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La 1ª vez frente al covid-19 del infectólogo jefe del Clínic: "Pensábamos que no llegaría aquí"
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HABLAMOS CON ALEX SORIANO

La 1ª vez frente al covid-19 del infectólogo jefe del Clínic: "Pensábamos que no llegaría aquí"

Dos semanas después de que el Mobile World Congress se cancelara en Barcelona, el doctor Soriano registraba a la primera paciente con covid-19 en su hospital, el centro de referencia

Foto: Una médica atiende a un paciente crítico en el Clínic. (Reuters)
Una médica atiende a un paciente crítico en el Clínic. (Reuters)

El 25 de febrero de 2020 se identificó el primer caso de covid-19 en Cataluña, apenas dos semanas después de que el Mobile World Congress de Barcelona fuera cancelado. Se trataba de una mujer italiana de 36 años que había llegado recientemente de Milán y Bérgamo. Aquella fue la primera paciente que el doctor Álex Soriano, jefe del servicio de enfermedades infecciosas en el Hospital Clínic de la Ciudad Condal, centro de referencia en Cataluña para este tipo de patologías, se enfrentó a la enfermedad que ha paralizado España y el mundo durante más de un año.

"A pesar de las noticias, nos pilló a contrapié, primero porque pensábamos que no llegaría —a pesar de que llevaba semanas o incluso meses en China—, y cuando nos llegó y vimos el primer caso había mucho desconocimiento", reconoce el infectólogo en entrevista con El Confidencial.

Foto: El doctor Pujol estudia la respiración de un paciente crítico tras su destete. (Pablo G. Sacristán)

Aquella mañana, la consejera de Salud catalana, Alba Vergés, había dicho que el sistema de salud catalán estaba preparado para tratar un posible caso de coronavirus, pero que aún no se había detectado ninguno. También antes de la confirmación, Carmen Calvo ofrecía la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, que desde el mes anterior comenzó a celebrarse los martes: "Tenemos un gran sistema sanitario, nuestro país se ha enfrentado a crisis similares y las hemos resuelto". Por aquel entonces, la confirmación de positivos como aquel se realizaba en el Centro Nacional de Epidemiología.

"Recuerdo que los primeros pacientes que vimos, aunque más del 85% tuvieron una infección muy leve, los ingresamos y seguimos a todos con una gran preocupación", dice Soriano. "El desconocimiento nos llevaba a ser más precavidos incluso de lo que finalmente era necesario".

placeholder La UCI del Clínic, el pasado 3 de febrero. (Reuters)
La UCI del Clínic, el pasado 3 de febrero. (Reuters)

En aquellos momentos, los médicos del Clínic estaban empezando a diseñar protocolos: quién, cómo y cuándo debía ponerse un EPI, por dónde entrar o salir con pacientes covid. Por aquel entonces, aún era vista como una enfermedad contraída en el extranjero y que solo afectaba con gravedad a gente mayor o con patologías previas. El 6 de marzo falleció en el Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona la primera víctima catalana por covid-19. Era una mujer de 89 años con comorbilidades, pero junto a ella había otros dos casos graves, uno de 50 años y otra de 29. Ninguno de los tres había viajado a zonas de riesgo.

Ahí fue como a los médicos les empezó a cambiar la cara.

Tratamientos a ciegas

"Al principio, tuvimos algunos pacientes que estaban bien, pero los mantuvimos ingresados para monitorizarlos, poco a poco empezamos a ver que podíamos mandarlos para casa", explica Soriano, "hasta que llegamos a la segunda semana de marzo y todo explotó: la diseminación del virus en la calle era tan alta que un 15% de pacientes graves ya era un volumen muy importante, y estos empezaron a llegar de forma masiva al hospital".

El 14 de marzo, Cataluña era la segunda comunidad con más casos de covid-19, por detrás de Madrid. El Clínic y otros hospitales suspendieron consultas y operaciones no urgentes. Esto hizo que los médicos tuvieran que adaptar a marchas forzadas todo el hospital para atender una única patología, muy concreta y "que siempre consumía los mismos recursos, y por tanto esos recursos se agotaban", recuerda Soriano. "La situación fue de adaptación a una demanda que no estaba 100% cubierta".

"Estábamos mandando pacientes a casa, pero en la segunda semana de marzo todo explotó"

En las farmacias hospitalarias, algunos productos como el sedante propofol, imprescindible para realizar las intubaciones, comenzaron a escasear. En el hospital de Terrassa, las reservas que hasta entonces les duraban seis meses se esfumaron en dos semanas.

Debido a la experiencia que ya se empezaba a acumular en China, Italia y otros países, pronto comenzaron a surgir en la literatura médica nombres de potenciales fármacos que parecían tener una actividad frente al virus. "Entre ellos, el más característico era un fármaco contra el sida que conocíamos bien, el Kaletra, lopinavir/ritonavir", rememora Soriano. "También conocíamos bien la hidroxicloroquina o un antibiótico común, la azitromicina, porque los habíamos usado a patadas". Por el perfil de seguridad de estos fármacos, pronto empezaron a utilizarse a discreción durante los siguientes dos meses. Con la desescalada y la llegada del verano, las evidencias en contra de todos estos medicamentos comenzaron a acumularse. "No es que no tuvieran ninguna, pero en general su eficacia no era la que hubiéramos deseado", dice el infectólogo.

¿Y con los pacientes graves?

El 16 de junio de 2020, se publicaron al fin en el 'BMJ' los resultados del uso de la dexametasona en pacientes críticos de covid-19. Ahí se confirmó que lograba reducir en un tercio las muertes por la enfermedad, causadas en último extremo por la respuesta inflamatoria que precisamente los corticoides lograban reducir. Pero hasta entonces, tanto en el Clínic como en el resto de hospitales los intensivistas tuvieron que hacer cábalas.

"Empezamos a usarlos sin evidencias y después poco a poco estas se fueron sumando", dice Soriano. "Pero cuando salieron los datos de la dexametasona, si miro los pacientes nuestros que hasta entonces recibieron dexametasona o algún otro corticoide, era un porcentaje muy alto. Y eso que nosotros tampoco éramos muy proclives al corticoide".

placeholder Pasillos del Clinic, el pasado mes de febrero. (Reuters)
Pasillos del Clinic, el pasado mes de febrero. (Reuters)

"De hecho, a día de hoy, tampoco está claro en qué momento y en qué condiciones hay que darlo", prosigue. "Sabíamos que en las infecciones con un virus un corticoide no era una cosa buena, y con este virus probablemente tampoco sea muy bueno, pero depende de en qué momento lo administres, que es lo que avala el estudio Recovery: pacientes críticos con una infección avanzada, no en aquellos con una infección muy precoz".

Aunque afortunadamente ya con vacuna, un año más tarde sigue habiendo algunos huecos sin resolver en el tratamiento del covid-19. "Queda claro que los antivíricos en general como el remdesivir, el único aprobado hasta el momento, al igual que los anticuerpos monoclonales o el plasma de pacientes, son eficaces si los administras precozmente", explica el jefe de infecciosas del hospital barcelonés. "El problema es que este bloqueo habría que administrarlo en los días en que el paciente no está muy grave, y, por tanto, está en la calle y no va al hospital. Esa ventana de oportunidad a día de hoy no es una realidad, porque no se le puede poner un catéter en vena a alguien que está por la calle: por poner un paralelismo, necesitamos para el coronavirus lo que el seltavir es para la gripe: un producto que se pueda administrar por vía oral o nasal, como un inhalador. Eso sería un cambio importante".

El 25 de febrero de 2020 se identificó el primer caso de covid-19 en Cataluña, apenas dos semanas después de que el Mobile World Congress de Barcelona fuera cancelado. Se trataba de una mujer italiana de 36 años que había llegado recientemente de Milán y Bérgamo. Aquella fue la primera paciente que el doctor Álex Soriano, jefe del servicio de enfermedades infecciosas en el Hospital Clínic de la Ciudad Condal, centro de referencia en Cataluña para este tipo de patologías, se enfrentó a la enfermedad que ha paralizado España y el mundo durante más de un año.

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