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Los inversores confunden la Nest de Google con Nestor y lanzan a una empresa ruinosa
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HAY SOSPECHAS DE 'INSIDER TRADING'

Los inversores confunden la Nest de Google con Nestor y lanzan a una empresa ruinosa

Recibieron la orden de que había que comprar acciones de Nest porque acababa de ser comprada por Google, pero se confundieron de nombre

Foto: El producto estrella de la auténtica Nest es un termostato inteligente
El producto estrella de la auténtica Nest es un termostato inteligente

Una empresa no está del todo muerta hasta que no queda absolutamente nada de ella. Ni la marca. Nos situamos en el año 2009, cuando Nestor Inc., una pequeña firma ubicada en la localidad de Providence, Rhode Island, se declara en quiebra y inicia un proceso de liquidación en el que termina con todos sus bienes salvo uno: el registro de cotización en bolsa.

El símbolo NEST se resiste heroicamente a ser fulminado del mapa y sigue ocupando un insignificante espacio en la base de datos del mercado de valores estadounidense. No hay nada detrás de él más que esas cuatro letras, pero que resultan muy poderosas, como veremos. Viajamos en el tiempo al pasado lunes. Google anuncia a bombo y platillo que se hace con Nest, una pequeña empresa fundada por un ex de Apple que cuenta con un producto estrella: su termostato inteligente.

El símbolo NEST se resiste heroicamente a ser fulminado del mapa y sigue ocupando un insignificante espacio en la base de datos del mercado de valores estadounidense

Este pequeño dispositivo controla una serie de variables, como la presencia o no de gente en casa, las costumbres de los usuarios, la climatología local y el día de la semana para actuar en consecuencia y ajustar la temperatura de casa a un nivel óptimo, de forma que se consigan importantes ahorros a final de mes en las facturas de calefacción y climatización. Con esta breve descripción uno puede ya empezar a adivinar por qué Google quiere hacerse con una empresa que hace termostatos, y por qué una parte de los usuarios del producto ha decidido desinstalarlos, pero ésa es otra guerra. Volvamos a Nestor y Nest, que el asunto tiene tela.

¿Qué era lo que había que comprar?

El anuncio de Google despertó el instinto depredador de los inversores en el mercado de valores y saltaron a la yugular: había que comprar. Y cuanto antes. Ahora bien ¿qué era lo que había que comprar? Aquí es donde el asunto comenzó a torcerse y se lió una parda. Al cursar las órdenes de compra, el símbolo NEST, se convirtió en el objetivo de un considerable grupo de inversores que al grito de “compra” provocó una situación insólita.

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La muerte lenta de Nestor Inc. se vio sobresaltada por una inesperada realidad: sus títulos testimoniales que estaban en coma desde hace años de repente despuntaban a niveles estratosféricos. Cáspita. ¡El muerto revivía! Y con qué vigor: la cotización en bolsa de la comatosa firma de Providence creció la friolera de un 1.900% en cuestión de horas. La acción cuadruplicó su valor y nadie se explicaba qué estaba ocurriendo.

La muerte lenta de Nestor Inc. se vio sobresaltada por una inesperada realidad: sus títulos testimoniales que estaban en coma desde hace años de repente despuntaban a niveles estratosféricos

El espejismo duró hasta que el blogger Kid Dynamite levantó la perdiz: en una entrada con un título muy significativo, “Abundan los idiotas”, ubicó la trayectoria de cotización de NEST y el súbito e inexplicable subidón de esta semana, mencionando de pasada la compra de Nest por parte de Google, todo acompañado por un pie de foto con el texto “No sé ni qué decir”.

Un precedente: Tweeter

Ni falta que hacía. Kid había constatado una evidencia y calificado a los inversores de eso, de idiotas. Idiotas por no haber echado un simple vistazo a la trayectoria en bolsa de este activo y su muerte sin certificar. Idiotas por haber respondido con hambre animal al dinero fácil, al pelotazo, y no haber caído en la cuenta de que ya existía otra empresa con un nombre aproximado y un símbolo que, a toro pasado, daba lugar a fáciles equívocos.

Pero sobre todo, idiotas porque la historia se repite, y hace muy poco además. El pasado mes de octubre, una pequeña cadena de tiendas de electrodomésticos en liquidación llamada Tweeter vivió una situación muy semejante con la salida a bolsa de Twitter. El símbolo en bolsa de los primeros era TWTRQ mientras que la red social se estrenó en el mercado de valores con la marca TWTR.

Nunca una letra había dado tanto juego. La verdadera identidad de Nestor se destapó precisamente en Twitter y fue en esta red social donde se inició un interesante debate: ¿No es información privilegiada especular con NEST sabiendo que es una marca en derribo y aprovechándose del tirón de Google? Según fundadas sospechas, la confusión fue generada con premeditación y alevosía por inversores que, antes del anuncio oficial, sabían que Google iba a comprar Nest, y calentaron así el mercado.

Una empresa no está del todo muerta hasta que no queda absolutamente nada de ella. Ni la marca. Nos situamos en el año 2009, cuando Nestor Inc., una pequeña firma ubicada en la localidad de Providence, Rhode Island, se declara en quiebra y inicia un proceso de liquidación en el que termina con todos sus bienes salvo uno: el registro de cotización en bolsa.

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