China afirma que puede detectar y destruir a Cerbero, el nuevo bombardero 'invisible' de EEUU

EEUU afirma que su nuevo bombardero 'invisible' B-21 Raider es un arma imbatible, quizás la máquina con la tecnología más avanzada jamás creada. China dice, sin embargo, que ni es invisible ni imbatible sino todo lo contrario: Un nuevo estudio publicado por un equipo de científicos e ingenieros asegura demostrar que la combinación de su tecnología de radares cuánticos, misiles hipersónicos a velocidad Mach 6 y algoritmos de inteligencia artificial será capaz de destruir cualquier B-21 y sus drones 'wingmen'.

El equipo —liderado por el profesor asociado Chen Jun de la Universidad Politécnica del Noroeste en Xian— ha llevado a cabo una serie de simulaciones de combate aéreo para evaluar la capacidad de China de enfrentarse al B-21 Raider. Según su estudio, publicado en la revista científica revisada por pares Acta Aeronautica et Astronautica Sinica, las simulaciones demuestran que China podría detectar primero a los adversarios gracias a una combinación de hardware avanzado y nuevas tácticas de defensa aérea.

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En una de las simulaciones, tanto el B-21 como su dron acompañante fueron derribados por misiles aire-aire chinos capaces de alcanzar una velocidad máxima de Mach 6. Chen y su equipo apuntan que, aunque el combate aéreo entre las dos potencias más poderosas del mundo sería complejo e intenso, China puede obtener la supremacía aérea.

Red de contramedidas

Las capacidades de negación de área de China —la zona que pueden defender con total seguridad, dicen— incluyen extensas redes de radar y misiles hipersónicos que juegan un papel crucial en su estrategia de defensa, especialmente en regiones como Taiwán y el Mar del Sur de China. El autodenominado Ejército Popular de Liberación las está poniendo en posición como parte de su despliegue de contramedidas contra la estrategia Penetrating Counter Air (PCA) de la Fuerza Aérea de los EEUU.

El estudio revela que China está desarrollando tecnologías de vanguardia para contrarrestar aeronaves furtivas. Un ejemplo es un nuevo avión que mantiene silencio de radio y de radar total monitoreando su entorno utilizando una ‘piel’ capaz de detectar señales eléctricas o térmicas a distancia.

Misiles hipersónicos desde el espacio

También menciona el desarrollo de misiles hipersónicos con características especiales para rastrear y destruir aeronaves ‘invisibles’.

Estos misiles utilizan un nuevo motor de pulso de combustible sólido que puede ajustar su salida de potencia durante el vuelo, permitiéndoles ascender cerca de la línea Karman y luego descender sobre el objetivo a una velocidad de Mach 6, algo que en teoría podría destruir cualquier cosa, incluyendo el B-21 Raider, sin posibilidad de realizar maniobras evasivas.

El papel de la inteligencia artificial

El equipo de Chen apunta también a la importancia de la inteligencia artificial (IA) en la toma de decisiones durante el combate aéreo. La simulación demostró, afirman, que los misiles chinos equipados con IA podían cambiar de objetivo en pleno vuelo, una capacidad que sorprendió a las aeronaves estadounidenses en su escenario simulado.

Por supuesto, todo esto es una simulación que ni cuenta con la capacidad real del avión norteamericano ni con los factores desconocidos que sí estarían presentes en un escenario de enfrentamiento real.

El nuevo guardián del infierno nuclear

Según EEUU, el B-21 Raider es un salto revolucionario en la tecnología de aviación militar furtiva del país y su tríada nuclear. Este bombardero 'invisible', capaz de llevar armamento tanto convencional como atómico, realizó su primer vuelo el 10 de noviembre de 2023 desde las instalaciones de Northrop Grumman en Palmdale, California. Según Ann Stefanek, portavoz de la USAF, el B-21 está actualmente realizando vuelos de prueba como último paso crítico antes de su despliegue.

Apodado Cerbero, como el perro guardián de Hades, el B-21 continúa el legado de tecnología invisible norteamericana que comenzó con el programa "Have Blue" en la década de 1970 y se materializó en aeronaves como el F-117 Nighthawk y el B-2 Spirit.

Perfil de radar aún más pequeño

Incorpora características avanzadas de este último y, según la USAF, minimiza aún más su perfil de radar. A diferencia del B-2, el Raider tiene entradas de aire sin los dientes de sierra, además de escapes más pequeños, lo que puede indicar que tiene dos motores en lugar de los cuatro del Spirit. Estas modificaciones apuntan a una mayor eficiencia y sigilo.

El tamaño reducido del B-21 en comparación con el B-2 Spirit implica una bahía de armas, que según expertos militares deberá estar adaptada para una variedad de cargas útiles.

Una innovación notable del B-21 —apodado Cerbero— es su "gemelo digital", un duplicado virtual que opera en un metaverso simulado. Esta tecnología permite realizar actualizaciones de software y hardware de manera rápida y eficiente, así como apoyar las labores de mantenimiento y prevenir fallos críticos.

Clave para la ventaja estrategia norteamericana

El B-21 está diseñado para operar como una parte integrada en una red electrónica de armamento global, integrándose con cazas y drones furtivos. Esta capacidad de operar como parte de un enjambre coordinado, junto con tecnologías avanzadas de detección y comunicación, como radares AESA y guerra electrónica, le otorga una ventaja táctica significativa.

La introducción del B-21 es fundamental para la estrategia de defensa de Estados Unidos. Este bombardero forma parte esencial de la tríada nuclear del país, junto con misiles balísticos intercontinentales y submarinos atómicos. Su capacidad para penetrar el espacio aéreo enemigo sin ser detectado y desplegar un "infierno nuclear" lo convierte en un pilar de la capacidad ofensiva aérea de EEUU, afirma el Pentágono.

Precio de oro

La USAF planea adquirir al menos 100 B-21 Raiders, con un costo aproximado de $750 millones por unidad. Estos bombarderos están destinados a reemplazar a los B-1 y B-2 y, en teoría, supondrán un ahorro en coste operativo global. Se espera que los primeros Raiders entren en servicio en la Base de la Fuerza Aérea de Ellsworth a mediados de la década de 2020.

El costo total del programa B-21, incluyendo su operación hasta 2050, está estimado en 203.000 millones de dólares, reflejando la inversión significativa de Estados Unidos en mantener su superioridad aérea y capacidad de disuasión nuclear.