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Por qué ni Putin ni Pedraz pueden tumbar Telegram, pese a no ser la app más 'segura'
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¿LA MÁS HERMÉTICA DEL MUNDO?

Por qué ni Putin ni Pedraz pueden tumbar Telegram, pese a no ser la app más 'segura'

Pavel Durov, el fundador de la plataforma, se ha hecho famoso por haberse enfrentado a las autoridades de más de una decena de países por negarse a proporcionar datos de las actividades de sus usuarios

Foto: El fundador y CEO de Telegram, Pavel Durov. (Reuters/Albert Gea)
El fundador y CEO de Telegram, Pavel Durov. (Reuters/Albert Gea)
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Si ni Rusia, ni Alemania, ni Brasil, han conseguido tumbar Telegram, pensar que el juez Santiago Pedraz iba a hacerlo aquí en España era un escenario bastante ilusorio. El ruso Pavel Durov, el fundador de la plataforma, se ha hecho famoso por haberse enfrentado a las autoridades de más de una decena de países por negarse a proporcionar datos de las actividades de sus usuarios. Y no solo eso, su mimada app de mensajería se ha hecho con el título de “la más hermética del mundo”, cuando, en realidad, ni es tan hermética ni la más segura ni privada del mundo.

Esta semana, Telegram ha estado “cerca” de ver su cierre en España. El pasado viernes, el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, ordenó suspenderla de forma cautelar tras varias demandas de Movistar+, Mediaset y Atresmedia relacionadas con la propiedad intelectual de contenido audiovisual y ante la negativa de la plataforma de informar sobre los usuarios infractores. Dos días después, el juez ha reculado, anulando de forma definitiva el bloqueo y considerando la medida "excesiva".

La gran pregunta es, ¿por qué ni Pedraz, ni en su momento Putin, ni ningún otro país o policía estatal, ha logrado acabar con Telegram como el escondite preferido de todo tipo de contenido ilegal? ¿Por qué es la app preferida de activistas, terroristas o piratas de contenido cuando, en realidad hay otras plataformas más seguras para ello?

Los chats de la aplicación están cifrados de extremo a extremo, lo que impide a cualquier persona o gobierno acceder a lo que se envía entre los usuarios. Algo de lo que su creador se vanagloria escribiendo en su página web: "Hasta el día de hoy, hemos revelado 0 bytes de datos de usuarios a terceros, incluidos gobiernos".

Foto: Foto: EFE.

A pesar de haberse conseguido la fama de ser la aplicación de mensajería “más segura del mundo” durante esta década, la realidad es que queda muy por debajo de muchas otras que ofrecen mejor protección al usuario en materia de privacidad. Mark Williams, un neozelandés con más de 15 años de experiencia en ciberseguridad, creó una tabla comparativa de las llamadas "aplicaciones de mensajería segura" y su conclusión es clara.

Telegram está cifrada de extremo a extremo, sí, pero eso está habilitado de forma predeterminada solo en Telegram Secret Chats, donde los mensajes no se almacenan en la nube, sino en los teléfonos de los participantes, por lo que ni siquiera Telegram tendría acceso a ellos. Además, Telegram ha sido criticada por los expertos en criptografía por tener un modelo en el que almacena permanentemente todos los contactos, mensajes y medios con sus claves de descifrado en sus servidores de forma predeterminada.

placeholder ¿En qué países del mundo está prohibido Telegram? (Unsplash/Christian Wiediger)
¿En qué países del mundo está prohibido Telegram? (Unsplash/Christian Wiediger)

“Telegram no es la más segura, sino la más resistente, sobre todo en caso de bloqueos, ya que está diseñada para incorporar servicios que facilitan la incorporación de proxys y por eso está estructurada de forma descentralizada, para que los usuarios sigan comunicándose ante un posible cierre”, explica Josep Albors, experto en ciberseguridad y responsable de investigación de ESET España.

Mientras, otras apps de mensajería como Signal sí tienen un cifrado de extremo a extremo de forma predeterminada con el protocolo Perfect Forward Secrecy (PFS) para mensajes de texto/voz y videollamadas. Los usuarios pueden configurar Signal para que los mensajes se autodestruyan y solo registra la cantidad mínima de datos necesarios que no incluyen direcciones IP.

Según Albors, “el cifrado de extremo a extremo ya lo llevan incorporando casi todas las apps de mensajería, como WhatsApp o Signal, pero Telegram es una navaja multiusos que pone a disposición de todos los usuarios una serie de herramientas que otras redes no, como una mejor difusión de información en grupos grandes, la compartición de ficheros, etc, algo que por desgracia una minoría está usando para cometer actos delictivos”.

La fama de ser “la más segura” también le ha creado muchos problemas a Durov, ya que se ha acusado a su aplicación de convertirse en un escondite para grupos terroristas islámicos, supremacistas blancos, teóricos de la conspiración o para redes de narcotraficantes y pedófilos. El ISIS se atribuyó la responsabilidad del ataque de la semana pasada en un complejo de conciertos en Telegram.

“Hay delincuentes en Telegram, Signal, Twitter y todos lados. Incluso en un foro abierto de Internet. Aquí el problema está, y es lo que preocupa a los sistemas judiciales, en que Telegram no suele responder a los requerimientos de los Gobiernos a la hora de identificar a usuarios concretos que puedan estar cometiendo ilegalidades”, señala Albors.

Por estos motivos, el Ministerio del Interior alemán también abrió hace tiempo una investigación exigiendo que la plataforma se hiciera accesible a las autoridades, que eliminara el contenido delictivo y que revelara los datos de los usuarios a los investigadores. "Las leyes nacionales, ya sean alemanas o europeas, aparentemente no juegan ningún papel para estas personas", decía un funcionario del ministerio.

Foto: El logo de Telegram. (Reuters/Dado Ruvic)

El año pasado, Telegram vivió una situación similar a la que llena los diarios hoy en España por Pedraz, pero esta vez en Brasil, donde llegó a estar bloqueada durante días. El juez tomó la decisión de suspender su actividad al considerar que la plataforma no estaba colaborando en la investigación contra una serie de grupos neonazis, ya que la Policía Federal consideraba la app como una herramienta clave de comunicación para su actividad. Y esta se negó a proporcionar datos de los participantes en los canales. Poco después, como en España, otro tribunal brasileño revirtió la decisión, alegando que era un movimiento “desproporcionado”.

El joven rebelde al que no le para nadie

La recogida de cuerda con el veto de Telegram vivida en España no sorprende, sobre todo teniendo en cuenta que ni Telegram ni su fundador han hecho el más mínimo gesto de doblegarse ante nadie desde que la aplicación vio la luz en 2013. Poco se sabe de Pavel Durov, más allá de que es un nómada digital exiliado que suele vestir de negro en referencia a la película Matrix, que controla una aplicación con 900 millones de usuarios a nivel mundial, que le gusta mostrar sus abdominales en Instagram, que lanza billetes desde rascacielos y que ha desafiado a Putin, saliendo impune.

placeholder Pavel Durov, desarrollador de Telegram.
Pavel Durov, desarrollador de Telegram.

Pero la historia de Durov contra la censura comienza en realidad desde que era niño. Ya en la escuela le tuvieron que prohibir que accediera a los ordenadores porque los hackeaba para insultar a los profesores que le caían mal. Pronto aprendió a programar y creó Vkontakte, una red social estilo Facebook que se disparó en Rusia.

Aquello no sentó bien al gobierno, que veía cómo los grupos de la oposición organizaban sus protestas en esta red social. La agencia de inteligencia rusa FSB exigió que Durov cerrara los grupos, pero en lugar de hacerlo, publicó la carta del FSB en Twitter junto con una foto de un perro sacando la lengua. Tres días después, agentes armados de la fuerza policial especial rusa se presentaron en su apartamento para intimidarle. Y este ni se inmutó.

En 2011, el gobierno le volvió a increpar al pedirle que entregara al servicio secreto los datos de los usuarios ucranianos que protestaban contra el entonces presidente, Viktor Yanukovich. También se negó y esta vez la respuesta de la policía fue acusarle de atropellar a un policía. Durov dijo entonces que no tenía ni idea de conducir.

Foto: Pavel Durov, fundador de Telegram. (Reuters)

Todos estos incidentes llevaron a nuestro protagonista al exilio voluntario. Viajó por el mundo con un pasaporte de San Cristóbal y Nieves en el Caribe que compró en el mercado negro por 250.000 dólares hasta que se instaló en Dubai, donde reside actualmente. Fue más o menos en esa época cuando se enteró de que casi la mitad de VKontakte había sido vendida a oligarcas del Kremlin y cuando comenzaría realmente su batalla contra el gobierno ruso y las viejas élites del poder. "He perdido mi empresa y mi patria, pero lo volvería a hacer", dijo.

Ese año también nació Telegram, una app de mensajería privada en la que supuestamente nadie puede acceder a lo que se envía entre los usuarios. Precisamente como una forma de canal de comunicación seguro con el que poder hablar con sus familiares y amigos. Roskomnadzor, el censor de Internet de Rusia, ya había prohibido con éxito LinkedIn en 2016 y Zello en 2017. Para que Telegram no sufriera el mismo destino, la escondió detrás de los servicios de alojamiento de Google y Amazon para disfrazar la fuente de tráfico.

placeholder El fundador y CEO de Telegram, Pavel Durov. (Reuters/Albert Gea)
El fundador y CEO de Telegram, Pavel Durov. (Reuters/Albert Gea)

Con solo 35 años humilló y superó al regulador ruso. Y también se negó a otra petición del Kremlin de otorgarles acceso a los mensajes cifrados de los usuarios ucranianos que se oponían al régimen. Tras dos años de un “bloqueo” a medias (la “Resistencia Digital” de Telegram creó servidores proxy en todo el mundo para ayudar a mantener la aplicación accesible a los ciudadanos), Rusia se rindió el 18 de junio de 2020.

Las próximas batallas serían contra China e Irán, que también han intentado bloquearla por convertirse en un arma de comunicación y difusión para algunos movimientos prodemocracia. Esto situó a Durov como un héroe de la privacidad digital. Había creado una red opaca difícil de penetrar.

A Durov, que no se siente un activista al uso, sino un “ciberlibertario”, no le ha parado nadie. En entrevistas con exempleados de la empresa, se le pinta como una persona cuya máxima ambición no es el dinero, sino la influencia. "Básicamente, Durov se ve a sí mismo como el ingeniero de su propio universo", decía Nikolay Kononov, autor del proyecto Durov's Code. Su fascinación por Matrix y su protagonista, el hacker Neo, lo demuestra. Cuando se le preguntó en su graduación en 2001 cómo se veía dentro de 10 años, respondió: "Quiero ser un tótem de Internet". Lo ha conseguido.

Si ni Rusia, ni Alemania, ni Brasil, han conseguido tumbar Telegram, pensar que el juez Santiago Pedraz iba a hacerlo aquí en España era un escenario bastante ilusorio. El ruso Pavel Durov, el fundador de la plataforma, se ha hecho famoso por haberse enfrentado a las autoridades de más de una decena de países por negarse a proporcionar datos de las actividades de sus usuarios. Y no solo eso, su mimada app de mensajería se ha hecho con el título de “la más hermética del mundo”, cuando, en realidad, ni es tan hermética ni la más segura ni privada del mundo.

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