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Elon Musk ha cavado la tumba de su propio sueño
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La muerte de Hyperloop

Elon Musk ha cavado la tumba de su propio sueño

En vez de plantear fantasías con poco fundamento técnico o financiero, Musk quizás debería haberse saltado el Hyperloop para sólo dedicarse a construir aparcamientos, lanzar cohetes y escribir tuits

Foto: Interior del túnel de prueba Hyperloop que ahora será un parking. (Twitter / Elon Musk)
Interior del túnel de prueba Hyperloop que ahora será un parking. (Twitter / Elon Musk)

Hace una década, Elon Musk dijo al mundo que el transporte del futuro eran trenes en tubos corriendo a mil kilómetros por hora. Tubos de vidrio. Tubos de acero. Tubos de hormigón. Un tubo que iría a todas partes, conectando ciudades y pueblos. El mundo se lo tragó y él construyó un kilómetro y medio junto a la sede de SpaceX en California para poner a prueba su quimera, según él una revolución del transporte que utilizaría para viajar por su imperio de Marte.

Pero, como muchas de las ideas de Musk, ha sido un desastre. Hoy, tras más de mil millones de dólares de inversión quemados por nueve startups y el propio Musk, los únicos ‘loops’ — bucles en español — que se pueden hacer en el lugar donde se encontraba el Hyperloop de Musk son trompos y donuts con un Renault 5 Copa. El Hyperloop de Musk se ha convertido en un aparcamiento, un monumento funerario involuntario a una terrible idea.

El Hyperloop, en caso de que lo hayas olvidado, era el hijo impío del monorraíl de Los Simpsons y un tubo neumático de oficina, de esos que tenían en El Corte Inglés para mandar cosas entre plantas. Se suponía que iba a hacer que los viajes de larga distancia y por la ciudad fueran tan cómodos como el metro y tan rápidos como un avión, con vagones en forma de bala que viajaban dentro de tubos de (casi) vacío iluminados por extravagantes LEDs, como muestra la prueba de Virgin Hyperloop bajo estas líneas. Un viaje de Washington D.C. a Nueva York en uno de estos trenes de 600 mph "tardaría menos de 30 minutos", según Musk.

Foto: coche-electrico-renovables-china-materiales

La idea no era nueva ni especialmente moderna. El Hyperloop original fue diseñado en 1812 por el ingeniero mecánico e inventor inglés George Medhurst, que publicó por primera vez su "Plan para el transporte rápido de mercancías y pasajeros por un camino de hierro a través de un tubo de 30 pies de superficie por la fuerza y la velocidad del aire". Musk publicó su propio documento teórico en 2013, en el que describe un "Hyperloop" modernizado, “dando permiso” a cualquiera para ponerlo en práctica de forma totalmente gratuita.

Condenado al fracaso desde el primer día

El mundo se quedó boquiabierto. Musk patrocinó un concurso de diseño para estudiantes y aficionados desde 2015 hasta 2019 para hacer realidad su sueño. Y en 2016, SpaceX construyó en su sede de Hawthorne, California, un Hyperloop de prueba de una milla de largo al que Musk bautizó como ‘Hypertube'. Es el que ahora ha sido destruido para hacer un aparcamiento.

placeholder El 'hipertubo' de Musk antes de su derribo.
El 'hipertubo' de Musk antes de su derribo.

Desde entonces han pasado muchas cosas, y todas malas. La idea en sí misma fue criticada en innumerables ocasiones — desde astrofísicos hasta expertos en política y economía. No sólo eran opiniones. Las críticas estaban basadas en datos e incluso se publicaron artículos científicos en los que se desacreditaban los mitos de la idea de Musk. Como muchos predijeron, con razón, el Hyperloop estaba prácticamente condenado desde el principio.

Aun así, mucha gente alucinó con el documento y hasta fundó empresas para hacerse cargo del futuro del transporte según el propio profeta marciano. Inversores a la caza del siguiente unicornio pusieron cientos de millones en el desarrollo imposible de la fantasía muskiana. En su cabeza era el no va más.

placeholder Render de HyperloopTT.
Render de HyperloopTT.

Una de esas startups fue HyperloopTT, una empresa que ha estado luchando con la realidade de llevar a cabo estos proyectos faraónicos. Incluso sus proyectos a pequeña escala han fracasado una y otra vez. En 2017, la empresa prometió un sistema Hyperloop operativo de 10 kilómetros en Dubái para 2020, que no se materializó para esa fecha (pero oye, impresionantes los renders que hicieron). En 2018, se firmó un nuevo acuerdo, que prometía una pista totalmente operativa para 2023 (todavía nada, ¡pero más renders!). También hubo "acuerdos potenciales" en India y China pero, según un informe de AFP publicado en julio de 2022, "ninguno de estos proyectos ha llegado a buen puerto”. Tampoco su proyecto de Hyperloop de mercancías diseñado por una empresa española, una idea totalmente absurda que es financiera y logísticamente insostenible, como apuntan eminencias como Carlo van de Weijer, director de movilidad inteligente de la Universidad Tecnológica de Eindhoven en Países Bajos.

Lo triste es que el Hyperloop parecía condenado años antes del informe de AFP. Ya en 2020, HyperloopTT publicó un informe revisado por expertos que cuestionaba mucho la viabilidad del proyecto. Un ejemplo señalaba que la distancia de frenado de emergencia sería de 6,5 a ocho kilómetros, en comparación con los 250 metros del tren de pasajeros medio. "Las paradas normales requerirían 32 kilómetros o más", según el informe, una longitud total de parada que es 11,2 kilómetros más larga que la isla de Manhattan. Estos parámetros no son funcionales en el mundo real y destruyen prácticamente cualquier ventaja de velocidad de Hyperloop en conexiones cortas.

La realidad económica no admite fantasías

Las realidades políticas y económicas han demostrado ser aún más insuperables que la tecnología y la física. Musk, por ejemplo, se burló del presupuesto del tren de alta velocidad de California, que se cifró en 50 millones de dólares por kilómetro. Afirmó que el Hyperloop costaría 7,1 millones de dólares por kilómetro. Esa predicción también resultó ser falsa. Forbes consiguió documentos filtrados de Virgin Hyperloop One, la empresa con los bolsillos más llenos del universo Hyperloop. Esos documentos afirmaban que un bucle de 172,2 kilómetros alrededor de la zona de la bahía de San Francisco costaría más de 13.000 millones de dólares. Nada más y nada menos que 75,5 millones de dólares por kilómetro.

placeholder Después de muchas pruebas, Virgin Hyperloop One abandonó su tren de pasajeros y despidió a la mitad de sus empleados.
Después de muchas pruebas, Virgin Hyperloop One abandonó su tren de pasajeros y despidió a la mitad de sus empleados.

Virgin Hyperloop es propiedad en su mayor parte de la gigantesca empresa de logística portuaria DP World, con sede en Dubái, y, con una participación minoritaria, de Sir Richard Branson. La empresa obtuvo 350 millones de dólares de esas inversiones y, sin embargo, tras innumerables pruebas y millones de dólares quemados, abandonó por completo su proyecto de construir un Hyperloop para pasajeros en febrero de 2022, reduciendo al mismo tiempo su plantilla de 200 empleados a la mitad.

La startup dijo entonces que quería centrarse en el transporte de mercancía. Sin embargo, como van de Weijer dijo al New York Times: "La mayoría de las mercancías tardan dos semanas y media en llegar desde China. ¿Por qué hay que trasladarla de repente a algún sitio en sólo diez minutos? Estamos perfectamente satisfechos con un camión que va a 80 kilómetros por hora". Otros expertos coinciden en que no tiene ningún sentido desde el punto de vista comercial o técnico. No es de extrañar que la empresa no tenga nada en marcha en este momento, salvo un montón de notas de prensa vacías de contenido real.

placeholder Pedro Sánchez y una maqueta del vagón de Hyperloop de Zeleros.
Pedro Sánchez y una maqueta del vagón de Hyperloop de Zeleros.

Otras ‘startups’ de Hyperloop han desaparecido — como Arrivo — o son irrelevantes, como la española Zeleros, la india DGWHyperloop y Hardt Global Mobility. TransPod, con sede en Toronto, afirma haber conseguido 550 millones de dólares para construir una línea de Hyperloop entre Calgary y Edmonton, en Alberta (Canadá). Ésa es una distancia de 292 kilómetros en línea recta, por lo que necesitará mucho más dinero que eso. En concreto, 22.235 millones según los análisis filtrados de Virgin Hyperloop. Como Musk y el resto de estas compañías, TransPod tiene un largo historial de promesas incumplidas.

¿La última oportunidad?

Pero ojo, porque mientras todos los demás Hyperloop del planeta pueden estar muertos, Boring Co. anunció el pasado mes de abril que va a construir una "prueba de Hyperloop" a gran escala. Por si no te acuerdas — es fácil perder la pista de todas la cosas que hace o dice Musk — The Boring Co. es otra de las startups favoritas del jefe de Twitter, especializada en cavar túneles caros y decepcionantes para que la gente conduzca Teslas bajo Las Vegas y… eso es todo, nada más realmente.

La compañía, como señaló Fortune en su momento, no compartió ningún tipo de detalles sobre su fabuloso plan, lo que automáticamente hace que caiga en el multiverso Fantasía Musk. Meses más tarde, en agosto, el magnate publicó lo siguiente en Twitter: "Ahora los túneles de @boringcompany están en uso activo en Las Vegas [un tunel urbano como cualquier otro tunel en cualquier otra parte del mundo, pero con neones. Musk alucinaría con la M-30 madrileña]", seguido de "¿no sería genial hacer un túnel de demostración (muy simplificado) de Hyperloop entre quizás Austin y San Antonio [dos ciudades de Tejas]?".

Sí, todo el mundo está de acuerdo en que ver un Hyperloop real en uso práctico sería "genial". Pero no olvidemos que éste es el hombre que ha prometido coches totalmente autónomos "para el año que viene" todos los años desde 2014 (y ha mentido todas las veces, tanto que Tesla está ahora bajo investigación criminal).

También es el hombre que en 2017 afirmó haber recibido la "aprobación verbal del gobierno [de los EEUU]" para construir un Hyperloop que conectara Nueva York, Filadelfia, Baltimore y Washington D.C., haciendo posible un viaje de Nueva York a D.C. en solo 29 minutos…

…que al final fue otra mentira más en su larga lista de falsedades.

Pero quién sabe. Quizá Boring Co. nos sorprenda con algo que revitalice este concepto más muerto que el hombre de Atapuerca. Ahora cuentan con 675 millones de dólares de capital de inversores privados, entre ellos Sequoia Capital y Peter Thiel, viejo amigo de Musk en PayPal. Pero la distancia entre Austin y San Antonio es de unos 130 kilómetros, por lo que no tienen, ni de lejos, el dinero necesario para construir esta ambiciosa prueba teórica.

Lo más probable es que, al final, el futuro del transporte según Musk sean los aparcamientos. Supersónicos, claro.

Hace una década, Elon Musk dijo al mundo que el transporte del futuro eran trenes en tubos corriendo a mil kilómetros por hora. Tubos de vidrio. Tubos de acero. Tubos de hormigón. Un tubo que iría a todas partes, conectando ciudades y pueblos. El mundo se lo tragó y él construyó un kilómetro y medio junto a la sede de SpaceX en California para poner a prueba su quimera, según él una revolución del transporte que utilizaría para viajar por su imperio de Marte.

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