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Las puestas en escena de España en Eurovisión, a examen. ¿Ha acertado Chanel?
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ENTREVISTA EXCLUSIVA

Las puestas en escena de España en Eurovisión, a examen. ¿Ha acertado Chanel?

Charlamos con el escenógrafo David Pizarro para repasar las fortalezas visuales de la candidatura española y los errores que ha cometido nuestro país años atrás

Foto: Chanel, en la ceremonia de apertura de Eurovisión. (Reuters/Yara Nardi)
Chanel, en la ceremonia de apertura de Eurovisión. (Reuters/Yara Nardi)

De un tiempo a esta parte, ha adquirido una importancia crucial en Eurovisión. Marca la diferencia entre pasar a la final del festival o no, incluso entre quedar en segunda posición o hacerse con el codiciado micrófono de cristal. En mayor o menor medida, todo país participante debe presentar una puesta en escena coherente, una envoltura correcta que dé sentido televisivo a la canción que se defiende. Las últimas candidaturas españolas siempre han estado en el punto de mira por esta cuestión.

La luna de Blas Cantó (2021), el muñeco gigante de Miki Núñez (2019) o la simplicidad escénica de Amaia y Alfred (2018) levantaron pasiones y suscitaron críticas casi a partes iguales, como cada mínimo detalle relacionado con el gran certamen europeo. No obstante, El Confi TV, sección de televisión de El Confidencial, ha querido mirar el asunto desde el punto de vista más objetivo posible, por lo que ha charlado con el escenógrafo David Pizarro.

"La escenografía ideal es la que respeta el mensaje de la canción y no la disfraza"

El madrileño ha trabajado en musicales como 'We Will Rock You', '33, el musical' o 'El rey león'. También en proyectos de televisión como 'Todo es Gila' para Netflix, 'El condensador de fluzo' para La 2 de TVE o 'El cielo puede esperar' para Movistar+. Una carrera variada y un ojo siempre puesto en lo que sucede año a año en el concurso musical, por supuesto, con especial atención al despliegue sobre el escenario de España.

La puesta en escena perfecta

La pregunta del millón y, en opinión de David, la más complicada. Es inevitable que las claves de una buena puesta en escena varíen según la edición de Eurovisión: "Es difícil definirlo porque, si te fijas, cada año los ganadores son muy diferentes. De repente, gana Salvador Sobral con una cosa 'minimal' o Conchita Wurst con algo más espectacular".

placeholder Salvador Sobral, ganador de Eurovisión en 2017. (EFE/Sergey Dolzhenko)
Salvador Sobral, ganador de Eurovisión en 2017. (EFE/Sergey Dolzhenko)

Para el entrevistado, lo que no pasa de moda es, sin lugar a duda, una regla básica: "La puesta en escena tiene que estar conectada con la canción. Cada tema cuenta una historia. La puesta en escena ideal es aquella que respeta el mensaje de la canción y que no intenta disfrazarla de algo que no es. A veces ocurre que la propuesta musical no es tan buena e intentan ponerle parches a nivel visual. Ahí es cuando se estropea".

Un repaso a las escenografías españolas

Ya sea por exceso o defecto de elementos, las puestas en escena españolas de los últimos años no han estado exentas de polémica. Sin ir más lejos, el año pasado, el equipo de Blas Cantó sorprendió suspendiendo sobre las tablas del Róterdam Ahoy una enorme luna de siete metros de diámetro que simulaba un eclipse. A Pizarro, la figura no le incomodó: "Tengo que decirte que la luna me gustaba. Me parecía un elemento sencillo y potente. Podía entrar en plano o no entrar, pero no ha sido de las peores cosas que hemos llevado. Esto ya va de gustos personales".

En 2019, Miki Núñez jugó sus cartas en Tel Aviv con una estructura metálica de seis compartimentos y una gran marioneta, ambas obra del griego Fokas Evangelinos. A juicio del experto, un ejemplo de una escenografía que no acompañaba al 100% al tema, en ese caso 'La venda': "A mí la canción me gustaba, pero no entendía por qué había una casa enorme de dos pisos ahí en medio que se utilizaba muy poquito y que me imagino que costó un pastizal. Contar una historia no significa poner más o menos decorado, ni más ni menos efectos. Es que vaya al unísono todo. Es importante que la persona que haga la dirección artística se preocupe de mirar las proporciones, las texturas y los colores del escenario".

"La venda' me gustaba, pero no sabía qué hacía una casa de dos pisos ahí en medio"

"Seguramente, si preguntas al creativo que hizo la escenografía, tendrá un discurso con sentido, pero, en el momento que no llega a través de la pantalla, para mí hay un fallo. No digo que la casa o el muñeco fueran feos, pero no tenían sentido. Ves un gran despliegue y no sé si buscan que el espectador diga 'mira, cuánto dinero se han gastado'. Si no funciona, da igual. Puede haber una puesta en escena espectacular que sea sin nada, simplemente con el representante", apunta el artista.

Si hace tres años España incluyó componentes que no engancharon al público, hace cuatro, Gestmusic optó por la sencillez en el escenario, fiándolo todo a la química de Amaia y Alfred. A ojos de algunos, la nada absoluta. "Cuando la gente dice que una puesta en escena es 'la nada', hay que tener en mente el concepto de minimalismo. Menos es más. ¿Qué más le ibas a poner a 'Tu canción'? Igual lo que había que hacer era sentarse, pensar de qué hablaba y no en los efectos visuales. No siempre un escenario vacío significa que no haya nada. Hay una estética teatral y de espectáculos que viene de los setenta que consiste en un espacio vacío y en empezar a contar cosas", explica el profesional.

placeholder Amaia y Alfred, durante su actuación en la gran final de Eurovisión 2018. (Gtres)
Amaia y Alfred, durante su actuación en la gran final de Eurovisión 2018. (Gtres)

Lo que habría propuesto David es claro: "Cuando ellos dos la cantaban en 'Operación triunfo' en un piano, sentados... Eso tenía mucha más magia de lo que pasó luego en Lisboa. Hubiera sido fácil poner un piano, más elegante. Para mí la simplicidad no es mala, pero si la canción ya hace aguas... Si la sensación te dice 'es que no hay nada', igual el problema no es de la puesta en escena, sino de que es muy difícil levantar un tema así".

Saltamos a 2016, cuando la abanderada española era Barei con 'Say Yay!': "No entendí la coreografía. No entendí por qué el concepto creativo iba con la letra de su canción, con el vestuario... La puesta en escena no es solo la escenografía, que es a la parte a la que yo me dedico, sino el conjunto de iluminación, realización, el vestuario, los 'visuals' de las pantallas, etc. Un ejemplo muy bueno es Ruth Lorenzo, que era muy elegante y lo que tenía que ser. Era justo la atmósfera que te imaginabas cuando escuchabas 'Dancing In The Rain' con los ojos cerrados. También lo es Pastora Soler. Cuando una canción es buena, no necesita nada más. Déjala que te pida lo que necesite".

Apostar por el talento español

Marvin Dietmann, Fokas Evangelinos, Hans Pannecoucke, Niccolò Piccardi... Todos estos nombres tienen algo en común, el haber diseñado la escenografía de España en Eurovisión en los últimos años. Una serie de citas 'eurovisivas' en las que en ningún momento se pensó que la puesta en escena española podía tener un sello patrio. David reivindica con rotundidad que no hace falta salir de nuestras fronteras para toparse con buenos entendidos en cuestiones artísticas.

"Aquí tenemos escenógrafos con talento. No sé por qué tenemos miedo a lo nuestro"

"Hay muchas figuras que admiro del extranjero, pero aquí tenemos mucho talento. Una generación nueva, que incluso va detrás de mí, que llega pisando fuerte, con un imaginario estético impresionante. Para mi gusto, le da mil vueltas a lo de fuera. Yo he trabajado y he vivido en Estados Unidos, y no son mejores que nosotros, ni nosotros mejores que ellos", explica Pizarro.

Para muestra, un botón: "Sí que es verdad que a veces se tiende a decir 'no, es que hemos traído a fulanito, que viene de Estados Unidos'. Aquí tenemos a gente con muchísimo talento. No sé por qué tenemos ese miedo a lo nuestro. Mira lo que hace la productora Canadá, produciéndole vídeos a Dua Lipa. Cada vez se empiezan a rodar más cosas en España. Yo espero que en el futuro se empiece a apostar por gente aquí".

Eurovisión, ¿música o espectáculo?

En la Unión Europea de Radiodifusión (EBU-UER) bien saben que el concurso que organizan es un evento de masas que, solo en 2021, siguieron 183 millones de espectadores en todo el mundo. Que todo cuanto pase durante la emisión debe estar calculado al milímetro, sin margen de error posible, pues, ante todo, Eurovisión es un programa de televisión. Atrás quedaron esos pequeños y sobrios escenarios de otra época pero, ¿cree el entrevistado, desde su experiencia como escenógrafo, que se ha priorizado el espectáculo televisivo en detrimento de la calidad musical?

placeholder Conchita Wurst, ganadora de Eurovisión 2014. (RTVE)
Conchita Wurst, ganadora de Eurovisión 2014. (RTVE)

"Sí, totalmente. A veces me sorprende un poco la elección de las canciones. Digo '¿es el mejor tema que tiene este país para representarlo?', pero luego veo que se monta un circo increíble y ahí entonces se prioriza más el 'show' que la canción. En realidad, se ha priorizado lo televisivo, las audiencias de esa noche, el crear un evento que sea memorable. Pocas canciones de Eurovisión logran perdurar durante todo el año, igual después de verano ya no se escuchan. Esa es la prueba de que por lo que realmente se está apostando es por otra cosa, no por la canción en sí", señala Pizarro.

Desde luego, un festival que en este 2022 celebra su 66ª edición es signo de su tiempo y del paso del mismo: "También se apuesta por el espectáculo porque es la manera de hacer televisión ahora. Con la cantidad de estímulos que tenemos en nuestros teléfonos y demás, conseguir captar la atención de tanta gente es más difícil si solo te centras en la música. Me imagino que si pasara eso, te quedarías con un festival para otro tipo de público. Sin embargo, para captar la atención de las nuevas generaciones, u ofreces este artilugio de engranajes tan espectacular o se quedaría un poco cojo todo".

Chanel, directa a nuestras raíces

En 2022, sí. Todo parece indicar que Chanel Terrero, la quinta mejor candidata para las casas de apuestas, está abocada a hacer un buen papel en Turín. Después de tantos batacazos en Eurovisión, España regala a Europa baile, sensualidad y raíces propias sin complejo alguno. Pizarro destaca la fuerza de la coreografía del proyecto español encabezado por la joven de 30 años, con quien trabajó en 'El rey león' hace un tiempo: "Yo no hubiera apostado por mucho más allá de la propia artista, los bailarines y ya. Es tan potente a nivel visual y a nivel coreográfico. La canción tiene fuerza, te guste o no. Tiene un magnetismo que no tienes por qué estar adornando con fuegos artificiales".

"Con Chanel había que hacer algo con reminiscencias a nuestro folclore"

David pone el acento en el cliché español, en el mejor sentido de la palabra, que presentará España al son de 'SloMo': "Había que hacer algo con reminiscencias a nuestro folclore, pero modernizado. Desde fuera, eso se ve bien y también hay que tener en cuenta el gusto de los europeos. Es algo español en el sentido estético. Me encanta que sea Palomo Spain el que le haga el vestuario a Chanel porque tiene un talento descomunal. Cuando ha trabajado para Rosalía me ha gustado mucho".

placeholder Chanel, en su segundo ensayo en Eurovisión. (UER/Corinne Cumminng)
Chanel, en su segundo ensayo en Eurovisión. (UER/Corinne Cumminng)

En esta ocasión, el principal miedo de los seguidores del certamen europeo estaba en el escenario del Pala Alpitour turinés, que en la primera jornada de ensayos presentó una avería en el arco cinético en el que muchos países basaron sus puestas en escena. "Si me pasase a mí me llevarían los demonios. El problema de este tipo de eventos es que no hay mucho tiempo para solucionarlo, entonces hay que intentar sacar partido de lo que se tiene. Es lo que están haciendo las delegaciones. Aunque en redes se diga que se están quedando todas las escenografías iguales, yo estoy viendo algunas muy diferentes. Los creativos están siendo muy inteligentes y llevando a cabo otras cosas", comenta Pizarro.

Afortunadamente, Terrero y su equipo han sabido salvar este escollo y han centrado la actuación en el baile, dándole luz y color con un panel de focos led rojos, blancos y amarillos, y no con el elemento estropeado. Un gran acierto que, junto con otros muchos, por fin permite soñar a los eurofans españoles con su candidatura.

De un tiempo a esta parte, ha adquirido una importancia crucial en Eurovisión. Marca la diferencia entre pasar a la final del festival o no, incluso entre quedar en segunda posición o hacerse con el codiciado micrófono de cristal. En mayor o menor medida, todo país participante debe presentar una puesta en escena coherente, una envoltura correcta que dé sentido televisivo a la canción que se defiende. Las últimas candidaturas españolas siempre han estado en el punto de mira por esta cuestión.

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