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Hablar con el pulgar y la mejilla: esta es la tecnología que devolvió la 'voz' a Hawking
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PERDIÓ EL HABLA EN 1985 tras una neumonía

Hablar con el pulgar y la mejilla: esta es la tecnología que devolvió la 'voz' a Hawking

Empezó con un software que manejaba con un 'clicker' con el dedo. Sin embargo, el avance del ELA obligó a crear un sistema que se controlaba con el rostro y un sensor de movimientos

Foto: La reina Isabel de Inglaterra y Stephen Hawking en 2014. (Reuters)
La reina Isabel de Inglaterra y Stephen Hawking en 2014. (Reuters)

Si vives en la faz de la Tierra y eres humano, el de Stephen Hawking es un nombre imposible de obviar. El británico, que ha fallecido en la madrugada de este miércoles, es conocido mundialmente por sus aportes al ajuar científico, especialmente por sus trabajos como físico sobre los agujeros negros. Pero en el imaginario colectivo la figura de este genio está asociado a la enfermedad que le acompañó desde la década de los años 60 cuando le diagnosticaron Esclerosis Múltiple Lateral (ELA).

Algo que le condenó a vivir en una silla de ruedas y que en 1985 le llevó a perder el habla tras contraer una neumonía en un viaje al CERN, tras la posterior traqueotomía que se vieron los médicos obligados a realizarle. Muchos recordarán el tono metálico de su voz, que brotaba de los equipos que le acompañaban a todos lados. Hawking buscó (y encontró) refugio en la tecnología para dar con la solución para seguir comunicándose con el mundo que le rodeaba.

Foto: Hawking, fotografiado en 2005 con su mujer, Elaine, en la playa de San Lorenzo en Gijón. (Alonso González / Reuters)

Su primer gran aliado en esta lucha fue Martin King, un colega de profesión y amigo, que trabajó con él para crear un sistema de comunicarse. En los primeros tiempos recurrió a un tarjetón de ortografía, un mecanismo en el que podía indicar letras y unir palabras. “Durante veinte años trabajé con un sistema que me era muy complicado de manejar”, confesó en varios momentos el propio Hawking.

Un 'clicker' para el pulgar

placeholder Foto: Efe.
Foto: Efe.

Este sistema fue mejorado gracias a que King se puso en contacto con Walters Woltosz, creador de un software que permitía seleccionar palabras y unas cuantas órdenes con un botón colocado en una especie de 'clicker' manual. Woltosz, casualmente, lo había creado para ayudar a su suegra que también padecía ELA. Cuando recibió la petición, no dudó en donar lo necesario.

Ese instrumento acabó integrándose en la silla de Hawking, que manejaba este sintetizador de voz con el pulgar derecho. Sin embargo, el avance imparable de esta enfermedad le fue dificultando cada vez más su uso. En 2008 llegó el momento en el que el nervio que le permitía mover ese dedo se degeneró tanto que era imposible presionar el botón.

En 2008, el ELA avanzó tanto que no le permitía utilizar el dedo para presionar el botón

Uno de sus asistentes ideó entonces una alternativa: un mecanismo que utilizase la mejilla de Hawking para ejecutar estas órdenes. Equipado con un sensor de infrarrojos, este ingenio conectado a su ordenador era capaz de detectar el momento en el que tensaba este músculo. Con este consiguió seguir comunicándose, pero no dejaba de ser una solución temporal ante el empeoramiento progresivo de sus capacidades motoras.

Hay un protagonista esencial: Intel. El fabricante estadounidense de chips ha sido el que le ha proporcionado asistencia técnica al físico teórico más popular y conocido de toda la historia. Hay una fecha clave en esta relación: 1997. En ese año, Hawking conoció en una conferencia a Gordon Moore, uno de los padres de la multinacional. Moore no dejó pasar la oportunidad. Le preguntó si quería un “ordenador de verdad”, uno equipado con Intel. La respuesta fue positiva y ahí comenzó su relación.

2011: apenas un par de palabras por minuto

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Foto: Reuters.

En 2011 el físico pidió ayuda a Moore. Las capacidades de su sistema estaban reduciéndose al mínimo. Apenas conseguía formar una palabra por minuto. Un equipo de expertos de Intel se puso a trabajar con el genio británico para actualizar el software, que se había construido sobre una serie de actualizaciones del sistema de Woltosz.

Probaron con prototipos con reconocimiento facial o de vista, entre muchas otras. Todas fallaron. Finalmente, tras mucho tiempo de trabajo, en 2014 pudieron presentar los avances de ACAT (Assistive Context-Aware Toolkit). Se trataba de una plataforma basada en un nuevo algoritmo que funcionaba de manera predictiva, de forma similar a la que puede ocurrir con los teléfonos móviles.

Un sistema mejorado, no nuevo

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Foto: Efe.

Este nuevo ACAT no reemplazaba al anterior. Es más, el propio Hawking se negó a actualizar las piezas del ordenador y la estética en general de su silla. El 'software' mejoraba lo existente. El sensor era capaz de detectar movimientos aún más ligeros De esta manera, pudo trabajar con más rapidez gracias a las sugerencias, escoger palabras con la pantalla situada frente a sus ojos e incluso tuvo nuevos comandos para pasar diapositivas en una presentación, abrir el mail o girar la pantalla.

Lo mejor de todo es que estos avances de ACAT no quedaron ahí. Tanto Intel como Hawking lo pusieron a disposición de cualquiera como proyecto 'open source' y que cualquier persona que sufriese estos impedimientos pudiese aprovecharse de ello.

Si vives en la faz de la Tierra y eres humano, el de Stephen Hawking es un nombre imposible de obviar. El británico, que ha fallecido en la madrugada de este miércoles, es conocido mundialmente por sus aportes al ajuar científico, especialmente por sus trabajos como físico sobre los agujeros negros. Pero en el imaginario colectivo la figura de este genio está asociado a la enfermedad que le acompañó desde la década de los años 60 cuando le diagnosticaron Esclerosis Múltiple Lateral (ELA).

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