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"El dolor de cabeza me hace hasta llorar": las secuelas del covid que no desaparecen
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¿genera el covid síndrome de fatiga crónica?

"El dolor de cabeza me hace hasta llorar": las secuelas del covid que no desaparecen

Investigadores españoles afrontan el reto de explicar por qué un 10% de pacientes de covid tiene síntomas interminables, una versión distinta de la enfermedad que afecta sobre todo a las mujeres

Foto: Dos mujeres descansan en un banco en el puerto de Barcelona. (EFE)
Dos mujeres descansan en un banco en el puerto de Barcelona. (EFE)
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A mitad de marzo, justo cuando acababa de comenzar el estado de alarma, Nieves Cámara comenzó con febrícula, tos, dolor de cabeza y malestar general. "No era grave, así que me quedé en casa, pero a las tres semanas seguía igual y vieron que tenía neumonía", explica a Teknautas esta informática madrileña de 43 años. A pesar de todo, no fue hospitalizada y se fue a casa con tratamiento. Ya había pasado más de mes y medio cuando le hicieron la primera PCR, que dio positivo. Para entonces, "la neumonía estaba en resolución, pero yo seguía mal. Más tarde, me salieron sabañones en los pies y me dijeron que eso aparecía en el covid al final de la enfermedad", señala.

Sin embargo, para ella no hubo un final. "Desde entonces, me han hecho otras tres PCR negativas, así que se supone que el covid ya no está en las vías respiratorias o está curado, pero los síntomas persisten y los médicos no saben darme una explicación", señala. Ahora “estoy yendo al neurólogo porque uno de los peores síntomas son las cefaleas, llego hasta a llorar del dolor de cabeza tan fuerte que tengo”. En agosto, le fue diagnosticada una meningitis vírica causada por el virus del herpes simple y estuvo ingresada 23 días. “Me explicaron que muchas personas tenemos el virus del herpes inactivo y que a veces se manifiesta cuando hay otra infección, que en este caso podría ser el coronavirus, por estar con las defensas bajas”, comenta.

Foto: (Reuters)

Aunque ese problema desapareció, Nieves sigue con algo de fiebre, cefaleas, mareos y parestesias (hormigueos) en la mano, el brazo y el pie derechos. Tareas simples como barrer, tender o hacer la comida le suponen una fatiga insoportable. También nota problemas de insomnio, memoria y concentración. Más de medio año después, sigue teniendo la baja por coronavirus, acude al neurólogo y a la unidad del dolor.

Como ella, cientos de personas se han aglutinado en varias comunidades autónomas en torno a grupos de pacientes de ‘covid persistente’, que es como se ha denominado el problema que sigue sufriendo gran parte de los pacientes de coronavirus aunque hayan pasado unos cuantos meses después del contagio. Beatriz Fernández, miembro del colectivo de Madrid, ya ni recuerda el orden de los síntomas que ha padecido: diarrea, erupciones cutáneas, faringitis, tos, febrícula…

Su "cuadro clínico compatible con covid" no acaba de desaparecer, pero ha vivido distintas etapas. En junio, tuvo una migraña tan fuerte que estuvo varios días en la cama y hoy en día aún sufre pinchazos por todo el cuerpo y dolores musculares. Aunque sigue siendo duro, es un poco más soportable: "Parece que me estoy recuperando, soy de las que tienen suerte", afirma, pero "casi todos estamos de acuerdo en que va por rachas, a veces estamos una semana o 10 días mejor y volvemos para atrás".

Estudio nacional

Los colectivos de pacientes piden que se investigue esta enfermedad y que haya protocolos para que los sanitarios puedan identificarla, ya que en muchas ocasiones, al dar ya una PCR negativa, los médicos no saben qué diagnosticar y los pacientes tienen muchas dificultades para obtener bajas, a pesar de que sus dolencias les impiden llevar una vida normal. Por eso, la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) ha puesto en marcha un estudio para clarificar lo que sucede.

placeholder Protestas de vecinos del barrio de Vallecas (Madrid) por las restricciones impuestas. (Reuters)
Protestas de vecinos del barrio de Vallecas (Madrid) por las restricciones impuestas. (Reuters)

Por el momento, la única certeza es que "los síntomas que estaban presentes en el diagnóstico de la enfermedad persisten más allá del tiempo de detección del virus por los métodos habituales", explica Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta de SEMG. Los médicos no descartan que el virus permanezca oculto en otros tejidos o, "lo que es más probable, que desencadene una serie de mecanismos inmunológicos, inflamatorios o de coagulación" que aún no han sido caracterizados. Por eso, no saben si hablar de síntomas permanentes o de secuelas.

El trabajo de investigación ha comenzado con una encuesta sobre sintomatología y grado de afectación que ya está a punto de finalizar. Aparte de las afectaciones más conocidas del coronavirus (fiebre, malestar general, cansancio extremo, dolor en el pecho o falta de aire), la sintomatología es muy variada en todos los ámbitos, con problemas cardiacos, dermatológicos, oftalmológicos y digestivos.

Al mismo tiempo, los profesionales médicos van elaborando un registro clínico tratando de recoger todos los datos que puedan ser de utilidad. En la primera estimación que han realizado, los pacientes declaran una media de 141 días con síntomas intermitentes pero frecuentes, es decir, casi cinco meses. Sin embargo, quizás el dato más llamativo es que el 81% son mujeres, sobre todo teniendo en cuenta que las estadísticas indican que el SARS-CoV-2 tiene peores consecuencias en los hombres.

Una enfermedad, dos caras

"Los pacientes que han sufrido complicaciones que ponen en riesgo su vida tienen unas características y los que progresan hacia un covid persistente tienen otras, la mayoría de las veces ni siquiera han sido hospitalizados", afirma Rodríguez Ledo. Por lo tanto, "estaríamos hablando de dos tipos de evoluciones diferentes, pero no lo sabemos con certeza".

Además de ser mujeres en su gran mayoría, son relativamente jóvenes, otro contraste con la versión más grave de la enfermedad. Por eso, los expertos no descartan que el coronavirus pueda diversificarse en dos tipos de patología distintos: una aguda, grave y que afecta mayoritariamente a hombres mayores; y otra más leve, que involucra a mujeres más jóvenes, pero cuya duración podría prolongarse. Por el momento, solo es una especulación.

En cualquier caso, el análisis de los datos del estudio permitirá “estratificar a los pacientes para identificar si tienen riesgo de sufrir una u otra evolución y, además, adquirir información para mejorar el manejo del tratamiento que se les está asignando”. De hecho, la SEMG ya ha publicado un documento dirigido a los médicos de Atención Primaria con un conjunto de herramientas diagnósticas básicas, que pueden ser de utilidad para seguir a estos pacientes.

En el ámbito internacional, también comienza a haber estudios sobre este coronavirus prolongado o ‘long covid’, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha empezado a recopilar y difundir información sobre este problema. La estimación más aceptada es que en torno a un 10% de los contagiados podría desarrollar este covid persistente. Con más de 700.000 en España, según el recuento oficial, ya serían más de 70.000.

Síndrome de fatiga crónica

En el Instituto de Investigación Sanitaria Biocruces Bizkaia, vinculado al Hospital Universitario de Cruces, en Barakaldo, el neurólogo Juan Carlos Gómez Esteban y su equipo han iniciado otro proyecto en torno al covid persistente con una hipótesis bastante definida. En su opinión, lo que les sucede a los pacientes de coronavirus de larga duración podría ser el síndrome de fatiga crónica o encefalomielitis miálgica.

placeholder Una mujer se somete a la prueba PCR en una de las carpas de Covid-Exprés instalada en Palma de Mallorca. (EFE)
Una mujer se somete a la prueba PCR en una de las carpas de Covid-Exprés instalada en Palma de Mallorca. (EFE)

Aunque no se conoce la causa de esta dolencia, una de las teorías es que puede surgir tras una infección vírica. Por eso, antes de la aparición del covid, ya habían solicitado un proyecto para estudiar los factores inmunológicos en sangre (anticuerpos) que pudieran relacionar este cuadro de fatiga con diferentes virus ya conocidos. Sin embargo, cuando el Instituto de Salud Carlos III aprobó este estudio, ya había llegado la pandemia con una importante novedad: “Muchos compañeros del hospital que pasaron el covid en marzo nos han llegado este verano con cansancio, taquicardias, mareos o sudoración nocturna, síntomas que encajan con el síndrome que estábamos estudiando de fatiga posinfecciosa, solo que mucho más intensa”, comenta.

Por eso, el proyecto cambió. En un principio, iba a incluir 50 personas con el síndrome y otras 50 para el grupo de control, pero ahora han sumado 50 más de covid persistente. “En realidad, intuimos que será el mismo síndrome, pero eso tenemos que estudiarlo y demostrarlo”, afirma. Por el momento, aún están en la fase de reclutamiento de pacientes, porque oficialmente el estudio comienza en enero de 2021. “Esto nos da tiempo para ver quiénes van a sufrir el síndrome completo y cuáles solo de forma transitoria, porque en muchos casos, afortunadamente, irán mejorando”, vaticina.

Gómez Esteban considera que se trata de un problema de salud muy serio, así que comenzarán por definir la sintomatología con criterios clínicos y escalas. A partir de ahí, esperan encontrar “una serie de autoanticuerpos que se activan en algunas infecciones y que dañan estructuras de los vasos sanguíneos”. Los autoanticuerpos, aunque están producidos por el sistema inmunitario, atacan al propio individuo y son responsables de ciertas enfermedades autoinmunes.

Dado que el covid es una infección que se caracteriza por producir una reacción exagerada del sistema inmunitario en los casos más severos, estos investigadores consideran que es probable que también provoque una fase crónica que “sin ser tan grave en cuanto a mortalidad, sí es muy discapacitante”. De hecho, “tenemos compañeros médicos que no se pueden ni levantar de la cama y ya ha pasado demasiado tiempo para que sea un síntoma de convalecencia”, asegura.

A mitad de marzo, justo cuando acababa de comenzar el estado de alarma, Nieves Cámara comenzó con febrícula, tos, dolor de cabeza y malestar general. "No era grave, así que me quedé en casa, pero a las tres semanas seguía igual y vieron que tenía neumonía", explica a Teknautas esta informática madrileña de 43 años. A pesar de todo, no fue hospitalizada y se fue a casa con tratamiento. Ya había pasado más de mes y medio cuando le hicieron la primera PCR, que dio positivo. Para entonces, "la neumonía estaba en resolución, pero yo seguía mal. Más tarde, me salieron sabañones en los pies y me dijeron que eso aparecía en el covid al final de la enfermedad", señala.

Síndrome respiratorio agudo severo (SARS)
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