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Sol y cohetes para todos: España se convierte en la pista aeroespacial 'low cost' de Europa
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Clima, infraestructuras y años de experiencia

Sol y cohetes para todos: España se convierte en la pista aeroespacial 'low cost' de Europa

'Start-ups' como Lilium o Destinus han escogido recientemente España como lugar de pruebas para sus vehículos voladores. El clima, las infraestructuras y el coste competitivo nos sitúan por fin en el mapa aeroespacial europeo

Foto: Las 'start-ups' españolas en el mapa aeroespacial.
Las 'start-ups' españolas en el mapa aeroespacial.

"El espacio puede ser el próximo internet". La frase, pronunciada hace seis años por Jeff Bezos, fundador de Amazon, ha sido probablemente una de sus premoniciones más acertadas. En 2016, SpaceX no había lanzado aún su primer cohete Falcon 1 y Blue Origin, la empresa espacial de Bezos, apenas era un 'power point'. Hoy, la carrera tecnológica se ha desplazado, efectivamente, de la tierra al cielo. La industria aeroespacial es una de las más pujantes y cientos de 'start-ups' compiten por lanzar nanosatélites al espacio, diseñar el cohete más eficiente o el vehículo volador más rápido. Nadie esperaba que España se pudiera hacer un hueco en este sector, pero está ocurriendo: nuestro país se está convirtiendo en un pequeño laboratorio 'low cost' para probar algunos de los aparatos llamados a surcar los cielos.

La 'start-up' alemana Lilium, la segunda a nivel mundial en financiación recibida tras la californiana Joby Aviation, anunció recientemente un hito clave: se desplazará durante varias semanas a Villacarrillo, una pequeña localidad de 10.000 habitantes en Jaén donde se ubica el Atlas Test Flight Center. Se trata de un centro para volar, probar y certificar aparatos no tripulados, desde pequeños drones hasta vehículos como el Phoenix 2, una especie de taxi volador con el que Lilium cree que puede revolucionar el transporte urbano. Esta empresa, que ha recibido casi 900 millones de euros de financiación, había probado versiones anteriores de su nave en el sur de Alemania, pero ahora ha decidido continuar en Jaén.

Foto: El físico ruso Mikhail Kokorich. (Vicki Thompson/Cedida)

El Atlas Test Flight Center, en funcionamiento desde 2014, está operado por la Fundación Andaluza para el Desarrollo Aeroespacial (FADA), una entidad privada sin ánimo de lucro integrada por empresas como Airbus y Alestis y por organismos públicos como el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Precisamente, el INTA, dependiente del Ministerio de Defensa y la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA), es la otra pieza que está atrayendo a España a empresas aeroespaciales europeas.

placeholder Instalaciones del Atlas Test Flight Center en Villacarrillo, Jaén. (Cedida)
Instalaciones del Atlas Test Flight Center en Villacarrillo, Jaén. (Cedida)

Destinus, con sede en Suiza, es otro ejemplo. La firma, creada por el físico ruso Mikhail Kokorich, ha cerrado recientemente un acuerdo con el INTA para probar su vehículo hipersónico, un híbrido entre avión y cohete, en el Centro de Experimentación de El Arenosillo (CEDEA), ubicado en Huelva. Destinus usará además el CEUS (Centro de Ensayos para Sistemas No Tripulados, también en Huelva) cuando este entre en funcionamiento en 2023.

"Analizamos de forma muy rigurosa más de 40 instalaciones en toda Europa y acabamos seleccionando tres, en Francia, Portugal y España. Fuimos a visitar las tres en persona", explica a este diario un portavoz de Destinus. "Nuestros requerimientos técnicos no son muy convencionales e incluyen tener acceso a una zona amplia deshabitada y aspectos de clima. Si unes esto al frente técnico y logístico, el Centro de El Arenosillo es sin duda la primera opción".

Estos cuatro factores, infraestructura técnica, experiencia (el centro de El Arenosillo lleva décadas en marcha, desde 1966), clima, y coste, son la clave para atraer proyectos aeroespaciales europeos. Y muy pocos países cuentan con la combinación al completo. "España ha sido tradicionalmente un sitio excepcional para hacer vuelos de pruebas, principalmente por el clima, se dan unas condiciones favorables en casi cualquier estación. Luego está la infraestructura. Centros como el INTA tienen la estructura necesaria a nivel técnico y de certificación para que empresas como nosotros decidamos hacer vuelos allí. Y por último está el coste: tenemos unos precios mucho más competitivos de lo que pueden ofrecer otras bases en el resto de Europa", explica Raúl Verdú, jefe de operaciones de PLD Space, una de las empresas españolas aeroespaciales que está probando su cohete reutilizable Miura 1 en El Arenosillo.

placeholder Margarita Robles durante la visita realizada a las instalaciones del INTA en Moguer (Huelva), el pasado enero. (EFE)
Margarita Robles durante la visita realizada a las instalaciones del INTA en Moguer (Huelva), el pasado enero. (EFE)

PLD Space es un pequeño milagro aeroespacial surgido en España en 2011. La firma, con sede en Elche, ha desarrollado el Miura 1 con el objetivo de poner pequeños satélites en órbita. Su primer lanzamiento de prueba se realizará en Huelva en el cuarto trimestre del año. En paralelo, trabajan ya en la creación del Miura 5 para un primer lanzamiento comercial definitivo en 2024. "El 98% del lanzador ha sido desarrollado en nuestro país. Si todo va bien, será la primera vez que España tendrá la capacidad de construir y operar lanzadores espaciales", señala Verdú.

Los contratos entre los gestores de estas instalaciones y las empresas que las usan son confidenciales, pero no son muy diferentes a los que firman las aerolíneas de pasajeros por el uso de sus plazas en aeropuertos. En España están por debajo de las tarifas que cobran otras bases europeas, pero no es el factor diferencial. Sin el clima, la infraestructura y la experiencia, España no estaría en el mapa. La disponibilidad de fondos europeos de recuperación también genera un 'efecto llamada'. "Creemos que nuestro proyecto es más que susceptible de ser seleccionado por el sistema español de ayudas a investigación y desarrollo. Por eso estamos cerrando acuerdos con socios locales para optar a los fondos del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), los PERTE, etc.", señalan en Destinus.

El 'boom' de la movilidad urbana y de las 'start-ups' de transporte que aspiran a reinventar la forma en la que nos movemos por la ciudad es otro de los factores que está aupando a España. Los vehículos no tripulados, los drones para tareas logísticas y los llamados taxis aéreos han creado un enorme mercado con decenas de empresas y miles de millones en financiación en busca de lugares donde probar sus aparatos. Y nuestro país aspira a quedarse con una parte de ese pastel.

Según un informe reciente de McKinsey, este sector vivió un 2021 "récord", sumando nuevas inversiones de 7.000 millones de dólares a nivel mundial. Cinco compañías acapararon buena parte de esta avalancha de dinero: Blade Air Mobility (EEUU), Joby Aviation (EEUU), Lilium (Alemania), Archer Aviation (EEUU) y Vertical Aerospace (Reino Unido). España ha logrado atraer a una de ellas, y el próximo centro CEUS, para prueba y certificación de este tipo de aparatos, debería servir de impulso extra.

placeholder El aparato que la empresa suiza Destinus probará en El Arenosillo (Huelva). (Cedida)
El aparato que la empresa suiza Destinus probará en El Arenosillo (Huelva). (Cedida)

El auge de este sector tiene también sus riesgos. La alemana Lilium firmó a comienzos del año pasado un acuerdo con un consorcio de empresas, entre ellas Ferrovial, para construir en España 20 aeródromos para taxis voladores. Los llamaban 'vertipuertos', calculaban que el proyecto al completo costaría 200 millones y argumentaban que pondría España a la vanguardia del transporte urbano del futuro. Solo había una condición: el 50% de esos 200 millones se tendría que sufragar con los fondos europeos de recuperación del covid. De lo contrario, no sería viable.

La idea fue acogida con polémica. ¿De verdad necesita España 20 vertipuertos financiados con fondos covid? Un año después de presentarse, fuentes del sector confirman a El Confidencial que el proyecto se encuentra "parado". "No se lograron obtener los fondos necesarios, quizás era demasiado pronto para una propuesta así en nuestro país", señala un directivo con conocimiento directo del proyecto. Consultado al respecto, Kevin Cox, CEO de Ferrovial Vertipuertos, no ofrece detalles, pero asegura que "siguen analizando opciones en España". La empresa está intentando cerrar iniciativas similares en EEUU (Florida) y en Reino Unido, donde aseguran que construirán 25 vertipuertos con la británica Vertical Aerospace. Está por ver si los proyectos saldrán adelante. Lo que es una realidad es la necesidad de volar y certificar antes todos esos aparatos en algún centro europeo de pruebas. Y en eso España ya está en pista lista para el despegue.

"El espacio puede ser el próximo internet". La frase, pronunciada hace seis años por Jeff Bezos, fundador de Amazon, ha sido probablemente una de sus premoniciones más acertadas. En 2016, SpaceX no había lanzado aún su primer cohete Falcon 1 y Blue Origin, la empresa espacial de Bezos, apenas era un 'power point'. Hoy, la carrera tecnológica se ha desplazado, efectivamente, de la tierra al cielo. La industria aeroespacial es una de las más pujantes y cientos de 'start-ups' compiten por lanzar nanosatélites al espacio, diseñar el cohete más eficiente o el vehículo volador más rápido. Nadie esperaba que España se pudiera hacer un hueco en este sector, pero está ocurriendo: nuestro país se está convirtiendo en un pequeño laboratorio 'low cost' para probar algunos de los aparatos llamados a surcar los cielos.

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