Todas las cárceles de 'Patria': un país de callados y cobardes

Todas las grandes series tienen su ‘capítulo valle’, un episodio en el que la acción descansa para profundizar en historias aparentemente secundarias pero que tienen una importancia capital para el desenlace. Pues bien, habiendo cruzado el ecuador de ‘Patria’ (tras esta, solo quedan tres 'etapas'), puede que hayamos llegado a ese capítulo, el quinto, en el que supuestamente pasan menos cosas, pero todas las que ocurren son tremendamente reveladoras. Y no, como en el resto de la serie, no vas a poder apartar la mirada de la pantalla.

El quinto episodio de ‘Patria’ va de cárceles, pero no transcurre entre barrotes. “Tú tienes tu cárcel y yo tengo la mía. La mía es mi cuerpo, me ha caído cadena perpetua”, le dice en una carta Arantxa (Loreto Mauleón) a su hermano, el etarra Joxe Mari (Jon Olivares). La prisión de Arantxa es una de las tramas principales del capítulo, pero no la prisión de su cuerpo postrado en una silla de ruedas, sino la de alguien que quiere emanciparse de la realidad familiar y ambiental. Una realidad que nunca deja que se olvide de quién es hermana y en qué ambiente ha crecido.

Pero el gran protagonista del capítulo es el pequeño de Miren (Ane Gabarain), Gorka (Eneko Sagardoy), otro que, al igual que su hermana, intenta escapar del pueblo y de un destino que le lleva directo a repetir los errores de su hermano. La poesía será su salvación, pero también un peligro si se deja aconsejar por las personas equivocadas (esos curas con pocas buenas intenciones).

La cárcel de Gorka es parecida a la de la joven Arantxa, la de un chico que no se siente identificado con una causa que mata, asesina y hace daño a personas inocentes sin siquiera pararse a pensar por qué. Pero a esa carga, el poeta le suma la de una identidad sexual reprimida en un lugar en el que por mucho que se grite y se pinte a la libertad, la suya estaría mal vista.

Es verdad que hasta este quinto capítulo de ‘Patria’, Gorka no había tenido mucha importancia en la trama, pero ha merecido la pena la espera. Suyo es uno de los mejores parlamentos de la serie, sobre aquello que ya se vio en el cuarto episodio: los cobardes. “La gente irá a las manifestaciones a favor de ETA para dejarse ver, para poder vivir con tranquilidad en este país de callados, y así hasta el siguiente muerto”, dice tras el asesinato del Txato (José Ramón Soroiz) y el silencio de su familia al respecto. Un país de callados y cobardes, una de las grandes lecciones de ‘Patria’.

En paralelo a estas historias, en el ‘presente’ de ‘Patria’, Arantxa sigue ayudando cada vez más a Bittori (Elena Irureta) en su afán por descubrir quién mató a su marido. Esa es la cárcel de Bittori, y Arantxa le está ayudando a escapar de ella sabedora de que la suya es una “cadena perpetua”. Pensándolo bien, sí que pasan cosas en este capítulo, y como en todos los anteriores, no he podido apartar el ojo de la pantalla. Una horita sin mirar el móvil… Hay pocas series hoy que sean capaces de conseguir eso, y encima en un episodio aparentemente más ‘tranquilto’.