Las claves de Pablo Ojeda, nutricionista de La Sexta, para que "no nos den gato por liebre" con los mariscos

En estas fechas de comilonas, todos acudimos a los mercados a adquirir alimentos especiales, esos que quizá no compraríamos en otra época del año. Consciente de ello, el nutricionista Pablo Ojeda visitó este miércoles, 27 de diciembre, Más vale tarde para explicar a los espectadores cómo diferenciar entre productos y que no nos hagan pagar más por el de menos calidad, algo común cuando se trata de marisco.

"¿Cómo sé yo exactamente lo que estoy comprando? Porque hay productos parecidos. El calamar y la pota, por ejemplo", comentaba Cristina Pardo, si bien el experto tomó una zamburiña y una volandeira: "La pequeña es la volandeira. A ojo, pueden ser parecidas, pero hay unas diferencias claras". Acto seguido, se dispuso a señalarlas.

Al parecer, el secreto está en la concha de los moluscos, ya que la de la zamburiña es "un poco más rosácea". En cambio, en la volandeira, observaremos un tono marrón. Además, el cuerpo del alimento nos da pistas: "El de la volandeira está más pegado a la gónada, no tiene tanto relieve. En la zamburiña, si se observa ese relieve".

Sin embargo, lo que nos dará la prueba definitiva es el sabor: "La zamburiña, digamos, es más delicada de sabor, en el paladar. La volandeira tiene mucho y muy buen sabor, pero es más durita. Se nota en la textura". Así, Ojeda pidió a la audiencia de La Sexta que se andase con "cuidado": "La zamburiña cuesta el doble. Si te cogen una volandeira de buen tamaño y tú no lo sabes, ya te aseguro que te la llevas a precio de oro".

Tal y como expuso el dietista, el pulpo y el potón también pueden generar confusión. El primero presenta "un contorno más gelatinoso" y un color "más rosáceo". "Si la gente pudiera tocar esto en casa, notaría que el potón es más oscuro y tiene un contorno más rugoso". De hecho, Pardo comprobó que la piel del potón se asemeja al plástico, ligeramente.

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"Es que una pata de pulpo cuesta 18 euros y, la otra, 6 o 7", manifestó Pablo, poniendo, de nuevo, el foco en el precio, y aclarando: "El mensaje es que no te den gato por libre, no que te vayas a envenenar con estos alimentos. El potón, bien aliñadito, está bien y es económico. Lo que no queremos es que vayas a por pulpo y luego te den otra cosa".