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Ómicron causa menos casos graves, pero ¿por qué? Los científicos aún no lo saben
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¿Es el virus o son las vacunas?

Ómicron causa menos casos graves, pero ¿por qué? Los científicos aún no lo saben

Varios estudios confirman que pocos casos de ómicron llegan a tener complicaciones, pero aún no está claro que la variante sea más leve si no fuera por la protección vacunal

Foto: Test de covid. (Reuters/Evelyn Hockstein)
Test de covid. (Reuters/Evelyn Hockstein)

La idea de que ómicron es menos grave ha estado presente desde el minuto cero, cuando, después de caracterizar la nueva variante, los médicos de Sudáfrica comenzaron a ver que casi todos los casos eran leves a pesar del espectacular incremento de contagios. A día de hoy, esta cuestión está por aclarar, aunque poco a poco vamos teniendo más datos. Lo último es que varios estudios indican que el porcentaje de hospitalizaciones que causa es significativamente menor. Sin embargo, no está claro si se debe a las características del propio virus o a la acción de las vacunas, porque estas no se comportan igual frente a ómicron que frente a delta.

Un estudio preliminar publicado esta semana por el National Institute of Communicable Diseases de Sudáfrica recoge que el riesgo de hospitalización fue aproximadamente un 70% menor entre las personas infectadas con ómicron recientemente frente a las que se habían contagiado por delta entre abril y noviembre. Sin embargo, una vez que un paciente es ingresado, el riesgo de desarrollar enfermedad grave es el mismo. Al tratarse de etapas diferentes, el análisis deja algunas dudas. Además, los expertos consideran que es difícil equiparar los datos sudafricanos y los europeos, por las diferencias que hay en cuanto a edad media de la población (más joven allí), porcentaje de vacunados (inferior) y de personas que ya han pasado la enfermedad (se supone que muy alto, aunque tampoco hay datos precisos).

Foto: Tercera dosis. (EFE)

Por eso, se esperaban con expectación los primeros datos del Reino Unido, un país muy castigado por ómicron y que ha generado muchos datos de forma temprana. La Universidad de Edimburgo acaba de publicar un trabajo en el que analiza pacientes de ómicron y delta de noviembre y diciembre y llega a la conclusión de que infectarse con la nueva variante reduce en dos tercios el riesgo de acabar en el hospital. En concreto, los investigadores identificaron 15 ingresos por ómicron y calcularon que con las estadísticas de delta habrían sido algo más del triple. Casi al mismo tiempo, el Imperial College de Londres ha ofrecido datos algo menos optimistas. Según sus cálculos, con la nueva variante se reduce entre un 40% y un 45% la necesidad de estar hospitalizado por más de un día, aunque añade que el riesgo de visitar urgencias también cae entre un 20% y un 25%.

A falta de estudios publicados, en España el viceconsejero de Asistencia Sanitaria y Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Antonio Zapatero, ha anunciado los primeros datos a través de su cuenta de Twitter, según los cuales el riesgo de sufrir una neumonía sería un 73,5% inferior con ómicron que con las variantes previas y la posibilidad de ser hospitalizado cae aún más: un 83,5%. Estas cifras estarían en la línea de otros países e incluso serían mejores.

Una idea todavía cuestionable

Sin duda, son buenas noticias, aunque quizá es pronto para comprender qué es lo que nos están diciendo exactamente. Los expertos siguen siendo escépticos con la idea de que la nueva variante sea realmente más leve en sí misma, porque es imposible distinguir si los datos tienen que ver con una menor agresividad del virus o se pueden explicar por la acción de las vacunas. Para saberlo con certeza habría que medir algo que aún no ha hecho ningún estudio, al menos, con la suficiente relevancia estadística: comparar personas no vacunadas infectadas con ómicron y personas no vacunadas infectadas con otras variantes.

placeholder Test de covid. (Reuters)
Test de covid. (Reuters)

“Parece que la enfermedad es más leve porque hay menos hospitalizaciones, pero las está habiendo en un contexto con mucha gente vacunada o con mucha gente que ha pasado la infección, como es el caso de Sudáfrica”, advierte en declaraciones a Teknautas Sonia Zúñiga, viróloga e investigadora del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). Incluso cuando se comparan casos de delta y de ómicron en el mismo espacio temporal, como es el caso del Reino Unido, la vacunación puede estar afectando al análisis porque no tiene el mismo efecto en las dos variantes. Al ser más eficaz para evitar el contagio con delta, podría estar provocando un efecto estadístico que distorsionara nuestra percepción de la gravedad, ya que al final hay muchos más casos de ómicron, pero como la vacuna sigue siendo eficaz frente a la enfermedad grave, un porcentaje muy pequeño de ellos acaba en el hospital.

Otros factores dificultan el análisis de la situación. Por ejemplo, la falta de acoplamiento entre los datos de contagios y los de hospitalizaciones e ingresos en UCI, una repercusión que se nota semanas más tarde y que puede llevar a realizar una lectura prematura de las cifras. El hecho de que gran parte de la población tenga muy reciente la tercera dosis, en particular, las personas mayores que son las que más ingresan, también puede distorsionar los datos. La vacunación reciente provoca que el nivel de anticuerpos sea muy alto y esto, a su vez, evita muchas infecciones (posiblemente también con ómicron, aunque tenga más capacidad para esquivarlos). Si se están contagiando en mucha mayor medida personas de edades relativamente jóvenes que recibieron su segunda dosis hace meses, pero que tienen una menor probabilidad de enfermar gravemente, estaríamos ante otra distorsión de las cifras que impide adivinar si realmente ómicron es más leve.

¿Qué observan los médicos españoles?

“En mi consulta no estoy viendo pacientes mayores con terceras dosis”, afirma Vicente Baos, médico de Atención Primaria. “La inmensa mayoría de los que llegan con síntomas son jóvenes que tienen dos dosis y cuadros muy leves”, comenta, aunque con el matiz de que es una impresión subjetiva a falta de estudios que recopilen todos los datos. Lo esperable entre los vacunados es, precisamente, que no se produzcan complicaciones. “Esa levedad está inducida por la vacunación, aparte de que también influyen la edad y los factores de riesgo”, recuerda.

placeholder Vacuna. (EFE)
Vacuna. (EFE)

El cambio más importante que ha observado a medida que ómicron se ha ido imponiendo con claridad está en la duración de la sintomatología: “La media es de tres días con síntomas leves y una recuperación muy rápida, mientras que antes duraba de cinco a siete días y la mejoría era lenta”. Esos síntomas suelen ser febrícula, dolor de garganta, dolor de cabeza y tos seca; mientras que han desaparecido otras características habituales del covid, como la pérdida de olfato y gusto.

En cualquier caso, Baos considera que es imposible llegar a conclusiones serias sobre la virulencia de ómicron si no distinguimos claramente entre pacientes vacunados y no vacunados. “En una persona que no se haya vacunado tendríamos la expresión de ómicron pura, mientras que entre los vacunados lo lógico es que curse con menor gravedad. Mezclar todo no es conveniente. Con el tiempo ya se irá viendo cuál es el porcentaje de no vacunados que se complica y que ingresa en UCI”, apunta.

Aparte de los datos poblacionales, hay otras investigaciones que parecen explicar por qué ómicron sería menos agresiva. Investigaciones preliminares de la Universidad de Cambridge y de la Universidad de Hong Kong indican que la nueva versión del virus infecta muy bien las vías respiratorias superiores pero tiene más dificultades para unirse a las células del pulmón. Sin embargo, los virólogos echan de menos, precisamente, tener todos los datos de una publicación científica habitual, revisada por pares, para poder valorar estos hallazgos. “Si no han utilizado el virus natural, sino un pseudovirus al que le han añadido la proteína S pueden haber estudiado muy bien cómo entra en las células, pero nos perdemos el efecto de las mutaciones de otras proteínas del virus”, advierte Zúñiga, “así que es posible que entre mal pero se multiplique rápido”.

Foto: Unos ancianos conversan protegidos con mascarillas en San Sebastián. (EFE/Juan Herrero)

La verdadera buena noticia

Así que, en realidad, la mejor noticia que dejan todos estos estudios es que confirman que las vacunas protegen frente a la enfermedad grave, incluso frente a ómicron. Aunque logre gracias a sus mutaciones logre esquivar los anticuerpos y, por lo tanto, infectar las células humanas, “ya se ha visto que la respuesta celular nos protege y que, por lo tanto, las vacunas siguen siendo efectivas”, comenta la viróloga del CSIC. La respuesta de las células T se mantiene en niveles muy altos, según los primeros análisis, por ejemplo, experimentos de la Universidad de Ciudad del Cabo y los datos sobre hospitalizaciones causadas por ómicron parecen corroborarlo.

“Nadie sabe si el virus es más o menos agresivo, pero lo más importante es que la gente vacunada, aunque se esté infectando de forma masiva, cuenta con la protección de las células T”, confirma Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI). En teoría, es posible que esa buena respuesta esté influyendo en que los síntomas desaparezcan antes, pero “no tenemos evidencias de si el periodo de contagio se mantiene”, así que habría que mantener la recomendación de permanecer aislados durante 10 días.

La idea de que ómicron es menos grave ha estado presente desde el minuto cero, cuando, después de caracterizar la nueva variante, los médicos de Sudáfrica comenzaron a ver que casi todos los casos eran leves a pesar del espectacular incremento de contagios. A día de hoy, esta cuestión está por aclarar, aunque poco a poco vamos teniendo más datos. Lo último es que varios estudios indican que el porcentaje de hospitalizaciones que causa es significativamente menor. Sin embargo, no está claro si se debe a las características del propio virus o a la acción de las vacunas, porque estas no se comportan igual frente a ómicron que frente a delta.

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