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Adictos a entregas en 1 hora: China muestra lo que nos espera con el 'boom' del 'delivery'
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MILLONES DE 'RIDERS' EN LAS CALLES

Adictos a entregas en 1 hora: China muestra lo que nos espera con el 'boom' del 'delivery'

El país se ha convertido en el paraíso del envío a domicilio gracias a factores culturales, urbanísticos y económicos. Gigantes como Alibaba o Tencent están detrás de las principales plataformas

Foto: Repartidores de Meituan, a la espera de un pedido. (Reuters)
Repartidores de Meituan, a la espera de un pedido. (Reuters)

Pekín. Son las 12.30 del mediodía. Llega uno de los momentos más ajetreados en Guomao, la zona de modernos rascacielos de la capital. Bajo uno de los enormes edificios, justo a la entrada, una docena larga de repartidores de comida aguardan impacientes a la persona destinataria del pedido. Gritan los cuatro últimos números del teléfono móvil asociado al pedido para que los oficinistas que entran y salen puedan identificar a su repartidor rápidamente y así quizá arañar unos segundos al cronómetro: "¡3641!", "¡9151!", "¡6291!"… Los oficinistas recogen los pedidos y los repartidores salen corriendo para aprovechar al máximo la hora punta de la comida a domicilio, rumbo al próximo pedido.

La escena se repite cada día en miles de edificios. Es una tendencia general de consumo en todo el mundo, pero que en China se lleva al límite. Sobre todo en las principales ciudades chinas (Pekín, Shanghái, Cantón y Shenzhen), el objetivo de las empresas tecnológicas es hacer realidad el sueño de la conveniencia extrema, el concepto de "recibir en una hora cualquier producto, a cualquier hora".

Foto: Vista de la chimenea que se ha construido junto a una vivienda en Les Corts. (Cedida/Anna Ramón)

Y no están demasiado lejos de conseguirlo. Basta con abrir aplicaciones como Meituan (respaldada por Tencent) o Eleme (respaldada por Alibaba) para ver todo tipo de negocios casi cualquier producto: comida preparada, fruta, papelería, medicinas o bebidas, aparte de servicios de recogida de ropa para lavar, mensajería…

El precio del pedido mínimo suele andar por los 20 yuanes (2,5 euros) y el coste que cobran Meituan y Eleme en Pekín, por ejemplo, oscila entre los cinco y siete yuanes (0,64 y 0,89 euros), aunque no es extraño hacerse con ofertas y promociones que reducen el coste de envío. Un precio asequible para una ciudad cuya renta per cápita ya ha alcanzado los 20.000 euros, según el Gobierno local.

Un botellín de agua sin gastos de envío

Si estos servicios no eran suficiente, algunas empresas han querido ir todavía más lejos. En 2016, Alibaba presentó su nuevo concepto de supermercados: Hema Fresh. Ofrecen envíos gratuitos de su enorme selección de productos, la cual incluye comidas ya preparadas. Además de garantizar un envío en 30 minutos, no hay un gasto mínimo para el pedido. El cliente puede comprar un botellín de agua y recibirlo en casa sin pagar gastos de envío. Pronto, surgieron otras empresas como Miss Fresh (respaldada por Tencent) que ofrecían un servicio similar. Ya hay incluso indicios de que un piso situado dentro del radio de envíos de Hema ve aumentado su valor en el mercado. Un informe del portal de búsqueda de apartamentos Beike de justo antes de la pandemia mostraba cómo los anuncios de las viviendas situadas dentro del radio de envíos de Hema recibían un 21% más de atención que las que quedaban fuera.

placeholder Un trabajador de Hema Fresh, respaldada por Alibaba. Foto: Reuters
Un trabajador de Hema Fresh, respaldada por Alibaba. Foto: Reuters

Además, el tiempo transcurrido entre el momento en el que se publicaba el anuncio de venta y la venta era de media siete días más corto si el piso estaba dentro del radio de Hema. Se cumplía esta tendencia en todas las ciudades que cubría el informe. Yang, habitante de Pekín de 42 años, afirma a Teknautas que usa Hema "un mínimo de tres veces por semana". Confiesa que cerca de su casa hay supermercados tradicionales, pero Hema "le ahorra el viaje para hacer la compra". La comodidad que brinda es difícilmente resistible.

O al menos era así hasta febrero, cuando, aparentemente, Hema se dio cuenta de que no le salían los números. En algunas ciudades, ya cobra seis yuanes (0,77 euros) por envío si este no supera los 49 yuanes (6,3 euros). Según datos de la empresa, el 12% de los pedidos eran de tan solo un artículo y el 10% de los usuarios hace más de un pedido en un día. Los usuarios que muestran estos comportamientos se solapan en más de un 40% de los casos. Esto significa que un número no desdeñable de usuarios tiene completamente interiorizado este servicio y se para poco a pensar en el complejo proceso que se pone en marcha nada más realizar su pedido. Hema sobrevaloró la capacidad de sus clientes de hacer un uso razonable de su servicio y ha creado un monstruo. Todos somos vulnerables a sucumbir ante la comodidad, pero en China se han juntado varios factores que han hecho posible un 'boom' de entregas a domicilio de unas dimensiones particularmente grandes.

Ciudades fáciles para el 'delivery'

Un factor es el propio diseño de las grandes ciudades chinas. Se han construido miles de urbanizaciones compuestas por decenas de altísimos bloques de viviendas, con las esperas al ascensor que ello conlleva. Frecuentemente, no hay tiendas que vendan alimentos frescos dentro del recinto y hay que caminar como mínimo hasta la puerta de la urbanización, lo cual puede tomar un rato. A veces, un paseo al súper más cercano implica cruzar una amplia avenida y hacer un desvío para encontrar el paso de cebra, alargando así un trayecto ya de por sí poco agradable por los coches, el ruido y la contaminación de la avenida. Así, un sencillo recado como bajar a comprar una cebolla implica más molestias de las que habría en una ciudad mediana europea mucho más amable con el peatón.

El diseño de las cocinas, especialmente en las urbes, no invita a pasar mucho tiempo

Tampoco las casas invitan a pasar mucho tiempo en la cocina. Durante décadas, la cocina ha sido la gran maltratada de las estancias en China. La gente comía en las cantinas de las empresas estatales, las cuales proporcionaban comida gratuitamente o a precio muy bajo, costumbre que se mantiene hasta la actualidad en muchas empresas estatales, pero también privadas. Las cocinas de las viviendas construidas en los 50, 60 y 70 eran a menudo comunales y compartidas entre varios vecinos u ocupaban un lugar minúsculo del piso.

En las siguientes décadas, a medida que avanzaba la reforma de China y se iban dejado de lado las formas de vida comunales, las cocinas empezaron a tomar más importancia en las viviendas, pero solo hasta cierto punto. Hoy en día, salvo en apartamentos muy modernos y de alto nivel, las cocinas siguen siendo pequeñas, sobre todo en las ciudades más grandes, donde el competitivo mercado del alquiler anima a los caseros a aprovechar casi todo el espacio para habitaciones en detrimento de la cocina y el cuarto de estar. En cualquier caso, no son la cocina ideal para que uno desarrolle su pasión por las artes culinarias.

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Mochilas de Meituan. Foto: Reuters.

Las cifras son mareantes. Según datos publicados en el pasado agosto por Meituan, la empresa dominadora del sector del 'delivery', se completaban en su plataforma 24,5 millones de pedidos cada día. Doordash, la empresa que domina el sector en Estados Unidos, ha entregado 900 millones de pedidos desde su fundación. Cada 36 días, Meituan completa el mismo número de pedidos que Doordash desde que empezó a funcionar. Eleme, la segunda plataforma por cuota de mercado, no informa de su número de pedidos diarios, pero medios como 'LatePost' estiman que la cifra es unos 20 millones de pedidos diarios.

Un ejército de tres millones de 'riders'

El enorme volumen de envíos sería imposible sin un constante flujo de mano de obra barata hacia las ciudades. Lin Si, residente en la ciudad sureña de Cantón, cree que la principal razón del éxito de los servicios a domicilio en China, aparte de "la comodidad que traen", es que "los costos laborales de China siguen siendo bajos pese a su aumento en los últimos años". En la primera mitad de 2020, Meituan empleó a un total de 2,95 millones de repartidores. Muchos hombres (la inmensa mayoría lo son, las mujeres solo entregan el 5% de los pedidos de Meituan según la empresa) de áreas rurales y ciudades de tercer y cuarto nivel se ven atraídos por la posibilidad de conseguir un trabajo en las ciudades más importantes, con un mejor sueldo que el de los empleos en sus lugares de origen. Además, es menos sufrido que el trabajo en el campo y no tan monótono como el trabajo en las fábricas.

Según un informe de Meituan publicado el pasado verano, el 45,7% de los repartidores que trabajan a tiempo completo ganan entre 4.000 y 8.000 yuanes (515 y 1.031 euros) al mes. Solo el 7% de ellos supera el umbral de los 10.000 yuanes (1.289 euros), pero sigue siendo una fuente de ingresos interesante para millones de hombres de fuera de las grandes ciudades. Además, es para muchos un plan B para cuando vienen mal dadas. Según el informe de Meituan, el 32% de los repartidores hace este trabajo porque sus empresas anteriores cerraron o recortaron personal durante la peor época de la pandemia. De momento, la desigualdad entre regiones de China garantiza suficientes repartidores para cubrir la ávida demanda de envíos a domicilio.

placeholder Un repartidor de Meituan espera un pedido. Foto: Reuters.
Un repartidor de Meituan espera un pedido. Foto: Reuters.

Otro factor que desalienta el salir a comprar es el meteorológico. Varias ciudades chinas están sometidas a climas extremos no tan comunes en la templada Europa. Por ejemplo, las capitales de las tres provincias del noroeste, Harbin, Changchun y Shenyang, tienen en enero una temperatura media de -20°, -15° y -4,8° respectivamente. Bastante más frías que capitales europeas con fama de bajas temperaturas como Moscú, Minsk o Helsinki. En primavera y verano, la costa sur y sureste de China se ve golpeada a menudo por tifones y fuertes lluvias. Ciudades como Chongqing, Nanjing o Wuhan son famosas por sus asfixiantes veranos. En momentos de inclemencias climáticas, aumentan los pedidos a domicilio. Sin ir más lejos, Pekín ha sufrido la semana pasada una tormenta de arena procedente del Gobi. Los gastos de envío de varios servicios a domicilio aumentaron por la fuerte demanda.

El sector se ha hecho muy popular en el país. Lin Si, que pide comida a domicilio unas tres veces por semana, explica a este periódico las ventajas de estos servicios: "Ofrecen una gran comodidad para nuestra vida y amplían las posibilidades de ventas para el sector de la restauración, lo que beneficia a los restaurantes y a toda la cadena de suministro". Dandan, oficinista en Pekín, hace más pedidos. "Pido comida unas cinco veces por semana", asegura. "El 'delivery' nos ofrece una gama de elección mucho más amplia, crea empleo y además ayuda en la lucha contra la pandemia", explica. La pandemia aumentó el prestigio del sector en el país y fue clave para doblegar al virus.

Foto: Foto: Cedida Vicente Guallart.

Por si todos estos factores no fuesen positivos, el sector de la comida a domicilio chino ha podido funcionar a pérdidas durante años. 2019 fue el primer año en el que Meituan consiguió repartir beneficios tras perder 1.400 millones de euros en 2018. Ha tenido acceso a una enorme financiación difícil de encontrar en otros países mientras popularizaba el servicio entre la población.

Plástico, mucho plástico

El desarrollo de este sector trae consigo numerosos problemas. El más grave es el que afecta a la seguridad vial. Desde 2016, los repartidores de Meituan vieron cómo la empresa reducía tres veces el plazo para entregar los pedidos si no quieren ser penalizados. Se recortó hasta solo 30 minutos en un radio de tres kilómetros en 2019. Esta presión se ve inevitablemente traducida en una mayor temeridad al volante, lo que acaba frecuentemente en tragedia. Dado que Meituan no informa específicamente de los accidentes, hay que buscar otras fuentes. El cuerpo de Policía de Tráfico de Shanghái daba en 2017 un dato espeluznante: moría en accidente vial un repartidor cada 2,5 días en la ciudad.

En la ciudad de Chengdu murieron 155 'riders' en tan solo siete meses de 2018

El Gobierno local de Chengdu informó de 155 fallecimientos de repartidores en accidente en siete meses de 2018. No solo son un peligro para ellos mismos. "Las motos eléctricas de los repartidores representan un riesgo para los peatones cuando viajan por la ciudad", explica Lin Si, que asegura que "ha habido un gran número de accidentes" en el campus de la universidad donde trabaja. Meituan reaccionó a las protestas de los repartidores y de la opinión pública y concedió en septiembre de 2020 a los repartidores ocho minutos extra y mayor flexibilidad cuando hace mal tiempo.

placeholder Repartidores de plataformas de 'delivery' en China. (Reuters)
Repartidores de plataformas de 'delivery' en China. (Reuters)

Otro problema es el ecológico. "El envasado excesivo de este tipo de servicios tiene un gran impacto en el medio ambiente", explica Yang, residente de Pekín. Pese a que es consciente de ello, confiesa que le "resulta difícil desprenderse del hábito". Se calcula que, en 2018, el sector de comida a domicilio en China generó dos millones de toneladas de residuos de envases. El sector y los legisladores reaccionaron y, en varias ciudades, es obligatorio que las aplicaciones de comida a domicilio pregunten si el cliente necesita cubertería desechable, para intentar así reducir el desperdicio. Sin embargo, el envasado sigue siendo excesivo y los restaurantes a menudo siguen enviando cubertería de plástico incluso si el cliente ha marcado que no los necesita.

Si en la época maoísta la gente no tenía oportunidad de cocinar mucho por el estilo de vida comunal, en la actualidad los jóvenes tampoco pasan mucho tiempo en la cocina, aunque por razones distintas. Opinión que comparte Lin Si, de 33 años: "Para cocinar hay que preparar, cocinar y después limpiar, es realmente molesto. Mientras tanto, a domicilio puedo pedir fácilmente cualquier tipo de comida". "La gente se está volviendo mucho más perezosa, veo posible que las próximas generaciones no sepan cocinar", predice Dandan, de 27. Pese a que pide frecuentemente, es consciente de que "mucha comida para llevar tiene problemas de calidad, es demasiado aceitosa y tiene mucha sal, puede afectar a la salud".

En China, se ha dado una tormenta perfecta de factores para desarrollar con fuerza este enorme sector, pero muchos de los problemas que ha causado nos resultan familiares. Habrá que estar atentos a cómo los gestiona el país que los sufre a una mayor escala.

Pekín. Son las 12.30 del mediodía. Llega uno de los momentos más ajetreados en Guomao, la zona de modernos rascacielos de la capital. Bajo uno de los enormes edificios, justo a la entrada, una docena larga de repartidores de comida aguardan impacientes a la persona destinataria del pedido. Gritan los cuatro últimos números del teléfono móvil asociado al pedido para que los oficinistas que entran y salen puedan identificar a su repartidor rápidamente y así quizá arañar unos segundos al cronómetro: "¡3641!", "¡9151!", "¡6291!"… Los oficinistas recogen los pedidos y los repartidores salen corriendo para aprovechar al máximo la hora punta de la comida a domicilio, rumbo al próximo pedido.

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