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En el barrio más próximo a la colada del volcán: "Aún no sé si mi casa sigue en pie"
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A 5 KILÓMETROS DE LA FISURA

En el barrio más próximo a la colada del volcán: "Aún no sé si mi casa sigue en pie"

En La Laguna se viven momentos de incertidumbre por el avance de la colada de lava desde Cumbre Vieja. La excitación por la erupción se ha disipado y ahora predomina la angustia

Foto: Desalojados en el pueblo de Todoque, en el municipio palmero de Los Llanos de Aridane. (EFE)
Desalojados en el pueblo de Todoque, en el municipio palmero de Los Llanos de Aridane. (EFE)

En el barrio de La Laguna, perteneciente al municipio de Los Llanos de Aridane, la mañana es la más dura de las últimas décadas, más incluso que la noche en que estalló el volcán de Cumbre Vieja, según comentan los vecinos. Porque ahora, la mayoría de los que aguantan en la ciudad lo hacen sabiendo que o ellos o alguno de sus amigos y familiares pueden haber perdido definitivamente su hogar, y encima no pueden confirmarlo. Carmen es clara: "No he podido dormir, esta incertidumbre es lo peor. Aún no sé si mi casa sigue en pie y venimos a intentar saber algo más, pero nada. Solo salimos con una muda y no sabemos cuándo podremos volver".

Idaira —nombre ficticio a petición de la entrevistada— se mantiene erguida y mirando al horizonte con su perro moviéndose al lado. Encima le caen las cenizas que suelta un volcán que sigue imparable sin nada ni nadie que lo frene y que va poco a poco acercándose a su objetivo final, el mar. Pero para ello, y eso es lo que de verdad le preocupa a esta palmera, quizá (y por ahora solo es quizá) tenga que pasar por su casa.

Foto: Dos personas observan la actividad de la erupción volcánica. (EFE)

Ese desconocimiento ante la adversidad, el no poder asumir ni la perdida ni la salvación del hogar, es lo que ahoga a Idaira y su marido, realojados en un lugar cercano pero seguro por familiares. Pero también a Carlos, que cruza corriendo la calle en busca de la cámara que lleva al hombro este reportero. "Perdona, ¿pudiste hacer alguna foto de cómo va la colada? Estoy esperando a ver si nos dejan pasar para ver nuestras fincas, pero de momento nada". Al terminar, sale de nuevo corriendo y se sube a un coche, parece que les dejan avanzar algo, no saben cuánto ni pueden decir más.

placeholder La erupción en una imagen tomada con dron. (Nacho Doce/Reuters)
La erupción en una imagen tomada con dron. (Nacho Doce/Reuters)

El miedo y la impotencia hacen más complicada si cabe la situación en este barrio de La Palma, a unos cinco kilómetros de la fisura principal del volcán y que se ha convertido en la primera línea frente a la colada.

Varios miembros del cuerpo especial de la Guardia Civil, los GRS, vigilan que nadie continúe por la carretera principal, la LP-213 que lleva a Todoque. El municipio, también perteneciente a Los Llanos, donde, según apuntan los expertos, se dirige ahora la lava. Aquí se encuentra también el hogar de muchos de los que se agolpan ahora en La Laguna. "Puede estar perfectamente pasando por la plaza", comenta uno de los jóvenes que mira expectante al volcán esperando alguna señal. "Ves eso, eso ya es la colada", señala otro.

"La colada puede estar perfectamente pasando ahora por la plaza de Todoque"

Tras cruzar la carretera y el pueblo, los lugareños creen que el ritmo de la lava se acelerará de nuevo, aunque nadie se atreve a hablar de cuándo ocurrirá eso. Hay quien incluso dice que será dentro de cuatro o cinco días. Otros que será antes. Cada hora cuenta pues, como explican los expertos, la ralentización significa una lengua más ancha, más casas y terrenos engullidos.

De ser así, el volcán podría acabar también con Todoque o con buena parte del pueblo, como ya ha hecho con El Paraíso. "Está ahí al lado, a un kilómetro, por eso tenemos miedo de que se pueda abrir una nueva lengua y se lleve esto también por delante", señala Carmen, que mira, desde su casa y junto a su padre, el rugido de la Tierra. La esperanza la tienen puesta en las laderas, que, en principio, deberían ayudar a que el volcán se encauce camino al mar y no se acerque a sus dominios. "Eso sí, después vienen los gases y eso también va a ser muy duro".

placeholder Un vecino de La Laguna evacúa su domicilio (Borja Suárez / Reuters)
Un vecino de La Laguna evacúa su domicilio (Borja Suárez / Reuters)

En este pequeño enclave, de unos 1.500 habitantes, muy similar en tamaño a Todoque, se aprecia el siguiente escenario que vive La Palma tras saber que es una zona catastrófica y que puede perder hasta 500 construcciones con este fenómeno. Tras el ajetreo de los dos primeros días después de la erupción, la calma parece haber vuelto al enclave de la Isla Bonita, y el silencio aguanta solo roto por los rugidos de su nuevo vecino. Por ello, los ciudadanos se mantienen firmes, entre resignados y atónitos, ante un fenómeno tan tranquilo como voraz, tan impredecible en su final como claro en su camino.

El volcán no miente con su futuro, ni cambia con el viento, pero no hay nada que hacer para evitar perderlo todo si te toca. "No paran de caer cenizas, espero que cuando llegue a casa solo tengamos que limpiar un poco esto", termina Idaira.

En el barrio de La Laguna, perteneciente al municipio de Los Llanos de Aridane, la mañana es la más dura de las últimas décadas, más incluso que la noche en que estalló el volcán de Cumbre Vieja, según comentan los vecinos. Porque ahora, la mayoría de los que aguantan en la ciudad lo hacen sabiendo que o ellos o alguno de sus amigos y familiares pueden haber perdido definitivamente su hogar, y encima no pueden confirmarlo. Carmen es clara: "No he podido dormir, esta incertidumbre es lo peor. Aún no sé si mi casa sigue en pie y venimos a intentar saber algo más, pero nada. Solo salimos con una muda y no sabemos cuándo podremos volver".

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