La rebelión de los cepillos de dientes: un 'hacker' podría haber pirateado 3 millones

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Los cepillos de dientes inteligentes son dispositivos extremadamente útiles a la hora de cuidar la higiene bucal. Y es que, gracias a ellos, es posible obtener información detallada acerca de la salud de los dientes y las encías. Sin embargo, para funcionar requieren de conexión a Internet. Generalmente, a la red wifi doméstica, la cual usan para enviar información hasta la app que controla su funcionamiento desde el teléfono móvil del usuario y a los servidores del fabricante.

Hoy en día, todo lo que está conectado a Internet se puede piratear. Evidentemente, los cepillos eléctricos inteligentes no son una excepción, al igual que sucede con las cámaras de videovigilancia, los termostatos o cualquier otro dispositivo domótico que se pueda imaginar. Además, no suelen recibir parches de seguridad con tanta frecuencia como los smartphones, tablets u ordenadores, por lo que son especialmente vulnerables a los ciberataques.

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Resulta difícil imaginar para qué querría un hacker sabotear tres millones de cepillos eléctricos inteligentes, pero parece que ha ocurrido. Al menos, así lo asegura el diario Aargauer Zeitung, que informa de que se ha llevado a cabo un ciberataque contra ellos mediante la técnica de denegación de servicio distribuido (DDoS, por sus siglas en inglés).

¿Qué es un ataque DDoS?

En términos de ciberseguridad, un ataque DDoS es un tipo de ciberataque llevado a cabo contra un sistema de redes cuyo objetivo es saturarlo para que sus usuarios legítimos no puedan acceder a él. En este caso, el medio asegura que los hackers ordenaron a los tres millones de cepillos eléctricos que accediesen de forma simultánea a los servidores del fabricante, lo que provocó la caída de su página web y de todos sus servicios.

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Por tanto, no se habría tratado de un ataque contra los usuarios de los dispositivos con el propósito de robar datos personales o de provocar un problema de funcionamiento, sino contra la compañía que los fabricó. En cualquier caso, el suceso deja entrever la vulnerabilidad de los aparatos inteligentes, que cada vez tienen mayor protagonismo en nuestras vidas.