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La Pija y la Quinqui no están solas: por qué triunfan los pódcast 'que no aportan nada'
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El 'shippeo' entre Sánchez y la reina Letizia

La Pija y la Quinqui no están solas: por qué triunfan los pódcast 'que no aportan nada'

Los jóvenes menores de 25 años asisten a un estallido de pódcast hechos por y para ellos. La receta: cotidianeidad, humor y antiperfeccionismo. Funcionan tan bien que hasta Pedro Sánchez se ha dejado llevar

Foto: Carlos Peguer, la Pija, y Mariang Maturana, la Quinqui, en su pódcast. (YouTube)
Carlos Peguer, la Pija, y Mariang Maturana, la Quinqui, en su pódcast. (YouTube)

"Te va a encantar oír cómo mi ex me puso los cuernos". Así, probablemente sin pensárselo, le respondió Carlos Peguer (la Pija) a Pedro Sánchez hace unos días en Twitter. Lo hizo tras recibir la respuesta del presidente del Gobierno de que estaría "encantado" de asistir a su pódcast, el ya famoso La Pija y la Quinqui. Muchos supieron en ese momento de la existencia de este programa en Spotify, pero lo que otros tantos se llevan preguntando desde entonces es cómo dos jóvenes prácticamente desconocidos han logrado semejante bombazo.

El éxito de María de los Ángeles Maturana (Murcia, 23 años) y Carlos Peguer (Don Benito, Extremadura, 23 años) al frente del pódcast La Pija y la Quinqui llevaba ya fraguándose desde hace casi dos años, pero los últimos meses han sido meteóricos. Desde entrevistas improvisadas con Rosalía en una cocina al último tanto con Sánchez en plena campaña del 23-J, estos dos veinteañeros han dejado a todos preguntándose por la clave de su salto a la fama. Maturana lo apuntaba en uno de sus episodios recientes. "Hemos sido los primeros de la generación de veintipocos en hacer un pódcast, hasta entonces, todos estaban más orientados a los treintañeros".

placeholder La Pija y la Quinqui, en el Festival de Cine de Málaga. (EFE/Jorge Zapata)
La Pija y la Quinqui, en el Festival de Cine de Málaga. (EFE/Jorge Zapata)

Más allá del talento que rebosan, el asunto generacional es uno de los factores más importantes que explican su éxito. No solo fueron de los primeros en llegar con este formato a esa franja de edad tan concreta, sino que además han abierto camino. Cada vez son más los que ven en el éxito de La Pija y la Quinqui una enorme ventana abierta a jóvenes que no tenían referentes de su edad. "Al final, quieren escuchar un pódcast de chavales normales, quieren saber qué les ha pasado en su semana o hablar de la actualidad en internet", explica a El Confidencial Celia Castle (22 años), copresentadora de Radio La Pera, otro de los pódcast emergentes en Spotify.

Radio La Pera nació de tres amigos, Chim López, Borja Martínez y Celia Castle. Ella, la más veterana, comenzó hace ocho años en YouTube, pero no fue hasta hace pocos meses que se lanzaron al mundo del pódcast. Aquí encuentran un espacio para hablar de su vida y dar su opinión sobre tendencias y temas cotidianos. "Nuestro público es 100% generación Z, de entre 16 y 25 años. Y nos escuchan precisamente por eso, porque somos gente joven hablando de lo que les pasa a las personas jóvenes. Aun así, incluso adultos más mayores se acercan a nuestros programas para entender a nuestra generación, cómo piensa, qué es lo que se lleva ahora, de qué están hablando y qué les preocupa", dice Celia.

A juzgar por los episodios de los nuevos podcásters, hacerse las uñas tematizadas con tu serie favorita, cortar con un amigo, chequear periódicamente la toxicidad de tu relación, si has meado con la tapa bajada o cuál ha sido tu peor experiencia de parálisis del sueño son algunos de los temas que más importan a la generación Z. Y no porque sean frívolos, al contrario, porque dan más peso a la realidad cotidiana. Está bien hablar de en qué universidad te vas a matricular, pero eso sucede una vez en la vida. Lo que ocupa tu mente el resto del tiempo es más bien qué ropa vas a llevar o cómo arreglarte el pelo.

Humor en código meme

Otro ejemplo del éxito de los espacios pensados por y para la gente de 16 a 25 años son las entrevistas de Club 113. Las presentan Goorgo, Nil Ojeda y Werlyb, tres jóvenes de 24 años que arrancaron en el mundo de los e-Sports, pero que se han dado a conocer entre el gran público con su pódcast. Por su sillón han pasado desde Belén Esteban hasta personajes como el hacker Alcasec. Su entrevista, por cierto, acabó en su detención en una operación coordinada por la Audiencia Nacional por colarse en el Punto Neutro Judicial y la Agencia Tributaria.

A diferencia de la radio, que relegaba el humor absurdo a los programas de comedia, aquí el humor, la cultura del meme, lo abarca todo. Se trata de bromas encriptadas, absurdas en apariencia, pero coherentes en el fondo. Antes que reírse del otro, proyectan su humor hacia dentro, ya sea su grupo social —como el "I’m just a white girl" (solo soy una chica blanca) o las bromas de los gymbros (colegas de gimnasio); sus propios traumas, siendo común la comedia autolesiva en torno a su salud mental (bromas sobre tener depresión, ansiedad, bipolaridad, adicciones), o las desgracias cotidianas de la vida.

El pódcast Qué Horror, autoproducido por Antonio Martín-Bejarano Soto (21 años) y disponible en Apple, Ivoox y Spotify, es otra muestra de lo que se está cociendo. Sentado en su habitación y micrófono en mano, habla abiertamente de sus preocupaciones. Él lo define como "un diario personal en el que cuento mi vida sin reparos, esos pensamientos que tienes en las notas del móvil y no cuentas a nadie", en el que habla con toda naturalidad, "¿si yo no me siento cómodo en él, qué sentido tiene?" preguntaba Antonio.

El éxito de La Pija y la Quinqui y el nacimiento de otros pódcast similares, como Radio La Pera, Club 113 o Qué Horror, sirven para dibujar muy bien a una generación entera. Que Pedro Sánchez se tome un vino con los influencers satisface una de las máximas de la generación Z: unir cosas inverosímiles, despertar el sentimiento de que vivimos en una simulación mal configurada o, como a ellos mismos les gusta decir, en la memesfera (el internet de los memes).

Que Pedro Sánchez se tome un vino con los 'influencers' satisface una de las máximas de los Z: unir cosas inverosímiles

Frente a los programas tradicionales, que abordan los temas con más o menos orden y rigor y ubican su valor en adquirir un aprendizaje, el valor de los nuevos pódcast es no buscar ni aportar nada, no exigir nada al oyente, solo divertirse, charlar y aceptar el caos. ¿Otro ejemplo? Keep it Cutre, de Ángela Henche y Albanta San Román, que se define como un "antipódcast", porque "para qué hacer las cosas bien cuando puedes hacerlas regulín".

Entre las preguntas más esperadas de la Pija y la Quinqui a Sánchez, no se esperan críticas a su Gobierno o un resumen de sus propuestas electorales, sino saber cuál es su playlist de canciones favoritas, si es verdad el shippeo (deseo irónico de unir a dos personajes) con la reina Letizia o si se considera el político más guapo del mundo. Si logra manejar los códigos de los Z y salir airoso, Sánchez podría meterse en el bolsillo a un buen puñado de chavales de cara al 23-J. Eso sí que sería todo un logro.

"Te va a encantar oír cómo mi ex me puso los cuernos". Así, probablemente sin pensárselo, le respondió Carlos Peguer (la Pija) a Pedro Sánchez hace unos días en Twitter. Lo hizo tras recibir la respuesta del presidente del Gobierno de que estaría "encantado" de asistir a su pódcast, el ya famoso La Pija y la Quinqui. Muchos supieron en ese momento de la existencia de este programa en Spotify, pero lo que otros tantos se llevan preguntando desde entonces es cómo dos jóvenes prácticamente desconocidos han logrado semejante bombazo.

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