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El ave que nunca debió 'reintroducirse' en el cielo asturiano y ahora nadie sabe cómo retirar
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LOS PIGARGOS, ¿UNA AMENAZA?

El ave que nunca debió 'reintroducirse' en el cielo asturiano y ahora nadie sabe cómo retirar

Las comunidades del norte se oponen ahora al Proyecto Pigargo, tras dos años de experimentación, y no se sabe qué pasará con la veintena de aves rapaces liberadas

Foto: Pigargo. (EFE Ilja Alexander Schroeder, Proyecto Pigargo)
Pigargo. (EFE Ilja Alexander Schroeder, Proyecto Pigargo)
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Hace dos años comenzó un proyecto que pretendía reintroducir en España el pigargo europeo (Haliaeetus albicilla), ave rapaz de gran tamaño que habita algunas zonas del norte y del este de nuestro continente y otros puntos de Eurasia. La idea de esta iniciativa conservacionista era recuperar una especie que, en algún momento, supuestamente, había sobrevolado los cielos de la península ibérica. Sin embargo, la polémica saltó de inmediato. Biólogos y ecologistas negaban la principal premisa del experimento —no está demostrada su presencia en el pasado en estas latitudes, denunciaron— y, al mismo tiempo, alertaban de que suponía un gran peligro para las especies autóctonas de Asturias, el lugar elegido para soltar los primeros ejemplares. ¿Qué ha pasado con todo este enredo?

Todo indica que el proyecto Pigargo no va a seguir adelante, pero todavía no hay ninguna comunicación oficial al respecto, así que la organización medioambiental Grefa, responsable de la iniciativa, afirma que nada ha cambiado. Las comunidades autónomas implicadas (además de la asturiana, afecta a Cantabria y Galicia, donde las aves podrían desplazarse más fácilmente por proximidad) ya no respaldan la iniciativa debido a las dudas que surgieron, y esto significa que no se implementará un plan completo de reintroducción. Sin embargo, los expertos lamentan las incertidumbres ya creadas. ¿Qué pasará con los ejemplares, más de una veintena, que ya han sido liberados? ¿Es posible retirarlos? ¿Alguien se encargará de hacerlo? ¿Hemos promovido una nueva alteración del medio ambiente con la excusa de estar haciendo exactamente lo contrario?

Foto: Pigargo en vuelo. (EFE)

El Comité de Flora y Faunas Silvestres, integrado por representantes de las comunidades autónomas y del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, se reunió el pasado 23 de marzo y, entre otras cuestiones, tenía que decidir el futuro de este proyecto más allá de los dos años de fase experimental. Fuentes consultadas por El Confidencial, afirman que el Gobierno era partidario de su continuidad, probablemente, porque dar marcha atrás lleva implícito reconocer el fracaso de un programa que ha costado 350.000 euros públicos. Sin embargo, las tres autonomías afectadas se negaron y, sin su apoyo, no puede seguir adelante.

Por el momento, solo ha comentado esta decisión el Gobierno del Principado de Asturias, a través de unas declaraciones a EFE del consejero de Medio Rural, Alejando Calvo, días después de aquella reunión. Sin embargo, los promotores aseguran que no tienen noticias al respecto y que, por lo tanto, el proyecto sigue adelante. Mientas, la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies, que se opuso desde el principio junto a otros grupos ecologistas, reclama la retirada inmediata de los pigargos. Por su parte, los biólogos se temen que nadie vaya a actuar.

“Personalmente, veo difícil que se retiren las aves que están sueltas”, reconoce David Álvarez, zoólogo de la Universidad de Oviedo que denunció el problema y lo ha seguido de cerca. En su opinión, como mínimo, “habría que desmontar los jaulones del proyecto y los comederos artificiales y dejar de cebarlos”, pero nadie parece tomar cartas en el asunto en época electoral, con los gobiernos regionales en funciones y la asociación que promueve el proyecto haciendo “como si no pasara nada”. En cualquier caso, la decisión debería tomarla el ministerio, justo la administración que se ha mostrado reticente a abandonar la iniciativa.

placeholder Pigargos. (EFE)
Pigargos. (EFE)

Controversia desde el principio

Desde el comienzo, esta supuesta reintroducción del pigargo ha estado salpicada de aspectos irregulares, según los críticos. El proyecto se justifica a partir de un listado de especies extinguidas publicado por el BOE en 2018 y que debía servir de guía para que las administraciones promoviesen su recuperación. Entre los 13 animales mencionados, estaba el pigargo europeo, pero los expertos no entienden cuál fue el criterio para su inclusión. De hecho, consideran que ese catálogo es bastante arbitrario. Aun así, ninguna de ellas generaba tantas dudas como esta ave rapaz. Según los datos del ministerio, el pigargo “debió desaparecer a lo largo de los siglos XIX y XX” de la península ibérica, pero los zoólogos creen que faltan evidencias científicas para realizar esa afirmación.

Los documentos que la sustentan se basan en la aparición de ejemplares solitarios, pero los expertos aseguran que es habitual que estas aves se desplacen miles de kilómetros desde sus lugares de origen, a veces, arrastradas por un temporal. Para Grefa, el argumento más importante serían los registros fósiles: si había pigargos en la Edad de Hierro, como parecen demostrar yacimientos como el de Soto de Medinilla (Valladolid), es que la especie era autóctona. En cambio, los críticos creen que esa información se basa en un error en la identificación del pigargo, confundido a veces con el águila pescadora.

Fuentes del Proyecto Pigargo admiten que los datos documentales históricos sobre la presencia del ave en la península ibérica "son muy imprecisos". En cambio, "en los fósiles no hay ninguna duda, no existen publicaciones científicas que nieguen el registro fósil y Grefa no tiene ninguna constancia de que el registro sea erróneo", afirman. Basados en esta información, no entienden que se hable de irregularidades, puesto que, con el apoyo del ministerio, han seguido "escrupulosamente todos los protocolos y todos los pasos que la ley marca para reintroducir especies extinguidas".

placeholder Un ejemplar del ave rapaz. (EFE)
Un ejemplar del ave rapaz. (EFE)

“Es falso hablar de recuperación o reintroducción”, según el grupo ornitológico Mavea, que en su día denunció que este proyecto suponía “tirar el dinero en idas absurdas”, cuando hay otras especies autóctonas asturianas que corren peligro de desaparecer en la actualidad y necesitan intervenciones urgentes, entre ellas, el urogallo. Una de las cuestiones controvertidas es por qué se elige la cordillera Cantábrica como hogar para este animal, cuando los escasos testimonios de supuestos avistamientos proceden del Mediterráneo.

En cualquier caso, la Agencia Noruega de Medio Ambiente dio el visto bueno a la extracción de sus nidos de nueve pigargos recién nacidos en el país escandinavo. En 2021, fueron trasladados en avión a España y acabaron en la zona oriental de Asturias, con la colaboración del Ayuntamiento de Ribadedeva, donde permanecieron en un jaulón de aclimatación hasta que finalmente siete de ellos fueron liberados. A día de hoy, los pigargos liberados a lo largo de estos dos años ya suman más de una veintena, según los datos de Grefa.

Sin embargo, otra cuestión escama a los expertos: antes de iniciar su liberación, no se realizó un estudio del impacto ambiental que tendría esta especie, de 2,5 metros de envergadura y gran depredadora. Especies como los salmones y los cormoranes moñudos, cuya situación de conservación en Asturias no es buena, podrían ser sus presas. En el Reino Unido se canceló un plan similar por miedo a que pudieran afectar incluso al ganado, algo que niegan los promotores del proyecto. Según Grefa, no era necesario el estudio previo porque durante estos dos primeros años la reintroducción tendría un carácter experimental, para “confirmar que las aves liberadas se adaptan bien al medio natural y que su presencia es compatible con las especies silvestres y las actividades humanas al no generar impactos significativos”. Para ello, cada ejemplar liberado lleva un emisor GPS. Tras evaluar si esto es así, comenzaría la verdadera implantación de la especie, que ahora parece estar en el aire.

placeholder Liberación de pigargos. (EFE)
Liberación de pigargos. (EFE)

¿Qué va a pasar?

Precisamente, esa incertidumbre vuelve a inquietar a los zoólogos. ¿Qué va a suceder si el proyecto, definitivamente, no sale adelante? Si se abandona, pero nadie se encarga de recuperar las aves, ¿podrían prosperar y asentarse en territorio español? “Creo que ni yo ni nadie lo puede asegurar”, comenta Álvarez. “Lo primero que habría que hacer, si se suspende el proyecto, sería eliminar los puntos de alimentación suplementaria que hay actualmente en Pimiango”, una pequeña localidad del concejo de Ribadedeva. “Actualmente, los animales se están dispersando, pero muchos regresan cada poco”, explica el investigador de la Universidad de Oviedo.

El motivo de que vuelvan, según los expertos, es sencillo: saben que en la zona de suelta tienen alimento seguro. “Después de tanto tiempo, está claro que los animales ya sabrán alimentarse por sí mismos, pero de ahí a que se establezcan y empiecen a criar hay un trecho grande”, apunta el experto. No obstante, “no sería descartable”. También “es posible que, sin alimento suplementario, se dispersaran y no volvieran”, añade, pero para eso lo primero sería que tanto el ministerio como las comunidades autónomas se pronunciaran oficialmente con respecto al fin del proyecto”.

Foto: Imagen: cedida.

Grefa publica cada poco tiempo noticias sobre la marcha de esta iniciativa y una de las más recientes indica que Loki, uno de los pigargos liberados (en su caso, en septiembre de 2022), viajó durante algo más de un mes desde las costas cantábricas hasta los Países Bajos y regresó. El GPS permitió seguir sus movimientos a lo largo de 3.600 kilómetros hasta que volvió al punto en el que había sido liberado, en Pimiango. En el punto más al norte del trayecto, pudo contactar con una población de pigargos silvestres. El vuelo de esta ave resulta impresionante: alcanzó los 100 kilómetros por hora, superó los 1.200 metros de altitud y llegó a recorrer 422 kilómetros en un solo día. Para el proyecto, es importante garantizar conexiones con otros animales de la especie y demostrar que el lugar elegido es adecuado.

Fuentes del Proyecto Pigargo insisten en que siguen trabajando en esta iniciativa al no tener constancia de que haya finalizado. “Salvo lo que hemos visto publicado en los medios de comunicación, nadie ha argumentado por qué el proyecto no debe seguir adelante”, afirman. Tras la fase experimental, la legislación exige un estudio de viabilidad que también se ha completado. "En principio, seguimos con el proyecto por pura responsabilidad, nació con el apoyo del ministerio y tiene una normativa que lo respalda. Somos especialistas en la recuperación de grandes aves rapaces y, en este caso, asumimos el objetivo de reintroducirla, así que continuamos con la misma dinámica de trabajo", explican.

El caso del pigargo es bastante singular en nuestro entorno, al haber sido introducido (o reintroducido) por motivos conservacionistas. Sin embargo, existen muchos ejemplos de especies cinegéticas o piscícolas con las que se hizo lo mismo para cazar y pescar “y que han tenido efectos catastróficos para los ecosistemas”, recuerda Álvarez. Con respecto a los peces, son conocidos los casos de los siluros del Ebro, la perca americana o black bass, y salmónidos en lagos de montaña. En el caso de especies cinegéticas, están las perdices de granja, el gamo en el Sueve, o los muflones. “Son ejemplos flagrantes de introducciones que no se deberían haber hecho”, afirma.

Lo que ocurre, según los expertos, es que cada política ambiental responde a su época y a los valores que la sociedad acepta en cada momento. Hoy en día ya no sería admisible introducir una especie para cazar, pero sí apostar por una “reintroducción” efectista de un animal grande y vistoso si se puede vender como una renaturalización o incluso vincular al turismo ornitológico. Frente a ello, volcarse en la salvación del urogallo presenta muchas más dificultades y se antoja mucho menos atractivo.

Hace dos años comenzó un proyecto que pretendía reintroducir en España el pigargo europeo (Haliaeetus albicilla), ave rapaz de gran tamaño que habita algunas zonas del norte y del este de nuestro continente y otros puntos de Eurasia. La idea de esta iniciativa conservacionista era recuperar una especie que, en algún momento, supuestamente, había sobrevolado los cielos de la península ibérica. Sin embargo, la polémica saltó de inmediato. Biólogos y ecologistas negaban la principal premisa del experimento —no está demostrada su presencia en el pasado en estas latitudes, denunciaron— y, al mismo tiempo, alertaban de que suponía un gran peligro para las especies autóctonas de Asturias, el lugar elegido para soltar los primeros ejemplares. ¿Qué ha pasado con todo este enredo?

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