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El plan para recuperar el objeto interestelar IM1 que se estrelló en el océano Pacífico
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Arranca la fase de planificación

El plan para recuperar el objeto interestelar IM1 que se estrelló en el océano Pacífico

El prestigioso físico Avi Loeb ha anunciado el inicio de una nueva expedición para encontrar restos aún más grandes del meteoro de origen interestelar IM1

Foto: Los miembros del equipo del Proyecto Galileo que participan en la Expedición Interestelar. (Avi Loeb)
Los miembros del equipo del Proyecto Galileo que participan en la Expedición Interestelar. (Avi Loeb)

Hemos empezado a planear una segunda expedición al Océano Pacífico en busca de trozos más grandes del primer meteoro interestelar identificado, IM1. La primera expedición al lugar de impacto del IM1, localizada por sensores a bordo de satélites del gobierno de EEUU, recuperó esférulas de escala submilimétrica con una composición química diferente a la de los materiales conocidos del sistema solar.

El origen interestelar de IM1 se basó originalmente en su alta velocidad. La composición desconocida apoya esta identificación. Pero se necesita una misión de seguimiento para recuperar piezas más grandes para poder saber más sobre IM1. ¿Qué esperamos aprender?

Foto: El exoskeleto Dnsys X1 en acción. (Dnsys)

Lo más importante es que el núcleo de IM1 pudo haber sobrevivido a la bola de fuego y haber aterrizado en el fondo del océano. La primera expedición utilizó un trineo con pequeños imanes que no pudieron recuperar los restos del gran cuerpo del IM1. El uso de un vehículo operado remotamente (ROV) con un gran aparato de recuperación y transmisión de video nos ayudaría a encontrar y recolectar la pieza más grande que quedó de los restos del IM1. Este hallazgo aclararía la naturaleza del objeto.

En segundo lugar, encontrar piezas grandes nos permitiría medir la inusual resistencia del material de IM1. Las esférulas que se recuperaron en la primera expedición estaban compuestas de material fundido que perdió sus propiedades materiales originales después de ser expuesto al inmenso calor de la fricción de IM1 con la atmósfera inferior de la Tierra. La curva de luz de la bola de fuego mostró tres detonaciones sucesivas separadas por una décima de segundo entre sí, siendo la última llamarada la más brillante y con una presión de ariete de 200 megapascales. Esta tensión es cuatro veces mayor que la presión máxima de ariete a la que sobreviven los meteoritos de hierro más resistentes del sistema solar. De hecho, IM1 mostró la mayor resistencia material entre todos los meteoros del catálogo de bolas de fuego CNEOS de NASA/JPL.

placeholder Detalle de una de las esférulas del objeto interestelar IM1. (Avi Loeb)
Detalle de una de las esférulas del objeto interestelar IM1. (Avi Loeb)

Además de poder medir la resistencia del material de IM1, encontrar piezas más grandes nos permitirá medir otras propiedades del material de IM1, como el coeficiente de conducción de calor y la conductividad eléctrica. Cuando se combinan, estas mediciones podrían usarse para probar un posible origen en un océano de magma de un planeta perturbado por las mareas frente a la alternativa de que sea un meteoro similar a la Voyager [de origen artificial. N del T].

Las esférulas recuperadas perdieron elementos volátiles a medida que su material se derritió cuando la bola de fuego lo calentó a alta temperatura. Sin embargo, las piezas más grandes podrían haber retenido los elementos volátiles en sus núcleos, que no estuvieron expuestos directamente a la bola de fuego. El estudio de estos núcleos nos permitiría obtener un censo completo de la composición química de IM1, incluidos los productos de desintegración de los isótopos radiactivos. En particular, la detección de isótopos de plomo (Pb-206, 207 y 208) como productos de desintegración de los isótopos de uranio (U-235 y 238) y torio (Th-232) podría utilizarse para determinar la edad del material de IM1 y diferenciarlo aún más de los materiales del sistema solar cuya edad está bien medida en 4.570 millones de años.

placeholder El equipo de la expedición extrayendo esférulas del trineo magnético. (Avi Loeb)
El equipo de la expedición extrayendo esférulas del trineo magnético. (Avi Loeb)

La gran cantidad de material en fragmentos IM1 más grandes también nos permitiría encontrar otros isótopos raros y buscar anomalías relativas a sus abundancias en el sistema solar.

En conjunto, la recuperación de grandes piezas de IM1 constituiría la primera vez que los científicos pusieran sus manos en materiales no procesados ​​de un objeto grande (mucho más grande que las partículas de polvo interestelar del tamaño de una micra) que vino de fuera del sistema solar. El descubrimiento puede ayudar a los astrónomos a entender mejor lo que sucede alrededor de otras estrellas. Una de nuestras naves espaciales tardaría más de 50.000 años en llegar a los entornos que rodean las estrellas más cercanas. Podemos ahorrar tiempo de espera estudiando objetos como IM1 que ya hicieron el viaje inverso desde estos entornos hasta la Tierra.

Al ingresar al sistema solar, IM1 se movió a una velocidad interestelar de 60 kilómetros por segundo en relación con el estándar local de resto de la Vía Láctea, lo que la hace más rápida que el 95% de las estrellas cercanas al Sol. Para obtener una velocidad de esta magnitud, una roca debe acercarse al Sol dos veces más que Mercurio, el planeta más interno del sistema solar.

La velocidad extremadamente alta y la resistencia del material del IM1 sugieren un origen emocionante, diferente de lo que conocemos en nuestro patio trasero. Quizás sea producto de la espaguetificación de un planeta rocoso por una estrella enana o quizás sea algo más. Como le dije hoy a un periodista: “La ciencia se hace mediante iteraciones. La recopilación de datos está impulsada por la curiosidad. Quienes pretenden saber las respuestas de antemano no están siguiendo el método científico”.

Avi Loeb es jefe del proyecto Galileo, director fundador de la Iniciativa Black Hole de la Universidad de Harvard, director del Instituto para la Teoría y la Computación del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y autor del bestseller Extraterrestrial: The first sign of intelligent life beyond earth.

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Hemos empezado a planear una segunda expedición al Océano Pacífico en busca de trozos más grandes del primer meteoro interestelar identificado, IM1. La primera expedición al lugar de impacto del IM1, localizada por sensores a bordo de satélites del gobierno de EEUU, recuperó esférulas de escala submilimétrica con una composición química diferente a la de los materiales conocidos del sistema solar.

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