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"Ya no funciona ningún programa": el año negro de la televisión en España
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El fin de una era

"Ya no funciona ningún programa": el año negro de la televisión en España

La televisión generalista nunca fue vista menos que en 2023. El año anterior ya había sido el peor de la historia. Los programas de éxito han perdido la mitad de los espectadores en los últimos cinco años

Foto: Jorge Javier y Carmena en 'Cuentos chinos'. (Mediaset)
Jorge Javier y Carmena en 'Cuentos chinos'. (Mediaset)
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La ironía y la paradoja nunca descansan.

El año televisivo ha estado marcado por la transición sangrienta en Telecinco: Sálvame, gran rey canalla de las tardes, fue purgado. La Fábrica de la Tele, productora de confianza de Mediaset, anuncia estos días su retirada (a la espera de una refundación) como colofón a un curso convulso. Telecinco escenificó estruendosamente su apuesta por el blanqueamiento para competir contra el liderazgo familiar de Antena 3, pero sus nuevos formatos light no funcionaron. Y ahora viene la prometida ironía: el que quizá sea el producto más exitoso de Telecinco este año, De viernes, estrenado hace pocas semanas, es una remodelación de su cuore nocturno de toda la vida. ¿Que todo cambie para que no cambie casi nada, pero con muchas cabezas rodando?

Sirva esta paradoja como introducción a un tema —el año negro de la televisión en España— que desborda los problemas de identidad de Mediaset y afecta en menor o mayor grado a toda la industria.

De viernes tiene ahora mismo la rara condición de programa 100% nuevo con cifras mucho más altas en prime time que la media de su cadena. En 2023, hay pocos ejemplos así en cualquier canal. "Ya no funciona nada, o casi nada. Muchos estrenos han fracasado. Los programas que sí han aguantado, e incluso liderado, lo hacen con cifras que hace años hubieran sido un fracaso", se repite estos días con más o menos matices en las copas de Navidad de la industria televisiva.

Las cifras son contundentes. Según un estudio de la consultora Geca citado en El País, solo 6,7% de los estrenos de 2023 superaron por un punto la media de su cadena (la frontera de lo que la consultora considera un éxito). Por contra, el 67,8% de los estrenos televisivos fracasaron.

Nunca se había visto menos la televisión generalista que en 2023. Y eso que se venía de otro curso histórico para mal: 2022 era (hasta ahora) el peor año desde que se empezaron a medir los datos, en 1992, al poco de arrancar las televisiones privadas. En 2022, los españoles vieron 190 minutos de media de tele generalista al día, 24 minutos menos que en 2021 y 50 menos que en 2020. Por contra, en 2022, el consumo televisivo por internet subió un 17%, hasta los 36 minutos de media al día. Todos los datos son de la consultora Barlovento Comunicación.

"Está pasando algo gordo y aún no somos conscientes de las consecuencias"

Pues bien: 2023 fue aún peor. A falta de contabilizar diciembre, solo un mes de este año (agosto) mejoró los datos de consumo de tele generalista de 2022. El resto de meses fueron todo bajadas.

En enero de 2023, la tele convencional se vio 18 minutos menos al día por persona respecto al año anterior (-8%), y la tele por internet 6 minutos más. Febrero: 13 minutos menos (-6%) y ocho minutos más. Marzo: 24 menos (-11%) y cinco más. Abril: 17 menos (-9%) y 5 más. Mayo: 3 menos (-2%) y cinco más. Junio: 4 menos (-2%) y 9 más. Julio: 2 menos y 9 más. Agosto, insistimos, fue la excepción que confirma la norma: 4 minutos más de tele generalista al día (+3%), pero septiembre (1 minuto menos), octubre (ocho minutos menos) y noviembre (también ocho menos) vieron nuevas bajadas, según Barlovento. Las cifras que maneja Geca son aún más drásticas, con descensos de 25 minutos en noviembre respecto al mismo mes del año anterior.

De 2020 hasta ahora, los españoles ven casi una hora menos de tele generalista al día.

Foto: Risto Mejide, en 'Todo es mentira'. (Cuatro)

Los motivos de la lenta decadencia de la tele generalista —de que haya perdido brillo la ceremonia de ver a toda la familia delante de la tele por la tarde/noche— son conocidos: proliferación de plataformas de streaming, cambios de hábitos tras la pandemia, incremento de la oferta de canales en abierto, envejecimiento del espectador de tele de toda la vida, relevo generacional más volcado a internet. Etc.

La edad de los que vieron tele generalista en 2022 muestra un abismo generacional que no ha parado de ampliarse desde entonces. Los niños: 1 hora y 16 minutos al día. Los jóvenes: 1 hora y 9 minutos. Los adultos jóvenes: 1 hora y 56 minutos. Los maduritos de 45 a 64 años: 3 horas y 55 minutos. Los jubilados de más de 65 años: 5 horas y 38 minutos. La tele de toda la vida sí es país para viejos.

Por su parte, la tele por internet tuvo 10,4 millones de espectadores diarios el año pasado. 1.8 millones de los cuales "no sintonizaron ni un solo minuto de televisión tradicional en 2022, casi duplicando el índice del año anterior", según Barlovento.

Las tendencias generacionales se han agudizado este año. En el mes de marzo, por poner un ejemplo, los grupos de edad que más tele por internet vieron fueron: de 25 a 44 años (55 minutos al día, contra 112 minutos de tele generalista) y los niños de 4 a 12 años (51 minutos de internet contra 70 de generalista). Al ritmo actual, los niños españoles darán más pronto que tarde el sorpaso a la tele de sus padres y abuelos.

Noches tibias

El prime time —el momento en el que más gente ve la tele, los anunciantes se apelotonan y las cadenas lanzan sus programas más ambiciosos— está en caída libre. Los grandes estrenos nocturnos, que hace cinco años superaban holgados los dos millones de espectadores, sufren ahora para hacer más de un millón. El prime time se ha dejado alrededor de la mitad de su público desde 2018. Nos podemos cansar de dar ejemplos sobre la contracción del prime time. En 2019, los estrenos de MasterChef Celebrity 4 y Gran Hermano Vip 7 hicieron 2,5 y 2,1 millones de espectadores; en 2023 han hecho 1,2 y 1,1 millones, con caídas de más de 10 puntos de Gran Hermano (pese a eso, sigue teniendo una de las mejores cuotas de Telecinco).

Los líderes actuales del prime time manejan cifras que hace media década no valían ni para la medalla de chocolate.

Los misterios de Laura, serie de intriga que TVE ha resucitado, tuvo 1,2 millones de espectadores en su estreno nocturno el pasado miércoles, suficiente para liderar en 2023, pero poco más de un tercio de la audiencia media de su segunda temporada en 2012. El pasado lunes, MasterChef Junior 10 se estrenó con unos flojos 681.000 espectadores (cuando se emitió por primera vez, hace diez años, tuvo tres millones). El sábado 9 de diciembre, Got Talent lideró el prime time con 1,1 millones de espectadores. Hace tres años, su media era de 2,7 millones por programa. El viernes 1 de diciembre, La Voz lideró la noche con 1,1 millones, cuatro millones menos que la media de su estreno en 2012. Y así todo.

Las audiencias, en definitiva, ya no son lo que eran, ni siquiera para programas de éxito incombustible como El hormiguero: aunque sigue arrasando a la competencia y manteniendo un gran share, ha ido perdiendo espectadores los últimos años. Media de El hormiguero en 2015: 2,88 millones de espectadores (15,4%). Datos de esta temporada (hasta ahora): 2,17 millones (16,5%).

No obstante, como contó el informe 2022 de Barlovento, "a pesar de la merma", "ningún otro medio de comunicación" sigue consiguiendo la atención de "la televisión de siempre".

Aunque la facturación publicitaria también ha bajado los últimos años —al haber muchos más actores a repartir— los beneficios de los grandes grupos televisivos siguen siendo muy potentes. Atresmedia registró un beneficio neto de 112,9 millones de euros en 2022, y Mediaset de 178 millones. En otras palabras: no estamos ante el apocalipsis, pero sí ante una dulce (¿pero inexorable?) decadencia.

Aunque la facturación publicitaria también ha bajado, los beneficios de los grandes grupos televisivos siguen siendo muy potentes

Desde la Fábrica de la Tele, que tras su guerra fría y caliente con Mediaset ha decidido hacer borrón y cuenta nueva, aseguran que la relación de confianza entre ambas empresas se basó en un mantra del antiguo CEO de Mediaset, Paolo Vasile: "Vosotros traedme espectadores, del resto me encargo yo".

El problema es que traer espectadores resulta cada vez más complicado. Por eso, en la productora de Sálvame creen que Mediaset/Telecinco no ha escogido buen timing para reinventarse: "Debido a la continua fuga de espectadores de la tele generalista, quizá no era el mejor momento para un cambio de este calado. La Mediaset en la que nosotros trabajamos tenía unos espectadores enganchados a una locura que, en cuanto se ha frenado, se han ido, pero no de Telecinco, sino igual de la tele comercial en general. La tele vive un tsunami que trasciende los problemas de Telecinco. Está pasando algo gordo y aún no somos conscientes de las consecuencias".

La ironía y la paradoja nunca descansan.

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