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Turistas de la basura: lo único que les interesa de tu ciudad son los contenedores
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hacen turismo por no reciclar ni pagar tasas

Turistas de la basura: lo único que les interesa de tu ciudad son los contenedores

Varias localidades en España han estrenado sistemas de pago por generación de basura. ¿El problema? Los vecinos se marchan al pueblo de al lado a deshacerse de sus residuos

Foto: Un hombre busca comida en un contenedor de Bilbao en una imagen de archivo. (Reuters)
Un hombre busca comida en un contenedor de Bilbao en una imagen de archivo. (Reuters)

Los llaman 'turistas de la basura' y son personas que, en lugar de llevar la bolsa con residuos al contenedor más próximo, la montan en su coche y la transportan a otra parte: el pueblo de al lado o la ciudad donde trabajan. Está ocurriendo en toda Europa, también en España, como consecuencia de la decisión de algunos ayuntamientos de cambiar el modelo de gestión de residuos para obligar a sus vecinos a ser más responsables con los desperdicios.

Todo empezó a principios de este siglo en pequeños pueblos de Cataluña. Municipios como Riudecañas o Tona comenzaron prescindiendo de los contenedores y poniendo en su lugar un sistema de recogida de basuras puerta a puerta. Un día el vidrio, otro los residuos orgánicos... Así lograron reducir los costes de incineración y aumentar los ingresos por material reciclado.

Foto: Los bomberos intentan sofocar las llamas de un aparatoso incendio en una planta de reciclaje de Alicante (Manuel Lorenzo / EFE)

El siguiente paso en esta lógica era implantar un sistema de gestión de residuos que ahora mismo funciona en casi toda Bélgica y otros países centroeuropeos, pero que en España es aún casi inédito: el pago por generación. Se resume en que, cuanto más residuos genera un vecino, más paga. Actualmente, ocho municipios españoles —entre todos suman unos 40.000 habitantes— han implantado este sistema: Argentona, Miravet y Rasquera en Cataluña; Esporles, Binissalem, Porreres y Bunyola en Baleares, y Usúrbil en el País Vasco.

Todos estos pueblos han sufrido en algún momento los estragos del 'turismo de basura'. O más bien, sus vecinos de al lado.

"El turismo de basuras existe, pero no lo combates tú, lo combaten los pueblos de al lado que son los que lo están sufriendo", explica a Teknautas Esperanza Argüelles, concejala de Medio Ambiente de Binissalem. "Me consta que los pueblos más cercanos que tenemos tuvieron que aumentar la vigilancia de puntos concretos e incluso sancionar a gente que veían que iba cargada de bolsas", explica Argüelles.

placeholder Los alrededores de la 'plaça' de l’Església. (Ajuntament de Binissalem)
Los alrededores de la 'plaça' de l’Església. (Ajuntament de Binissalem)

"No podemos controlar las bolsas que salen del pueblo, aunque si vemos que falta basura sabemos que a algún sitio se está yendo: la gente en su casa no se queda con la basura", añade.

Binissalem, un pueblo de unos 8.400 habitantes, comenzó en 2012 a hacer lo que la Unión Europea espera que todos hagamos para 2025, es decir, estableció el pago por generación. Los ciudadanos pagan solamente por las bolsas rojas, que son las que contienen los residuos imposibles de reciclar. Es decir, basura despojada de envases, vidrios o cartones.

Los pueblos más cercanos tuvieron que aumentar la vigilancia de puntos concretos e incluso sancionar a gente que venía cargada de bolsas

Además, desde el ayuntamiento regalan cada año un número de bolsas, "entre 12 y 15, dependiendo del número de empadronados", confirma Argüelles, "según nuestros estudios, con esas bolsas son suficientes: si reciclas correctamente, no harían falta más y por lo tanto no tendrías un gasto extra". Cada bolsa extra suele costar en torno a un euro.

Cómo convencieron a los vecinos

Imponer un sistema en el que se paga por tirar la basura no siempre es fácil de digerir para algunos vecinos. En estos pueblos, la medida vino acompañada de una rebaja en los impuestos municipales. "El programa se acompañó con una bajada de impuestos el segundo año del 37% porque ya generábamos menos residuos", explica Argüelles. El objetivo era demostrar que "el ánimo de esta medida no era recaudatorio sino para promover el uso del reciclaje", indica la concejala.

Lo mismo ocurrió en el cercano pueblo de Esporles, de 4.900 habitantes y pionero en instalar este nuevo sistema de gestión de residuos. "Fuimos de los primeros, no sé si de España, pero de Baleares seguro", dice Pilar Tous, coordinadora en el ayuntamiento. En 2005, cuando comenzaron a separar residuos, se reciclaba un 12% de los mismos y ahora han alcanzado el 76,5%, lo que genera en el pequeño pueblo mallorquín unos notables dividendos anuales.

placeholder Parte del folleto explicativo que Esporles reparte a sus vecinos.
Parte del folleto explicativo que Esporles reparte a sus vecinos.

"Este año, gracias al esfuerzo que hacemos entre todos, hemos ingresado 90.000 euros", explica Tous. Esto corresponde a lo que Esporles factura a entidades de gestión como Ecoembes o Ecovidrio por el reciclaje que realizan.

Sin embargo, ellos también sufren el problema del turismo de basuras. "La gente está muy concienciada, aunque siempre habrá algún recalcitrante que se lo lleve a Palma cuando se va a trabajar", dice Tous, "pero bueno, es su problema, en el pecado lleva la penitencia y no me quiero ni imaginar ese coche como algún día de verano se deje allí la basura...".

Este año, gracias al esfuerzo que hacemos entre todos, hemos ingresado 90.000 euros

Pese a estos 'turistas', cada vez más puntuales dado que los pueblos de alrededor van adoptando políticas similares, Tous señala que la mayor parte de la población respalda la experiencia. "De primeras, a los vecinos se les redujo la tasa de basuras en un 40%, si pagaban 150 euros pasaron a pagar 90, eso ya es un mensaje importante", explica, "y aunque se crea lo contrario, con la gente muy mayor funciona, porque todavía recuerdan los tiempos cuando ellos tiraban la basura pero todo lo orgánico se quedaba en casa, sabían muy bien lo que podían separar y lo que no".

¿Picaresca española? No, europea

Si están pensando que esto del turismo de basuras forma parte de la típica picaresca española, permitan que les saque de su error. En Bélgica, el país europeo que más y mejor recicla, llevan enfrentándose a estos 'turistas' durante años. Además, el pago por generación de basura ya está implantado al 100% en Austria, Suecia, Suiza, Irlanda y Alemania.

"El turismo de basuras se convierte en un problema cuando la diferencia del precio de la bolsa es grande entre dos municipios vecinos, es una de las razones por las que las autoridades locales tratan de alcanzar el mismo precio por la bolsa de basura", dice a Teknautas Lieven Capon, director de desarrollo de negocio en Fost Plus, la organización encargada del reciclaje en el país belga.

placeholder Un hombre introduce la cabeza en un contenedor de envases. (Pxhere)
Un hombre introduce la cabeza en un contenedor de envases. (Pxhere)

Este técnico en reciclaje advierte de que "si es el mismo precio no hay problema, pero este tipo de cosas suelen ocurrir cuando el asunto se deja en manos de municipios o gobiernos regionales en lugar de establecer, por ejemplo, un precio de 1,50 euros para todo el mundo".

En España, de momento, estamos en ese punto. El Ayuntamiento de Esporles puso, por ejemplo, un euro por cada bolsa roja, aunque Tous advierte de que "las bolsas no valen un euro, sino que ese euro paga la recogida, el transporte y la incineración". Todo pedagogía a nivel de contenedor.

Los llaman 'turistas de la basura' y son personas que, en lugar de llevar la bolsa con residuos al contenedor más próximo, la montan en su coche y la transportan a otra parte: el pueblo de al lado o la ciudad donde trabajan. Está ocurriendo en toda Europa, también en España, como consecuencia de la decisión de algunos ayuntamientos de cambiar el modelo de gestión de residuos para obligar a sus vecinos a ser más responsables con los desperdicios.

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