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La caída a los infiernos de Robinhood: de aliado de Reddit contra Wall Street a enemigo
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De abrir el mercado a proteger a los fondos

La caída a los infiernos de Robinhood: de aliado de Reddit contra Wall Street a enemigo

La plataforma de inversión, una de las que más ha crecido por la facilidad que da para jugar en Bolsa, ha pasado de ser el principal arma en la guerra por Gamestop a acabar siendo investigada

Foto: Vlad Tenev, cofundador y co-CEO de la 'app' de inversión Robinhood. (Foto: Reuters)
Vlad Tenev, cofundador y co-CEO de la 'app' de inversión Robinhood. (Foto: Reuters)

Hasta hace solo unos días, incluso unas horas, Robinhood era un cohete. Con paso firme hacia su salida a Bolsa y una popularidad que no paraba de aumentar. Esta plataforma de inversión, convertida en una de las más populares del planeta por 'democratizar' el sector y acercarlo a todos los públicos, se había erigido en el mejor aliado para pequeños jugadores y, cómo no, para los foreros que decidieron estos días dar un golpe sin precedentes a Wall Street al reventar las acciones de Gamestop. Muchos de ellos se apoyaron en esta, y alguna otra 'app' similar para lanzar sus inversiones y vivía su minuto de oro, pero en el mercado todo cambia muy rápido y desde este jueves se ha convertido en el enemigo número 1 y hasta en sospechoso de distintos delitos.

¿Qué ocurrió para este cambio repentino? El programa que toma el nombre del valiente héroe y forajido inglés, y que se había jactado de apoyar a inversores como los que estaban impulsando este movimiento, pasó de estar con los 'pobres' a, en unas horas, proteger a los 'ricos', o eso se creía. Tras el 'boom' incontrolable de Gamestop que hizo saltar todas las alarmas, muchos de los foreros que habían utilizado este 'site' se encontraron este jueves que no podían operar con sus acciones, ni de esta empresa ni de otras como AMC, Nokia, BlackBerry, American Airlines, Bed Bath & Beyond, Castor Maritime, Express, Koss, Naked Brand, Sundial Growers, Tootsie Roll o Trivago. Todo cerrado.

Foto: Sanders, en uno de sus vídeos

"Ante la significativa volatilidad del mercado, es más importante que nunca que ayudemos a nuestros clientes a estar informados". "Estamos comprometidos a ayudar a nuestros usuarios a navegar esta incertidumbre. Creemos fundamentalmente que todos deberían tener acceso a los mercados financieros y estamos determinados a dotarles con las herramientas y recursos para ayudarles a invertir de forma responsable para su futuro financiero". Con frases ambiguas como estas justificaban el paso dado, pero la decisión no apaciguó los ánimos.

Tras unas horas locas, hasta miembros del Partido Demócrata, como Alexandria Ocasio-Cortez, anunciaron que actuarían contra un movimiento que consideraban ilegal y que manipulaba los mercados. Por su parte, los fans de WallStreetBets, la comunidad tras el 'troleo' a la Bolsa, empezaron a preparar una demanda colectiva y hundieron las valoraciones de la 'app' en sitios como Google Play. La gran pregunta que se hacían es: si los grandes podían actuar así, ¿por qué cuando lo hacen los pequeños hay que frenarlo?

La mecha la terminó de encender con algunas informaciones que indicaron que el que creían que era su aliado siempre había estado con el enemigo. "Los clientes de Robinhood son fondos de cobertura como Citadel, sus usuarios son el producto", reza el titular de la revista Vice que ayudaría a entender por qué, llegado el momento, la plataforma optó por parar la rebelión de WallStreetBets. Citadel es uno de esos fondos que salió al rescate de los 'bajistas' que habían perdido todo con el ataque a Gamestop. Pero, ¿de dónde viene esta 'app', qué tiene que ver con estos fondos y por qué es tan famosa? La historia es algo larga, aunque todo haya explotado en cuestión de horas.

¿Democratizar o utilizar?

Como tantas otras plataformas 'online' basadas en la 'democratización' de algo que se consideraba inalcanzable para el gran público, Robinhood, nacida en 2013 y en plena ola contestaria, apostó desde el inicio por la idea de llevar un mundo elitista como es la inversión a las masas. "Se está produciendo un cambio cultural", explicaba hace unos meses Vlad Tenev, co-CEO y cofundador de Robinhood, a CNN Business. "Hay un gran grupo de personas que piensan que invertir es algo serio solo si usa un traje frente a su terminal", añadía Tenev, nacido en Bulgaria hace 34 años. "Esa ha sido la escuela de pensamiento heredada".

Para ir contra esta idea, que arrebataba al resto algo como la inversión, este 'broker' online decidieron simplificar todo el proceso y hacer algo que obligó a todos sus rivales a maniobrar: no cobrar una sola comisión por operar. Cualquier persona que quisiera operar en Bolsa podría hacerlo desde su ordenador o su móvil sin pagar nada a cambio y sin necesidad de tener más intermediarios, asesores ni nada parecido. Libertad total para mover el dinero que quisiese en las empresas, cotizadas, que más le gustase y en los tiempos que prefiriera. Hasta ahí todo correcto, pero su gran problema empieza con la pandemia y termina este mes de enero.

Los 'day-traders', inversores sin grandes conocimientos y que funcionan de forma aparentemente independiente, se multiplicaron durante la cuarentena y millones de jóvenes entraron a probar suerte, casi como el que apuesta en un partido. La plataforma no dejaba de crecer, pasó de 6 millones en 2018 a 13 este 2020 y a principios de 2021 alcanzó un valor de mercado superior a los 11.000 millones. Pero pronto empezaron a hacer de las suyas. Reventaron las acciones de compañías casi en quiebra como Hertz y el colofón se ha vivido estos días con Gamestop. Han conseguido que esto se democratizara, pero quizá demasiado.

Como apunta Vice, la financiación tenía que venir de alguna parte si la 'app' no tiene comisiones, y sí millones de usuarios y gastos. Pero su modelo es algo que va contra su propia filosofía, o su estrategia de marketing. "El secreto del éxito (y la rentabilidad) de Robinhood es simple: pago por flujo de pedidos. Para garantizar que las operaciones sean libres de comisiones, las operaciones se venden a 'creadores de mercado' o grandes empresas como Citadel Securities, el cliente más grande de Robinhood. Los creadores de mercado ejecutan esas operaciones y pueden usar su posición privilegiada para ubicarse en medio y obtener ganancias. De manera crucial, en este arreglo, más operaciones y más volatilidad significan que hay más para que empresas como Citadel trabajen". Vamos, que pese a vender que ayudaban a los que iban sin traje, en realidad es al contrario.

¿Una nueva plataforma en crisis?

Lo ocurrido con Robinhood ha vuelto a desempolvar un debate en el sector tecnológico que lleva años moviéndose y se apoya en una reflexión básica: si un producto por el que antes pagabas ahora es gratis quiere decir que el producto eres tú. Pasó con Google, Facebook o Apple, y ahora puede estar pasando con este nuevo unicornio californiano que soñaba con ser una nueva 'big tech' más pronto que tarde.

Sobre qué pasará con el futuro de esta plataforma, aún es pronto para saberlo, igual que es imposible vaticinar cómo será el fin de WallStreetBets y todo el movimiento tras el 'boom' de Gamestop. De momento, Robinhood ha vuelto a abrir, de forma limitada, la posibilidad de invertir en las empresas que había cerrado este mismo jueves, pero no tiene pinta que vuelva a ser el héroe intachable que robaba a los ricos para dárselo a los pobres.

Hasta hace solo unos días, incluso unas horas, Robinhood era un cohete. Con paso firme hacia su salida a Bolsa y una popularidad que no paraba de aumentar. Esta plataforma de inversión, convertida en una de las más populares del planeta por 'democratizar' el sector y acercarlo a todos los públicos, se había erigido en el mejor aliado para pequeños jugadores y, cómo no, para los foreros que decidieron estos días dar un golpe sin precedentes a Wall Street al reventar las acciones de Gamestop. Muchos de ellos se apoyaron en esta, y alguna otra 'app' similar para lanzar sus inversiones y vivía su minuto de oro, pero en el mercado todo cambia muy rápido y desde este jueves se ha convertido en el enemigo número 1 y hasta en sospechoso de distintos delitos.

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