Rompe a llorar al ver el regalo de su cita en 'First Dates', pero le rechaza por cuestión de agenda

Montse y Josep tenían un objetivo común en 'First Dates': encontrar alguien que le gustase viajar en autocaravana, ya que los dos lo consideran un modo de vida. "Viajar en autocaravana cambia totalmente el estilo de vida, porque te permite una movilidad que no te dan otros medios de transporte: puedes dormir en cualquier sitio, en mitad de una montaña, al lado de la playa o en un pueblito", destacaba él a su llegada al restaurante de Cuatro.

Ella, por su parte, dejaba claro que busca "alguien que, sobre todo, sea autocaravanista porque es mi pasión": "He ido casi cinco años con una expareja en autocaravana. Se acabó esa relación y como la caravana era suya se la quedó, lógicamente, y lo echo mucho de menos. Después de mis tres hijos, lo más importante es la caravana. He llorado mucho por eso, por lo que la echaba de menos", confesaba Montse.

Los dos reconocían, además, no buscar un prototipo concreto de persona, limitándose a esperar que fuese buena gente y simpática, por lo que el flechazo parecía servido. Josep pasaba a la mesa tras dejarle un regalo a Carlos Sobera para su cita. Ella entraba posteriormente y, tras una primera presentación con el presentador, los dos se dirigían hacia unas cajas donde le aguardaba el obsequio del soltero.

Montse temblaba de los nervios antes incluso de abrir la caja, pero nada más sacar el regalo era incapaz de contener las lágrimas: "Me muero. ¡Ay, no! Sí que lo es, ¡me muero!", exclamaba al ver la autocaravana de juguete con la que Josep le daba una pista de sus gustos y aficiones. Sobera se interesaba entonces por conocer el por qué de sus lágrimas, y ella estallaba de júbilo: "Esto significa el ser feliz en lo que me quede de vida. Ha sido un cúmulo de emociones, de todo lo que he vivido yo en este mundillo y de pensar que me habíais atraído a un señor que le gusta este mundo".

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N. Costas

Acto seguido Carlos la acompañaba a la mesa, donde por fin ponía cara a Josep: "Cuando lo he visto he pensado 'lo han conseguido, esto es mío", compartía a cámara, dejando claro que la primera impresión no podía ser más positiva. La velada entre ambos transcurriría centrada en su gusto común por las caravanas, lo que hacía presagiar un final feliz para ambos... pero la cosa se torcía a la hora de hablar de sus trabajos.

Él es pastelero, pero solo trabaja los meses de verano, y ella limpia en una casa y solo tiene libre el mes de agosto, algo insalvable de cara a disfrutar juntos de su tiempo libre. O al menos así lo consideró ella, quien, con todo el dolor de su corazón, concluyó 'La decisión final' dándole calabazas: "De irme con él, al final estaría sola en casa en mi tiempo libre, y eso es lo que no quiero".