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El fin de la realidad: esta motera viral es un señor de 50 años
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Una nueva dimensión social

El fin de la realidad: esta motera viral es un señor de 50 años

El caso de un hombre de 50 años que usa 'deepfakes' para hacerse pasar por una chica de 20 años y triunfa en internet dejará de ser la excepción para convertirse en algo normal

Foto: Esta mujer no es real, sino un hombre japonés de 50 años. (@azusagakuyuki)
Esta mujer no es real, sino un hombre japonés de 50 años. (@azusagakuyuki)

Tu apariencia física dejará de tener importancia en pocos años. Que seas gordo o flaco, guapo o feo, hombre o mujer no tendrá relevancia en la nueva era digital que viene, donde tu identidad puede ser reemplazada por otra completamente nueva tocando un botón.

Esa nueva era llegará inetivablemente de la mano de Apple, Facebook y Microsoft con la implantación generalizada de realidades digitales indistinguibles de la realidad física. Gracias a supercomputadores de bolsillo, gafas y, eventualmente, lentes de contacto, una gran parte del mundo desarrollado va a pasar a vivir de la realidad física a realidades digitales alternativas.

Foto: Diseño del dirigible de Aeromena (Aeromena)

Y allí, sin tener que estar atados por la inquebrantable realidad física, cualquiera podrá asumir una nueva identidad.

Esta idea de aparentar lo que no eres le puede parecer extraña a muchos, pero es tan vieja como el mundo. La pretensión de muchos seres humanos por aparentar lo que no son lleva existiendo desde el principio de los tiempos.

Aquel hidalgo del Lazarillo de Tormes y sus migas de pan en la barba no es diferente a los mal llamados 'influencers', esos individuos de cartón piedra que mienten en Instagram o YouTube, posando con coches deportivos que no son suyos, llevando joyas y ropas de prestado, o mintiendo en cada 'post' sobre sus talentos o su físico.

Pero tampoco hay que irse a los 'influencers'. Cientos de millones de personas publican sus vidas en Facebook, Instagram o TikTok, seleccionando fotos y vídeos para aparentar llevar una vida que no se corresponde a la realidad, como muestra el corto sobre estas líneas.

La motera viral que es un japonés de 50 años

Toda esta gente no es muy diferente a este japonés de 50 años apasionado de las motos llamado Zonggu.

“Nadie quería leer a un hombre normal de mediana edad, cuidando de tu moto y haciendo fotos”, le contó Zonggu al presentador del programa de televisión 'Getsuyou Kara Yofukashi' ('Sentado tarde desde el lunes'). Así que el curtido motero decidió cambiar totalmente su apariencia utilizando tecnología ‘deepfake’.

placeholder La identidad digital del motero de 50 años japonés. (@azusagakuyuki)
La identidad digital del motero de 50 años japonés. (@azusagakuyuki)

No utilizó técnicas mágicas que no pudiera usar cualquier persona: solo FaceApp, una 'app' móvil que utiliza inteligencia artificial para cambiar caras atendiendo a diferentes parámetros. Zonggu pudo cambiar su sexo, embellecer sus rasgos, agrandar los ojos, boca, labios y suavizar el cutis hasta convertirse en una motera de 20 años.

En declaraciones al mismo programa, Zonggu dijo que, cuando lo probó por primera vez, llegó a obtener 1.000 ‘likes’ en vez de los habituales 10. Después se dejó llevar intentando hacerla cada vez más guapa, cuenta.

A pesar de que algunos usuarios se extrañaban al notar imperfecciones en las imágenes, sus suscriptores seguían subiendo. Después se descubrió el pastel en la televisión japonesa.

placeholder El motero japonés y su avatar. (@azusagakuyuki)
El motero japonés y su avatar. (@azusagakuyuki)

Llegados a este punto, la conclusión lógica sería suponer que sus fans le abandonaron desilusionados. Lo que sucedió fue lo contrario: su popularidad se ha disparado. Pasó rápidamente a tener 19.000 seguidores y, en el momento de escribir estas líneas, ya tiene más de 25.500.

'Ready Player One'

Esto da una idea de cómo la sociedad ha cambiado su punto de vista de la realidad. En un mundo donde gente que miente descaradamente puede llegar a ser 'influencer' o presidente, parece que el hecho, lo tangible, ha dejado de tener el peso que creíamos que tenía. Y digo "creíamos" porque la realidad siempre ha dependido del punto de vista, de la percepción, de la presentación que se haga de ella. El hecho es fluído, cambia con el tiempo y con la perspectiva.

Pero esta visión relativista de lo que nos rodea se está materializando ahora en una dimensión tangible. No solo la inteligencia artificial es capaz de crear imágenes que no existen y engañar a nuestras mentes en un teléfono móvil. Dentro de pocos meses, las futuras gafas de realidad mixta de Apple y Facebook —unos dispositivos destinados a sustituir al iPhone— harán que estas dimensiones hasta ahora atrapadas en la pantalla del teléfono se hagan reales ante nuestros ojos.

Si la realidad alternativa de las redes sociales o los 'deepfakes' en un teléfono móvil son lo suficientemente poderosos como para cambiar ideas políticas, seguir a moteras japonesas falsas y organizar insurrecciones en el capitolio, qué podemos esperar de un mundo en el que las personas vivan dentro de nuevas dimensiones tan creíbles como la física.

El gran ecualizador

Esas vidas de ensueño calderonianas pueden parecer mundos alienígenas para 'viejenials' como yo. Pero estas realidades son tan reales como el mundo físico para las nuevas generaciones.

Las pruebas de que estas realidades alternativas ya tienen la misma fuerza que la real están por todas partes. Hay personas que pasan una gran parte de su tiempo en mundos como Warcraft, Call of Duty o Minecraft, construyendo objetos que valen dinero contante y sonante. Otras que compra muebles o casas virtuales por millones de dólares en criptomonedas cuyo valor no tiene relación alguna con ninguna economía física. El peso específico de estas dimensiones digitales es tan importante o más que el de la “realidad” para millones de personas.

La pandemia no ha hecho más que acelerar este cambio que se puso en marcha a principios de siglo. El ser humano va a depender cada vez más de la telepresencia y, en un futuro cercano, vivir en estos mundos virtuales no será parte de un juego o nuestras relaciones sociales. Estos mundos digitales indistinguibles del mundo físico llegarán a ser los lugares donde ocurra la mayor parte de la actividad productiva y económica en el siglo XXI.

Y en ese punto será donde se confirmará la tesis de este artículo: la apariencia física, nuestra identidad como ahora la conocemos, perderá todo su significado. Si en estos mundos virtuales podemos aparecer como queramos, nadie será quien es. Imagina mujeres de 60 años con el aspecto de Conan El Bárbaro teniendo romances con chicas japonesas que son moteros o camioneros de Parla.

Finalmente, habrá otra consecuencia aún más profunda. Al no estar encadenados al mundo físico, cada persona podrá elegir quién es. Nadie tendrá que ser de una tribu por un accidente geográfico, su género, el color de piel, una mutación genética o una discapacidad. En estos nuevos planos de la existencia, cada persona se asociará libremente con otras personas. Será el gran ecualizador, pero a la vez la máxima expresión de la individualidad humana. Una sociedad sin prejuicios, fronteras o límites.

Tu apariencia física dejará de tener importancia en pocos años. Que seas gordo o flaco, guapo o feo, hombre o mujer no tendrá relevancia en la nueva era digital que viene, donde tu identidad puede ser reemplazada por otra completamente nueva tocando un botón.

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