El pacto que firmó Alberto ('¡Boom!') para evitar las agresiones en el colegio

Los espectadores de '¡Boom!' continúan conociendo, poco a poco, a Alberto Sanfrutos, el último miembro que se ha sumado al equipo de Los Lobos. Maestro jubilado de Úbeda, el sustituto de Jose Pinto acaba de cumplir un mes en el concurso de Antena 3, por lo que todavía son pocas las cosas que los espectadores conocen de su vida. No sucede lo mismo con el resto de Los Lobos que este jueves han anotado su programa 393.

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A pesar de su apariencia actual, a principios de los años 70, Alberto fue víctima de sus propios compañeros en el colegio. "Yo siempre he sido muy pequeñito. Mi padre medía metro y medio, y a mí me decían siempre que me iba a quedar como él. Era tan pequeñito, y tenía gafas, que se metían conmigo". Según su relato, se vio en la necesidad de buscarse la vida para así evitar las agresiones de sus propios compañeros. Tal y como él mismo ha contado, tardó"mucho en desarrollarse.

En aquellos años, Alberto compartía pupitre con un tal San Martín, un compañero "muy fuerte" con el que llegó a tener una muy buena amistad. "Yo le dejaba que se fijara en mis exámenes, en los ejercicios… con lo cual hicimos una simbiosis. Él se aprovechaba de mí y cuando algún compañero se acercaba para hacerme algo yo lo llamaba".

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"Siempre había gente que intentaba meterse conmigo", ha confesado Alberto a Juanra Bonet. El miembro de Los Lobos ha relatado que tenía que "sobrevivir" como fuese en el colegio y en este caso se trató de "un pacto muy beneficioso para los dos".

"Era mal estudiante"

Preguntado sobre si era o no buen estudiante en el colegio, Alberto ha sorprendido a muchos de los presentes al asegurar que no lo era. "Era mal estudiante", ha dicho, "de esos que estudiaba todo la última noche. Aunque yo a mis alumnos siempre les decía que hay que estudiar a diario".

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Pero esa dejadez nunca le quitó el sueño. Alberto fue aprobando todas y cada una de las asignaturas, de manera que nunca llegó a repetir ningún curso. "Mi padre nos decía que él nos daba estudios siempre y cuando lo aprovechásemos. El que no estudiara, (directo) a trabajar. Pero en los veranos sí trabajábamos en la aceituna porque mi padre quería que conociéramos lo que era trabajar (duro)".

Según ha contado el jienense, su hermana -3 años mayor que él- iba un curso por delante suyo y precisamente para que Alberto no la pillara estudiaba bastante. "Ella tampoco llegó a repetir para que no coincidiéramos en el mismo curso".