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Pobreza menstrual: por qué Escocia regala tampones (y Europa también debería)
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Pobreza menstrual: por qué Escocia regala tampones (y Europa también debería)

Escocia se ha convertido en el primer Estado en sufragar los artículos que las mujeres usan durante la menstruación: todas las estudiantes tendrán tampones y compresas gratis

Foto: Tampones y compresas, en una tienda de Londres. (Reuters)
Tampones y compresas, en una tienda de Londres. (Reuters)

En octubre de 2016 se estrenaba la película 'Yo, Daniel Blake', de Ken Loach. En una de sus escenas se podía ver a una madre joven que hacía la compra y a la que, tras pagar en la caja de la tienda, un guardia de seguridad ordena entrar en un despacho para comprobar si había robado o no. Efectivamente, se había llevado sin pagar, entre otros artículos de higiene personal, un paquete de compresas. No es un fenómeno que exista gracias a la película, pero esta obra fue la que dio el gran impulso al concepto de pobreza menstrual en Reino Unido: poco después del estreno del filme, los medios británicos comenzaron a publicar lo que esta problemática, hasta entonces apartada de la vista, había provocado en algunas escuelas: que muchas niñas no pudieran acudir a la escuela durante su menstruación porque sus familias no podían hacerse cargo de los costes de los productos de higiene femenina.

"Niñas de 10 años preferían quedarse en casa para evitar la vergüenza de manchar de sangre el uniforme del colegio frente a sus compañeros por no ir protegidas de forma adecuada", resumía el diario británico 'The Guardian'. Escocia se tomó este problema muy en serio, y el Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés), actualmente en el Gobierno, decidió empezar a abordarlo. "El SNP considera inaceptable que una mujer o una niña en Escocia no sea capaz de acceder a productos sanitarios debido a la pobreza menstrual, que no puedan permitirse comprar estos productos esenciales", aseguran en uno de sus documentos del partido. "Queremos hacer que los productos sanitarios sean de acceso fácil para aquellas que lo necesiten, sin que haya estigma de por medio".

En España se habla poco de pobreza menstrual, aunque en los últimos años ha habido muchas quejas por los precios de estos productos: hasta el momento, los artículos de higiene femenina, como tampones o compresas, casi de uso necesario durante los días que dura el periodo, están sujetos a un IVA del 10%. Tanto diferentes organizaciones de consumidores, como Facua-Consumidores en Acción, como el propio PSOE cuando estaba en la oposición han venido pidiendo que se reduzca el impuesto para que estos dejen de ser productos de lujo y pasen a ser productos de primera necesidad, sujetos entonces a un IVA del 4%.

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Ahora, con Pedro Sánchez en La Moncloa, el Gobierno se plantea que haya cambios: la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya señaló antes del parón veraniego que su departamento abordará la aplicación o disminución de la tributación del IVA en productos de higiene íntima femenina, "fundamentalmente por razones de discriminación" y con el objetivo de "incentivar el consumo" de los mismos y "no gravar a las mujeres con un impuesto añadido por el hecho de ser mujeres". Precisamente por esta razón, el Gobierno escocés lanzó un programa piloto, con una partida presupuestaria de medio millón de libras, para entregar compresas y tampones a todas aquellas mujeres que, viviendo en hogares de pocos ingresos, no pudieran acceder a ellos.

Después de este piloto, se comprometieron a extender este programa a todas las escuelas, centros educativos y universidades escocesas a partir de agosto de 2018. Ahora, ha confirmado que con un presupuesto de 5,2 millones de libras —unos 5,8 millones de euros—, se convertirá en el primer Estado del mundo en entregar compresas y tampones de forma gratuita a todas sus alumnas. "En un país tan rico como Escocia, es inaceptable que alguien tenga que sufrir para comprar un producto sanitario básico", señaló la secretaria de Gobierno Local y Comunidades, Alieen Campbell, en una visita a la Academia de Ardrossan (North Ayrshire).

¿Cuánto cuestan tampones y compresas en Europa?

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No es de extrañar que se haya lanzado esta campaña desde el SNP, teniendo en cuenta los precios de estos productos: un paquete de 18 tampones en un supermercado británico en Edimburgo tiene un precio de entre 2,99 y 3,15 libras, es decir, de 3,30 a 3,48 euros cada uno. Si bien el precio de los artículos que las mujeres utilizan durante la menstruación varía en función de la marca que se escoja y el país en el que se busque, en El Confidencial hemos hecho una pequeña recopilación de los precios de algunos de estos productos en diferentes países europeos. En España, un 'pack' de 18 tampones de la marca Tampax, una de las más vendidas, cuesta alrededor de 3,10 euros, muy por debajo de su precio de venta en Noruega, donde se vende por 4,29 euros, o en Francia, donde adquirir en un supermercado este mismo paquete cuesta 4,08 euros.

Las compresas de la marca Evax, una de las marcas más adquiridas en España, se venden por un precio que ronda los 1,71 euros para el paquete de 12 unidades, y el mismo producto en Portugal se adquiere por un precio ligeramente más alto, rondando los 1,99 euros. En Italia, sin embargo, la marca Lines comercializa sus paquetes de 24 unidades por 1,85 euros.

Entretanto, los 'protegeslip' o 'salvaslip', por ejemplo, en España se pueden adquirir por unos 2,75 euros 30 unidades de la marca Evax, mientras que en los supermercados franceses la marca Nana ofrece su paquete de 32 unidades por 1,99 euros.

Tampones sin aplicador

Aunque en España los tampones con aplicador son los más populares, hay países en Europa en los que encontrarlos es más difícil. Por ejemplo, en Austria o en Alemania, una de las marcas más recurrentes en los expositores de higiene íntima femenina es o.b., que vende los paquetes de 16 tampones sin aplicador en su versión plus por 3,89 euros en Austria y por 1,99 euros en su versión normal en el país germano. En España, el precio de este mismo producto puede llegar a alcanzar los 2,40 euros, un precio similar al que se encuentra en Portugal.

En octubre de 2016 se estrenaba la película 'Yo, Daniel Blake', de Ken Loach. En una de sus escenas se podía ver a una madre joven que hacía la compra y a la que, tras pagar en la caja de la tienda, un guardia de seguridad ordena entrar en un despacho para comprobar si había robado o no. Efectivamente, se había llevado sin pagar, entre otros artículos de higiene personal, un paquete de compresas. No es un fenómeno que exista gracias a la película, pero esta obra fue la que dio el gran impulso al concepto de pobreza menstrual en Reino Unido: poco después del estreno del filme, los medios británicos comenzaron a publicar lo que esta problemática, hasta entonces apartada de la vista, había provocado en algunas escuelas: que muchas niñas no pudieran acudir a la escuela durante su menstruación porque sus familias no podían hacerse cargo de los costes de los productos de higiene femenina.

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