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El volcán de La Palma entra en fase efusiva: por qué es clave para el rumbo de la erupción
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Reduce su actividad explosiva

El volcán de La Palma entra en fase efusiva: por qué es clave para el rumbo de la erupción

Un río de lava fluida, al estilo hawaiano, baja por la ladera del volcán y se acerca más que nunca al mar. Su último gran obstáculo es la montaña de Todoque

Foto: Ríos de lava que descienden por la ladera del volcán. (EFE)
Ríos de lava que descienden por la ladera del volcán. (EFE)

El volcán de La Palma ha retomado con fuerza su actividad tras el parón de este lunes, pero su comportamiento ya no es el mismo de antes. Ahora la tónica general no es la fragmentación violenta del magma, sino que la lava baja en forma de coladas fluidas y extensas, lo que hace que se sitúe más cerca que nunca del mar. El Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) asegura que este es un indicador de que la erupción ha entrado en fase efusiva.

En estos momentos, el volcán cuenta con dos bocas activas: una en el cono (fuente principal de la expulsión del magma) y otra en un cráter pequeño por debajo del mismo. De acuerdo con Involcan, la segunda de estas bocas emite lava a altas temperaturas —puede permanecer mucho tiempo por encima de los 1.000 grados— a través de un gran chorro y expulsa menos ceniza y piroclastos (fragmentos de materiales sólidos) que el otro foco de emisiones.

Ello ha generado una colada más fluida, al estilo hawaiano, que tiene más capacidad de movimiento y de ocupar terreno. Además, su trayectoria indica que pasará por encima de las coladas anteriores, de manera que tiene allanado el camino para alcanzar más velocidad; y, al ser menos densa, tampoco forma estructuras sólidas que obstaculicen su paso. De hecho, este río de lava se encuentra ya a entre 800 y 1.000 metros de la costa de Tazacorte. Su principal obstáculo para llegar al Atlántico es la montaña de Todoque, pero ya ha empezado a rebasarla por uno de sus laterales, según la última actualización del Departamento de Seguridad Nacional (DSN).

"El volcán emite más lava en lugar de tanto material piroclástico, como ocurre en las fases explosivas", apunta el geólogo Nahúm Méndez. "En la fase explosiva vemos cómo se construyen conos a partir de los piroclastos que expulsa el volcán y que van depositándose en el suelo poco a poco, mientras que en la fase efusiva lo que se emite, principalmente, es la lava. No podemos olvidar que los piroclastos son también lava, pero es lava que se fragmenta cuando sale violentamente de la boca eruptiva", matiza.

Lo que está ocurriendo no es nada fuera de lo común. La erupción de La Palma es de tipo estromboliano, una de cuyas características más significativas es la alternancia de ciclos explosivos y efusivos, tal y como explica José María Cebriá, investigador del Instituto de Geociencias de Madrid (CSIC-UCM). En otras palabras, el volcán tiene fases en las que escupe magma de forma violenta y otras de relativa tranquilidad en la que la lava fluye por sus laderas.

"El volcán emite más lava en lugar de tanto material piroclástico, como ocurre en las fases explosivas"

"El volcán de La Palma inició su actividad con una fase donde, a grandes rasgos, se simultanearon las emisiones de piroclastos y de lavas, seguida por una fase más explosiva donde se redujo drásticamente la emisión de lavas. Ahora (lo último que he visto son imágenes de esta mañana) parece que, tras la pausa del lunes, predomina la emisión de lavas, aunque continúe el componente explosivo con menor intensidad", desarrolla Cebriá. "Son fases que se alternan o se simultanean durante el desarrollo de la actividad del volcán, pero esos cambios no proporcionan ninguna indicación acerca de lo que cabe esperar a continuación. Como ya sabrás, en estos temas no es posible realizar predicciones y, menos aún, sin datos", aclara.

Foto: Documental de la BBC basado en el tsunami de La Palma.

Uno de los factores que determina la fase de una erupción es la concentración de gases en el interior del volcán. Cuando los gases pueden escapar fácilmente y de forma constante, el magma tiene menos viscosidad (es más líquido) y forma flujos de lava. En cambio, cuando los gases ascienden de forma más lenta, estos se concentran y tienden a explotar, expulsando piroclastos. Si el magma es muy viscoso y lento, se acumula alrededor de su centro de emisión formando un domo, esto es, un montículo circular que puede alcanzar cientos de metros de altura.

La lava avanza más rápido hacia el mar

Mientras el volcán permanezca en fase efusiva es más probable que la lava llegue al mar. Este momento marcaría un punto de inflexión, puesto que el choque térmico entre el magma, a más de 1.000 grados, y el agua, en torno a los 20 grados, generaría columnas de vapor de agua, mezclado con ácido clorhídrico (HCI) y diminutas partículas de vidrio, como consecuencia del importante contenido de cloruro (CI-) del mar.

La inhalación o el contacto con estos gases pueden irritar la piel, los ojos y el tracto respiratorio, provocando dificultades respiratorias, especialmente a personas con enfermedades previas. No obstante, las autoridades aclaran que se trata de un peligro muy local y bien delimitado en el entorno del área donde se produce la llegada de la lava al mar, previsiblemente en la zona costera de Tazacorte. Para evitar posibles perjuicios a la población, desde el pasado domingo permanecen confinadas las poblaciones de San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa.

El volcán de La Palma ha retomado con fuerza su actividad tras el parón de este lunes, pero su comportamiento ya no es el mismo de antes. Ahora la tónica general no es la fragmentación violenta del magma, sino que la lava baja en forma de coladas fluidas y extensas, lo que hace que se sitúe más cerca que nunca del mar. El Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) asegura que este es un indicador de que la erupción ha entrado en fase efusiva.

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