas en el trabajo
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INSULTOS, AMENAZAS, AGRESIONES

Una azafata de una compañía 'low cost' cuenta sus mejores anécdotas en el trabajo

Un hilo de Twitter se ha hecho viral por las divertidas historias de una exazafata, que ha contado con detalles a lo que se tuvo que enfrentar con todo tipo de pasajeros

Foto: Fuente: iStock
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Asegura que mide 1,50 de estatura y que, por ello, no podía trabajar como azafata de vuelo. Sin embargo, esta mujer recuerda que trabajaba para una ETT que, a su vez, contrataba una aerolínea low cost para hacer el handling, es decir, la asistencia en tierra: facturación, embarques, trabajo de oficina, etc.

Ahora, a través de la cuenta de Twitter @tacipuerca, ha decidido "hacer un hilo con todas las historias que me pasaron trabajando en una aerolínea low cost". Y no son pocas, empezando por su formación: "Mi training duró aproximadamente 30 minutos; vino el supervisor y estuvo conmigo explicándome tres cosas y me dijo 'no te preocupes que yo voy a estar contigo todo el día'; al rato le llamaron por teléfono y se fue y me dijo 'te quedas sola para facturar'".

La azafata escribe que "la compañía tenía unas normas muy estrictas en cuanto a tamaño de equipaje, documentación, etc. Todo estaba en la página web y en un email que la compañía enviaba a los pasajeros. Email que, obviamente, no se leía nadie. Y entonces les tocaba pagar y ahí venían los dramas". Por eso, reconoce que fue insultada en multitud de ocasiones.

La exazafata recuerda que "semanalmente se quedaban algunos pasajeros sin volar, bien porque no traían la documentación en regla, llegaban tarde o uno de mis favoritos era cuando no querían pagar por el equipaje de mano y les decías que no podían volar y creían que ibas de farol… ilusos."

Es la propia azafata la que reconoce que el mote de 'la enana cabrona' se lo pusieron sus propios compañeros en su segundo año trabajando allí "y lo llevo con orgullo. A mí no se me pasaba una". Y como ejemplo, esta historia: "Una vez vino una chica y ya en la cola de embarque la vi con su maleta, su bolso y su portátil. Ella no me vio a mí y la escuché hablando con unos chicos diciendo que ella siempre llevaba mucho más equipaje de mano del permitido, que a veces colaba y a veces no".

La historia se complicó: "Empezó a decir que no podía perder el vuelo, que se casaba su hermana y que no sabíamos quién era, que ella trabajaba en recursos humanos. (…) Ella cogió sus cosas y no se lo pensó, salió corriendo a través de la puerta de embarque. A mí me pegó un empujón que me clavó el pomo de la puerta así que no me dio tiempo a salir tras ella. (…) Voy a repetir que me agredió la buena mujer, que luego llega gente a leer estas cosas y me dice que soy muy mala, pero esto, por lo que sea, se les olvida".

Esa es una de las mejores historias, pero no la única: también está la de una pareja que puso una hora de reclamaciones porque el avión salió a su hora, ya que ellos pensaban que la hora de salida era la misma del embarque y cuando llegaron ya estaba cerrado: "Hicieron una bola con la hoja de reclamaciones y me la tiraron diciendo 'te vas a meter la hoja de reclamaciones por el culo'".

Pero una de las que más le gusta a ella es la de un aficionado al golf: "Estaba yo facturando y un señor me planta una bolsa con palos de golf y me da su tarjeta de embarque en la que pone "una maleta facturada". Los palos de golf tienen un tratamiento distinto que las maletas así que hay que facturarlo como equipaje deportivo. Evidentemente, todo lo que se saliera de la norma era más caro, así que había más de un listo que lo metía como equipaje normal a ver si colaba. El problema de que no cuele es que este tipo de equipajes en el aeropuerto vale el doble".

Al final el hombre tuvo que pagar por sus palos de golf si no quería quedarse en tierra como la otra mujer y como todos los que se han enfrentado a esta exazafata, que reconoce que también ha recibido muchas amenazas, algunas de las cuales denunció. Hace tiempo que dejó el trabajo, pero ella sigue recordando sus años en este empleo como uno de los más intensos de su vida.

Asegura que mide 1,50 de estatura y que, por ello, no podía trabajar como azafata de vuelo. Sin embargo, esta mujer recuerda que trabajaba para una ETT que, a su vez, contrataba una aerolínea low cost para hacer el handling, es decir, la asistencia en tierra: facturación, embarques, trabajo de oficina, etc.

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