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Un mes con el MacBook Pro con chip de Apple: esta es la razón que te hará comprarlo
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Un mes con el MacBook Pro con chip de Apple: esta es la razón que te hará comprarlo

El equilibrio entre rendimiento y autonomía lo hacen un equipo ideal, incluso si tus tareas diarias son pesadas. El problema, está limitado a las 13 pulgadas y anda escaso de puertos

Foto: EC Diseño.
EC Diseño.

El último MacBook Pro que ha salido del laboratorio de Cupertino es, a simple vista, exactamente el mismo MacBook Pro de 13 pulgadas que ya había en el mercado. Tenemos los mismos marcos, el mismo acabado metalizado que muchos otros han intentado imitar. Por tener, tiene hasta esa barra táctil que va cambiando los accesos directos si escribimos un texto, navegamos en internet, utilizamos la app de Music o estamos montando un Excel. Un invento que pretendía añadir una nueva manera de interactuar con el ordenador y que tiene todas las papeletas de acabar en el cajón de ideas que funcionaban sobre el papel y a la hora de la verdad no. Aunque siempre se puede pedir más, el diseño de los portátiles de Apple funciona. Y si funciona, ya se sabe, que mejor no tocarlo hasta que no quede más remedio. Muchas veces, demasiadas, se cae en el error de juzgar un nuevo aparato por su aspecto. A la hora de la verdad este MacBook Pro es diferente al MacBook Pro que podíamos haber comprado hace un año. Pero hay que pasar tiempo para percatarse de ello.

Foto: Los cinco auriculares analizados. (EC Diseño)

Yo he pasado un mes largo con este ordenador como equipo de trabajo. Lo que lo hace especial está en su interior. Y se nota, en el caso del común de los mortales, con el paso de los días. Se nota, por ejemplo, cuando pasan unos días sin que tengas que enchufarlo a la corriente porque ha aguantado de sobra la batería. El mérito es del M1, el primer procesador para el MacBook que Apple ha diseñado para dejar atrás los chips de Intel. Lo ha hecho utilizando la arquitectura ARM, el mismo corte y confección que se utiliza para los motores de 'smartphones' o tabletas. Se habían asociado tradicionalmente a una mejor eficiencia energética, sacrificando algo de potencia. Por eso el salto a los ordenadores planteaba tantos dudas cuando los californianos se plantearon llevar esta tecnología a un portátil como el que aquí estamos juzgando y no únicamente a un modelo como el Air.

Era un salto con triple mortal y doble tirabuzón desde el trampolín que los de Tim Cook han conseguido ejecutar perfectamente y sin apenas salpicar a la hora de entrar en la piscina. No son los primeros que lo intentan, cierto, pero sí lo que han llegado más alto. El M1 tiene pulmón como para aguantar largas jornadas, pero tiene músculo suficiente como para ejecutar tareas pesadas. Es más fácil darse de las cosas que no funcionan que las que sí.

Sí, el rendimiento convence...

Pero si lo que te estás preguntando es hay diferencias notables entre un MacBook Pro con i5 de la anterior generación y este hay que decir rotundamente sí. Ha ido todo como la seda. Una de las pruebas críticas es la de tirar de Chrome. El navegador más utilizado del mundo puede ser muy cómodo, pero cuando uno empieza a abrir pestañas sin control puede ser algo difícil de digerir. Aquí he llegado a manejar 50 páginas webs abiertas en la misma ventana. Y el M1 ni ha parpadeado. Incluso tengo la sensación que la apertura de programas o archivos pesados (como proyectos de vídeo) es algo que lo hacen bastante más rápido que la anterior generación.

placeholder Foto: M. Mcloughlin.
Foto: M. Mcloughlin.

Esa sensación ha sido la tónica general. He podido tener el navegador funcionando, Mail, Word y Pages abiertos, tocar fotos en Ligthroom, Apple Music reproduciendo música, poder tener la app de WhatsApp, la de Twitter y el programa de Zoom corriendo al mismo tiempo sin que de muestras excesivas de fatiga, salvo en momentos puntuales. ¿Qué más necesito? Incluso cuando he probado a editar un pequeño clip en iMovie lo ha hecho con la suficiente soltura. Y eso que estamos hablando de la versión de 8GB de RAM. Si eres de los que exprime la multitarea o lo quieres para actividades como diseño gráfico o edición de vídeo mi consejo es que te vayas a la versión de 16GB. Es el caso de los compañeros de multimedia del periódico, que no han hecho más que confirmarme sus buenas sensaciones.

La normalidad en lo que ha transcurrido todo, significa que Rosetta 2 -el programa que 'adapta' los programas creados para chips Intel al M1- hace su trabajo sin sufrir tropezones. Hay casos específicos como algunas apps de virtualización, cuyo software no funcionaba bien en los primeros momentos y hay que comprobar que ya hayan hecho la transición al código preparado para ARM. También han creado una pasarela para apps de iOS se puedan utilizar en los Mac. Faltan aún muchas y otras, como algunos juegos, no van a funcionar como deberían por el tema de los controles táctiles. Es cierto que si he notado algún detalle por pulir (ventanas que no se podían ajustar, por ejemplo; o que abrir la app se sienta algo menos fluido), pero mi experiencia ha sido correcta.

... y la batería sorprende

El rendimiento, por resumir, es uno de los grandes méritos de la manzana en esta transición. Han conseguido que no esté puesto en duda en ningún momento. Incluso puede mover con solvencia juegos, a pesar de que no está pensando (nunca lo estuvo) para el sector 'gaming'. Pero también es igual de cierto que hay jugadores casuales que quieren aprovechar el equipo con el que trabajan para echarse sus partidas. Y la GPU de 8 núcleos hace su trabajo. Pero donde realmente la compañía sorprende con este MacBook M1 es en la autonomía. Es una de esas cosas que te vas dando cuenta según avanzan los días. Apple prometió hasta 20 horas. Eso son más de dos jornadas laborales, en caso de que cumplas los horarios y a las 8 cierras el ordenador, algo que ha sido harto complicado en estos tiempos de teletrabajo para algunos. Con la pantalla controlada, he conseguido siempre llegar al final del día en una horquilla del 42 al 56% del depósito sin utilizar. Todo ha dependido de las apps que haya utilizado. Respecto a la carga, teniéndolo conectado una hora mientras lo utilizaba, he recuperado casi un 45% de autonomía en mis pruebas.

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Foto: M. Mcloughlin.

Estos son los dos grandes puntos que hay que tener en cuenta. Por lo demás hay que comentar. El diseño, como decía, es prácticamente idéntico al de su predecesor. Esto significa que seguimos teniendo los mismos marcos de la pantalla. No molestan, pero ya va siendo hora de recortarlos. El panel es de 13,3 pulgadas. Esta pantalla Retina tiene una resolución nativa de 2.560 por 1600 píxeles, lo que sale a un reparto de 227 píxeles por pulgada. El brillo puede alcanzar hasta 500 nits. Solo cabe decir que el panel sigue cumpliendo al mismo nivel que nos tiene acostumbrados esta marca. Es un panel brillante y colorido, que se agradece para hacer cualquier tarea. En lo que se refiere al audio, tenemos unos altavoces con Dolby Atmos que suenan claros y potentes. El buen desempeño se extiende al teclado y al 'trackpad'. A la hora de escribir, este 'Magic Keyboard' se nota ágil, con recorrido y contundente cuando presionas las teclas. Es muy muy cómodo. El touch ID funciona correctamente.

Dos tareas pendientes

Hay dos puntos que se deberían mejorar. Por un lado, la cámara web. Es difícilmente entendible que aún manejemos 720p de resolución. Es cierto que el algoritmo de reducción de ruido ofrece una imagen algo mejor, pero es hora de dar el salto a los 1080p. El otro apartado que sabe a poco es el de los puertos. Tenemos jack para auriculares pero solo 2 puertos USB tipo C (Thunderbolt/USB 4). Cuando el equipo está conectado solo queda uno libre. No sería de extrañar que pronto veamos un nuevo MacBook Pro con más puertos y también con mayor diagonal. Creo que hay bastantes personas que están esperando a tener un panel de 16 pulgadas para dar el salto a la nueva generación.

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Foto: M. Mcloughlin

Creo que el equilibrio entre rendimiento y autonomía es la gran razón que hacen de este equipo una compra perfecta si estás pensando en un nuevo Mac. También cabe decir que si lo tuyo son actividades ofimáticas que no salen de lo normal, navegar por la web y poco más el MacBook Air con chip M1 te va a dar un servicio igual de efectivo y te vas a ahorrar un dinero importante, ya que solo sacrificas algo de brillo y algo de rendimiento gráfico. La versión base del Air cuesta 1.129 euros en la página oficial.

Si quieres un MacBook Pro y lo que te estás preguntando es si te merece la pena dar el salto desde la anterior generación, yo creo no merece la pena dejarte los 1499 euros que cuesta la versión de 8GB y 256 de memoria SSD. Si quieres doblar ese la cantidad de almacenamiento de serie te tienes que subir a los 1.699 euros. Se puede personalizar hasta los 2TB. En lo que se refiere a la RAM, la versión de 16GB supone añadir a la factura 230 euros.

El último MacBook Pro que ha salido del laboratorio de Cupertino es, a simple vista, exactamente el mismo MacBook Pro de 13 pulgadas que ya había en el mercado. Tenemos los mismos marcos, el mismo acabado metalizado que muchos otros han intentado imitar. Por tener, tiene hasta esa barra táctil que va cambiando los accesos directos si escribimos un texto, navegamos en internet, utilizamos la app de Music o estamos montando un Excel. Un invento que pretendía añadir una nueva manera de interactuar con el ordenador y que tiene todas las papeletas de acabar en el cajón de ideas que funcionaban sobre el papel y a la hora de la verdad no. Aunque siempre se puede pedir más, el diseño de los portátiles de Apple funciona. Y si funciona, ya se sabe, que mejor no tocarlo hasta que no quede más remedio. Muchas veces, demasiadas, se cae en el error de juzgar un nuevo aparato por su aspecto. A la hora de la verdad este MacBook Pro es diferente al MacBook Pro que podíamos haber comprado hace un año. Pero hay que pasar tiempo para percatarse de ello.

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