¿Qué hay detrás del rito de Blanca Paloma en Eurovisión? Su coreógrafa, Paula Quintana, lo disecciona
EL CONFI TV ha tenido la oportunidad de hablar con la creadora de la coreografía que llevarán a cabo nuestra representante y su equipo de bailarinas y coristas
Este sábado, 13 de mayo, suceda lo que suceda en Liverpool, España puede decir que llega a la gran final del Festival de Eurovisión 2023 con los deberes hechos. Blanca Paloma y su propuesta, Eaea, arrasaron en el Benidorm Fest por ser ese pack cerrado con visos de quedar bien posicionado en el certamen europeo y mantener el listón que tan alto dejó Chanel Terrero en 2022 con su SloMo.
Obviamente, presentar un concepto tan sólido y definido no es tarea fácil, ni mérito de solo una persona. Tras la representante española, se encuentran rostros como José Pablo Polo, productor y compositor del tema; Paola de Diego, diseñadora del vestuario que lucirá en la final; o Paula Quintana, la coreógrafa encargada de coordinar "el rito" que encabeza la ilicitana, acompañada de sus coristas y bailarinas: Angélica Moyano, Desiré Paredes, Paloma Scharfhausen, Paula Valbuena y Saray Frutos.
"Es difícil coreografiar a alguien que, en realidad, no está bailando"
A pocas horas de que Blanca se suba al escenario de Liverpool, EL CONFI TV ha tenido la oportunidad de charlar con Quintana, que desvela cómo es adaptar un espectáculo tan teatral como el de Eaea a un programa de televisión que ven cada año una media de 200 millones de telespectadores, sin perder ni un ápice de la historia que se quiere contar.
A la canaria, tablas no le faltan: la creadora y performer contemporánea es la responsable de shows como Pieles (2014), Amarga dulce (2015), Las alegrías (2019) o La carne, que llegó el pasado mes de abril al Teatro Español de Madrid. Este último espectáculo tiene importantes puntos en común con la representación visual de la candidatura de España.
PREGUNTA. ¿Cómo surge esa unión entre José Pablo Polo, Blanca Paloma y tú? ¿Cómo os conocisteis?
RESPUESTA. José Pablo es el compositor de mis obras desde hace bastante tiempo. Tenemos una relación profesional en la que nos entendemos estupendamente y nos llevamos de maravilla. El año pasado, cuando Blanca Paloma fue al Benidorm Fest con Secreto de agua, me llamó para ver si podía echarle una mano, ver cómo estaba ella sobre el escenario. A raíz de ahí, a lo largo del año, hemos ido colaborando, hasta el momento de presentar Eaea. Es difícil coreografiar a alguien que, en realidad, no está bailando. Había que encontrar las herramientas para que Blanca se sintiese segura sobre el escenario.
P. Cuéntanos un poco sobre La carne, el último espectáculo que has presentado, en el que la música también es de José Pablo Polo.
R. Es una pieza con música de José Pablo que mezcla varios estilos. Hay música electrónica, hay un texto que cuenta una historia de ciencia ficción, hay mucha gente bailando en escena... Lo que viene a contar La carne es que somos la primera carne de la nueva era. Al final, este es el tiempo que nos ha tocado vivir, el nuestro. Sea más difícil o menos, pero al final somos los que estamos aquí, poniéndonos en pie, resistiendo y construyendo la vida. Es una obra de personas que están toda la pieza bailando, pero a la vez cuentan una historia.
P. Supongo que habréis aplicado elementos de La carne a la propuesta de Blanca Paloma para Eurovisión.
R. De alguna manera, La carne no deja de ser un gran rito, un montón de cuerpos moviéndose a la vez y compartiendo algo. En alguna propuesta de la gira europea que hemos hecho con Blanca, sobre todo en la que han participado más mujeres, ahí sí que hay cosas de La carne. En el sentido de que una serie de cuerpos se unen por un deseo, una motivación común. Hay algo en la temática de La carne que es la misma que la de Eaea.
P. Eaea es una propuesta muy teatral. Supongo que es complicado adaptarla a un espectáculo de televisión tan seguido en el mundo.
R. A nivel coreográfico, he trabajado igual que si fuera una propuesta de las mías en teatro. Pensar en esos movimientos, en cómo trabajarlos con las chicas… Al final, ellas están sobre un escenario, independientemente de que haya cámaras filmando o no. Lo que pasa es que lo coreográfico está hermanado con la realización. Los realizadores de Eaea y yo estamos en contacto continuo. Sé perfectamente cuáles son los planos de cámara, qué se va a ir viendo. La coreografía está condicionada por lo que se ve en cámara y eso la limita, pero, bueno, tiene que haber un equilibrio. Es un trabajo técnico que se ensaya y se hace.
"La coreografía está condicionada por lo que se ve en cámara y eso la limita"
P. ¿Qué crees que calará más en el público internacional esa representación visual de Eaea?
R. Se genera una energía que viene desde algo íntimo y luego se comparte. De eso habla Eaea, de partir de algo íntimo, llámese tradición o el recuerdo de la abuela Carmen, y sacarlo hacia fuera. Compartirlo y hacer comunidad. Eso, en directo, cala mucho. Aquí no hay ninguna historia que entender, no es un tratado de física cuántica. Todos somos seres humanos, sin importar el país en el que vivas, la cultura que tengas o el idioma.
También está la voz de Blanca, que te atraviesa el alma. Intentamos sacarle brillo todo el rato, que su voz acompañe a esa energía. Yo, que he trabajado tanto fuera de España, digo: "Que no, señores, que aquí no hay nada que entender". Además, no hay nada que entender del flamenco, que lleva tantísimo tiempo triunfando fuera de España. Una persona que mira a cámara de esa manera te cuenta algo…
P. En abril hicisteis un gran tour por las distintas fiestas eurovisivas europeas. ¿Qué percibisteis de ese público?
R. Percibimos que la gente conecta con eso, con la voz de Blanca, por su rotundidad técnica y emocional. También con esa cosa que tiene ella tan íntima, pero a la vez tan poderosa. Además, tuvimos la oportunidad de preparar una propuesta diferente para cada concierto, que no es poca cosa. Después del Benidorm Fest, no quisimos llevar una especie de versión edulcorada a cada show, sino trabajar una para cada contexto y cada escenario. Eaea bebe del flamenco, pero no es flamenco. Va por bulerías, pero no son bulerías. Tiene un poco de música electrónica. Esas diferentes versiones nos han ido permitiendo mostrar cada faceta de la canción.
P. Además, en la PrePartyES (Madrid) sorprendisteis con un trance break.
R. Ese fue mi regalito. Fue el primer concierto en el que no estábamos condicionados por las cámaras. Me dijeron: "Paula, todo tuyo". Es frustrante cuando quieres hacer cosas y no puedes. Para mí fue el mejor momento, poder subir a más mujeres al escenario y hacer un rito de verdad. Trabajamos para lo que sucedía en el escenario, no frente a las cámaras.
P. ¿Has echado un vistazo a otras candidaturas de Eurovisión 2023? ¿Alguna te parece interesante a nivel visual?
R. He dejado de estar un poco pendiente, porque me inspiran todas. Me parece maravilloso que haya muchos estilos y tanto nivel, pero tengo claro que eso no nos puede condicionar. Es fácil querer hacer, de repente, un montón de cosas, pero hay que ser rotundos con nuestra propuesta. En eso soy muy radical. No por hacer más cosas en el escenario es una mejor propuesta, y más en esta, que la energía es magnética, se va alimentando y luego salta por los aires. Después de la propuesta de Chanel, que fue impecable, no podíamos ir con algo como lo suyo. No podíamos competir con ella, tenía que ser algo totalmente diferente. Si no, surgirían comparaciones.
"En 'Eaea' no hay nada que entender, no es un tratado de física cuántica"
P. ¿Miras mucho las apuestas? Este año también pronostican un buen puesto para Blanca Paloma.
R. Hay gente del equipo que está más atenta; yo, personalmente, intento no mirarlas demasiado. Mi obsesión es que sea la mejor actuación posible, que no pase desapercibida, más allá de si gana o no. Que sea una función que digas: "Qué bien lo que acaba de pasar". Depende también de los gustos, pero que tú veas una función de calidad. Que sepas que algo es bueno, aunque no te guste.
P. Está claro que, en Eurovisión, en los últimos 15 años, ha aumentado la espectacularidad de las puestas en escena. ¿Piensas que esto, a veces, se ha priorizado por encima de la calidad musical?
R. En el caso de Blanca, la calidad vocal es indiscutible. Tiene unas cualidades técnicas que cualquier persona que sepa un poco del tema lo va a valorar. Ya nos pasó en el Benidorm Fest, que a la gente que valoraba más la técnica la propuesta de Eaea le parecía muy rotunda. La complejidad de Eaea es muy interesante, porque parte del flamenco, mete música electrónica, Blanca juega con la voz… Creo que, además de intentar cuidar esa puesta en escena, hay un parte técnica detrás que a nosotros nos deja tranquilos.
P. Por la acogida que habéis visto que ha tenido Eaea en España, ¿crees que por fin hemos superado ese complejo de enviar algo de raíz a Eurovisión?
R. Espero que sí y que nos quitemos complejos de todos lados. Si es muy flamenca, porque es muy flamenca. Si es moderna, porque es moderna. Si no se va a entender, porque no se va a entender… En España, a veces, tenemos la tendencia de criticarnos mucho, de pelearnos. A la vista está en la Historia. Perdemos mucha energía de cara al exterior porque nos agotamos entre nosotros mismos, nos ponemos la zancadilla. Tengo la sensación de que esta propuesta, como está a medio camino entre muchos lenguajes, sí que está atrayendo a más público, un público que hasta ahora no era muy eurovisivo y en el que me incluyo.
Este sábado, 13 de mayo, suceda lo que suceda en Liverpool, España puede decir que llega a la gran final del Festival de Eurovisión 2023 con los deberes hechos. Blanca Paloma y su propuesta, Eaea, arrasaron en el Benidorm Fest por ser ese pack cerrado con visos de quedar bien posicionado en el certamen europeo y mantener el listón que tan alto dejó Chanel Terrero en 2022 con su SloMo.
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