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El proyecto para crear una IA que supere al ser humano y nos salve de la muerte
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Una red de redes de IA

El proyecto para crear una IA que supere al ser humano y nos salve de la muerte

SingularityNET es uno de los proyectos que busca crear algoritmos más inteligentes que el ser humano. Su creador asegura que lo conseguirán antes de 2027.

Foto: El fundador y director ejecutivo de la empresa de robótica SingularityNET, Ben Goertzel. (EFE)
El fundador y director ejecutivo de la empresa de robótica SingularityNET, Ben Goertzel. (EFE)

Ben Goertzel es un matemático y programador estadounidense, CEO de SingularityNET, y conocido dentro del mundillo por haber acuñado el término “inteligencia artificial general”. Con esa palabreja, Goertzel apunta a un momento en el cual haya un algoritmo, simplificando mucho la idea, capaz de llevar a cabo cualquier tarea mejor que el ser humano. Por muy futurista que suene, estamos a las puertas de conseguirlo “entre 2022 y 2025, o entre 2024 y 2027 lo conseguiremos”, explica Goertzel a El Confidencial por videollamada desde la costa oeste de Estados Unidos. Sin embargo, a este lado del charco, Claudio Feijóo, ingeniero y catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, responde con escepticismo sobre la fecha límite.

Ahora hay varias cosas que se le escapan a la IA: la abstracción, la imaginación, la creatividad, y la generalización. En definitiva, es eso que hacemos tan bien los humanos, usar lo que sabemos para aplicarlo a nuevos contextos. Esto es algo que, por ejemplo, cualquier persona que se haya mudado alguna vez de ciudad sabe muy bien y, a la vez, es la 'kryptonita' de los sistemas de inteligencia artificial avanzados en la actualidad. Para llegar a este punto, la IA necesita más y mejores datos y algoritmos más sofisticados. En la carrera para llegar ahí, China y Silicon Valley son los que parten con ventaja.

Foto: Foto: Zigor Aldama.

Romper con el círculo vicioso de la concentración de datos y de los sistemas de inteligencia artificial avanzados es una de las ideas que da tracción a SingularityNET. En palabras de su CEO, es una “plataforma en la que terceras partes aportan sus IAs y colaboran y se comunican entre ellas para crear inteligencia colectiva. Es una red de humanos e inteligencias artificiales” asegura Goertzel. Esta red permite, por ejemplo, acceder a servicios, como que una IA resuma un texto en .pdf, a través de un pago con el token nativo de la plataforma, “AGI” (Artificial General Intelligence).

SingularityNET se apoya en la blockchain de ethereum aunque está en proceso de migración a la de Cardano. La tecnología blockchain suma esa pizca de descentralización y le resta la de la gobernanza desde un mando único: la silla de Mark Zuckerberg o la de Ben Goertzel, en este caso. La idea es que a través de la colaboración y el aprendizaje entre las diferentes IAs, facilitada a través de un protocolo en construcción, surja una inteligencia artificial general.

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“Hay una idea que me gusta y otra por la que soy escéptico. Me gusta la idea de la conexión humano-máquina porque al menos no deja de lado a los humanos. Al meternos en el bucle nos devuelve el poder. Pero soy escéptico porque por un lado no hay jerarquías y no todos los procesos funcionan iguales. La idea no tiene un diseño en el que se muestre la relación entre estos procesos y los ordene y creo que esta organización tiene mucho que ver con que pueda surgir una IA general”, señala Claudio Feijóo.

El catedrático se refiere a que, también dentro del cuerpo humano, hay procesos que tienen prioridad sobre otros: respirar sobre escribir bien, por ejemplo. Y añade: “tampoco está definida la densidad de la conexión entre las diferentes IA. Si las conexiones son ligeras, no densas, no van a surgir las capacidades, según mi intuición, que vayan a permitir resolver problemas generales y no estrictamente definidos como lo hace ahora la IA”.

Muchos científicos, filósofos, y personas con inclinación intelectual por la tecnología ven el momento en el que una IA general llegue como un avance del día del apocalipsis. Stephen Hawking, Elon Musk y otros fundaron en 2014 el Instituto por el Futuro de la Vida (FLI, por sus siglas en inglés) en Boston, donde están Harvard y el prestigioso MIT. La idea es concienciar al mundo de los peligros existenciales de la inteligencia artificial, de que pueda gobernar como un dictador a la raza humana o de que, a través del desarrollo de sistemas como las armas autónomas no tenga que llegar ese momento porque nos matemos entre nosotros antes.

placeholder El comisario europeo de mercado interno, Thierry Breton, presentó esta semana el plan de la UE para regular la IA. (EFE)
El comisario europeo de mercado interno, Thierry Breton, presentó esta semana el plan de la UE para regular la IA. (EFE)

Goertzel, sin embargo, desestima todos los esfuerzos de regulación afirmando que lo primero es “poner una inteligencia artificial general en marcha y hacer que haga tantas cosas buenas, que ayuden a los humanos, como sean posibles. Que lo haga por compasión. A través del proceso de aprendizaje le daremos forma a su mente”, señala. Pero en opinión de Feijóo, y de muchos otros expertos, esperar que la primera inteligencia artificial general se haga buena es demasiado arriesgado. Es también la visión de la Unión Europea que le ha dedicado casi la mitad de su nueva propuesta de legislación a lo que considera “aplicaciones de alto riesgo”.

Algo similar al FLI surgió en la Universidad de Oxford con el Instituto para el Futuro de la Humanidad. Va más o menos de lo mismo, pero en Oxford se han concentrado unos pocos transhumanos, como Anders Sandberg.

La filosofía del transhumanismo, una forma de religión moderna, pone en el altar a la ciencia y a la tecnología y se sirve del dogma de que habrá un momento en la historia en el que las personas podrán migrar su conciencia a una máquina y descargarla en otro cuerpo. Es una nueva idea de salvación: el cuerpo como algo desechable y la mente, la nueva alma, como lo eterno. Los ceros y unos y la inteligencia artificial en el centro como un nuevo Dios.

El si se llega ahí en algún momento o si seguirá creando fieles durante las siguientes generaciones es un misterio, pero la inteligencia artificial general está en el centro de la religión. A la 'Salvación' se llega a través de la Singularidad, “singularity”, en inglés, lo que da nombre al proyecto de Goertzel, SingularityNET. “La Singularidad es el momento de la historia en el que el progreso está sucediendo tan deprisa que parece infinito para la tonta mente humana”, define de carrerilla. “La IA general es clave”.

placeholder El fundador de Alibaba Jack Ma. China quiere convertirse en la primera potencia mundial en IA. (Reuters)
El fundador de Alibaba Jack Ma. China quiere convertirse en la primera potencia mundial en IA. (Reuters)

Goertzel es un firme seguidor de esta idea. Además de ser conocido en el mundo de la IA por sus contribuciones, también en el mundo de la robótica (la inteligencia artificial del robot humanoide Sophia es cosa suya), también preside Humanity +, una organización sin ánimo de lucro dedicada a, según su página web, “elevar la condición humana”. Es una de las firmantes de la Declaración Transhumana.

La idea de una inteligencia artificial general que nace de manera descentralizada puede servir, sin duda, para restarle el poder a las grandes tecnológicas o a China y desarrollar esta tecnología de manera democrática, pero el problema es que puede ser “otro modelo más que compite por llegar a crear esta tecnología primero”, reflexiona Feijóo al teléfono. “Yo he llegado a la conclusión de que lo único que nos puede salvar es que no haya un modelo único. Un modelo descentralizado sigue siendo un modelo. Lo ideal sería tener modelos conectados que te permitan moverte con facilidad entre ellos. Sería un mundo fragmentado en el sentido positivo en el que puedas coger lo bueno de cada uno”.

SingularityNET pretende crear inteligencia artificial general descentralizada para llegar a ese momento de singularidad tecnológica y, aunque haya muchas innovaciones positivas en cuanto a la descentralización de los datos (que no están sólo en unas manos), si detrás de ella se esconde la idea de salvar a la humanidad no será mejor que una futura inteligencia artificial general de, véase como ejemplo, Facebook. Y como recuerda Claudio Feijóo citando a Lao Tse: “No hay peor dictadura que la de los justos”.

Ben Goertzel es un matemático y programador estadounidense, CEO de SingularityNET, y conocido dentro del mundillo por haber acuñado el término “inteligencia artificial general”. Con esa palabreja, Goertzel apunta a un momento en el cual haya un algoritmo, simplificando mucho la idea, capaz de llevar a cabo cualquier tarea mejor que el ser humano. Por muy futurista que suene, estamos a las puertas de conseguirlo “entre 2022 y 2025, o entre 2024 y 2027 lo conseguiremos”, explica Goertzel a El Confidencial por videollamada desde la costa oeste de Estados Unidos. Sin embargo, a este lado del charco, Claudio Feijóo, ingeniero y catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, responde con escepticismo sobre la fecha límite.

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