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Los hoteles abandonados más curiosos del mundo
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Los hoteles abandonados más curiosos del mundo

La guerra, la crisis o las malas decisiones han convertido en polvo lo que, en otro momento, fue sinónimo de lujo y ostentación para algunos afortunados

Foto: Bokor hillstation en Kampot (Foto: iStock)
Bokor hillstation en Kampot (Foto: iStock)

Atravesar las puertas de un hotel es entrar en un pequeño micromundo del que seremos partícipes durante unos días o, con suerte, meses. Mientras nos encontramos fuera de casa, es ese lugar en el que podemos sentirnos a salvo cuando cae la noche y necesitamos un refugio. Quizá, por ello, cuando se abandonan estos sucedáneos del propio hogar para viajeros solitarios, quedan como esqueletos de fantasmas en los corazones de la ciudad, estampas de tiempos perdidos.

Te traemos hoy las historias más curiosas de hoteles abandonados alrededor del globo. La guerra, la crisis o las malas decisiones han convertido en polvo lo que, en otro momento, fue sinónimo de lujo y ostentación para algunos afortunados.

Hotel Molitor de París

Este tiene un poco de trampa, porque a día de hoy está abierto, pero su historia es tan interesante que no podíamos dejarla pasar. La piscina del Molitor sería el sueño de todo aquel con complejo de David Hockney: construida en 1929 fue una de las primeras piscinas de la ciudad del amor, y durante la época todo aquel que podía considerarse 'alguien' pasaba por ella para darse un chapuzón. De hecho, en los años 40 se presentó en ella el primer bikini de la historia, no exento de polémica, como es de imaginar.

placeholder Así se ha encontrado la zona durante casi 30 años.
Así se ha encontrado la zona durante casi 30 años.

Sin embargo, en 1989 el Ayuntamiento de París tuvo que clausurarla por falta de fondos, y el vandalismo pronto hizo de las suyas en aquel lugar. Cuando iban a cumplirse 30 años, la nostalgia ayudó a que se volviera a abrir, rodeada en esta ocasión de un lujoso hotel de cinco estrellas. Por eso decíamos aquello de la trampa, porque más que la historia de un hotel abandonado lo es de una piscina. Pero qué piscina.

Haludovo, Croacia

El abandonado hotel Haludovo, en la isla de Krk en Croacia, vivió en otra época días de lujo y prosperidad. Pero eso fue antes de la guerra de Yugoslavia. Cuando se abrió, a principios de los años 70, era el destino vacacional preferido para las clases altas de Europa del este. Un año después de su apertura se invirtió en un casino, y también contaba con piscina, sauna o una cancha de tenis.

placeholder Krk, Croacia.
Krk, Croacia.

Pero con la muerte de Tito y la posterior guerra, el hotel se abandonó y también sirvió de refugio, y con la independencia de Croacia cayó en decadencia. En el 94 se privatizó y pasó por varias manos, recibiendo sus últimos invitados en 2001. Lo cierto es que a consecuencia de la guerra, no es el único hotel abandonado que puede encontrarse en Croacia.

Bokor Palace Hotel, Camboya

Un viaje en el tiempo, con un poco de mal rollo incluido, esa es una visita al Bokor Palace Hotel de Camboya. El edificio (hotel-casino) se encuentra en la estación de montaña de Bokor, y en tiempos mejores (allá por los años 20 del pasado siglo) era refugio para colonos franceses o camboyanos adinerados que pudieran permitirse cruzar sus puertas.

placeholder hotel Bokor Palace en un lugar fantasma.
hotel Bokor Palace en un lugar fantasma.

El pueblo fue abandonado, debido a la guerra, en la década de los 40, y finalmente el hotel cayó en el olvido allá por los años 70. A día de hoy es una muestra de otros tiempos de ostentación y lujo, en una época en la que la nación asiática había sido colonizada.

Hotel Claridge, Cuenca

Tampoco hay que recorrerse el globo para buscar hoteles abandonados cuando los tenemos muy cerca. En todas partes cuecen habas. En la península se encuentra el Hotel Claridge, de arquitectura brutalista que nos remite irremediablemente a Le Corbusier y que en otro tiempo fue parada obligatoria. Pero eso fue, como decimos, en otro tiempo (fue diseñado por Roberto Puig Álvarez en 1969, cuando acababa de inaugurarse la Autovía del Mediterráneo).

Aunque gozó de mucho éxito durante los años 70 y 80 y era parada obligatoria para el viajero (hasta Benicio del Toro ha dormido en él), de la noche a la mañana pasó a ser un lugar abandonado y a día de hoy solo es un recuerdo desconchado de lo que en otro tiempo fue. Los vecinos de la zona buscan rehabilitarlo desde hace años. Si te apetece pasarte a verlo, está en la N III Madrid-Valencia.

Hotel-balneario de Azuaje en Firgas, Gran Canaria

Era impresionante, y también es historia. Se construyó en 1868 en un lugar donde había manantiales que poseían propiedades medicinales, por la naturaleza volcánica de la zona. El balneario no era muy grande (solo contaba con 16 habitaciones, con construcción de madera), pero se encontraba en una zona muy bella y poseía restaurante y sala de bailes. De hecho, aunque cerró a finales de los años 30 a consecuencia de la Guerra Civil, las instalaciones siguieron siendo utilizadas por los lugareños y se continuaron haciendo bailes hasta los años 50. En octubre de 1955 una riada deterioró los baños y el entorno fue cayendo en el abandono. Si eres amante del excursionismo, no dejes pasar la oportunidad de visitar este lugar un poco mágico.

Ryugyong Hotel, Corea del Norte

A diferencia de los otros hoteles de la lista, el Ryugyong Hotel de Pyongyang nunca llegó a abrir sus puertas, aunque puede alardear de ser el hotel abandonado más alto del mundo. Su construcción se inició en el 87 y el objetivo era superar los 300 metros. El edificio albergaría 105 plantas, 3.000 habitaciones, restaurantes giratorios, bolera... pero se quedó en una quimera, pues en el 92, con la caída de la URSS, Corea del Norte tuvo que hacer frente a una gran crisis económica.

placeholder Atardece en Pyongyang.
Atardece en Pyongyang.

Permanece vacío hasta el día de hoy, y realmente nunca llegó a inaugurar, así que permanece como hotel fantasma en la ciudad más inexpugnable del mundo.

Atravesar las puertas de un hotel es entrar en un pequeño micromundo del que seremos partícipes durante unos días o, con suerte, meses. Mientras nos encontramos fuera de casa, es ese lugar en el que podemos sentirnos a salvo cuando cae la noche y necesitamos un refugio. Quizá, por ello, cuando se abandonan estos sucedáneos del propio hogar para viajeros solitarios, quedan como esqueletos de fantasmas en los corazones de la ciudad, estampas de tiempos perdidos.

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