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Portaaviones, guerra electrónica y F-35: el avanzado arsenal de EEUU para atacar Irán
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Portaaviones, guerra electrónica y F-35: el avanzado arsenal de EEUU para atacar Irán

La escalada de provocaciones entre EEUU e Irán acaba de estallar con la muerte del general Soleimani tras un bombardeo estadounidense. Ante un posible conflicto armado, EEUU lleva las de ganar

Foto: (Foto: Reuters)
(Foto: Reuters)

Que la tensión en el Golfo Pérsico llevaba creciendo mes tras mes era algo inegable. La escalada de acusaciones y provocaciones mutuas entre EEUU y el estado islámico de Irán (con ataques a refinerías de por medio) no auguraba nada bueno. Esta tensión acaba de estallar ahora tras el asesinato de EEUU del general Qasem Soleimani, considerado como el segundo hombre más poderoso de Irán, solo por detrás del mismísimo ayatolá Ali Jamenei. Irán ha prometiendo "una dura venganza" contra "los criminales que tienen las manos manchadas con su sangre", lo que hace temer que el conflicto pueda acabar directamente en guerra. ¿Podría atacar EEUU a Irán de forma preventiva o en respuesta a su vez a una posible venganza de Irán? ¿Cuál sería la naturaleza de ese ataque y con qué arsenal lo llevaría a cabo?

El primer aspecto de este análisis consistiría en establecer cómo sería esa respuesta 'dura' de EEUU, pues si opta por una vía de acciones militares, podrían ser acciones de 'castigo' centradas en desactivar, por ejemplo, los centros de fabricación nuclear, instalaciones militares clave o instalaciones vitales de la industria, tratando en este último caso de dañar la economía iraní. Pero, por otro lado, podrían ir por una vía aun más dura y repetir una invasión como la de Irak.

Foto: Uno de los LHD de la Armada estadounidense. (Foto: Wikipedia)

Fuerzas norteamericanas en el Golfo

Sea cualquiera de las dos alternativas, el poder militar que los norteamericanos tienen ya desplegado por la zona del Golfo es muy grande y no debería tranquilizar nada a los iraníes. A pesar de esa actual concentración de fuerza, lo lógico sería pensar en un traslado inmediato de más unidades de combate y, sobre todo, de mucho más poder aéreo del que tienen ahora.

La gran ventaja norteamericana a la hora de atacar a su rival es que dispondría de numerosas bases en la zona para apoyar cualquier acción militar, además de contar con sus portaaviones y buques de asalto anfibio. Países como Arabia Saudí, Qatar, Kuwait y Emiratos Árabes ya prestan su territorio y Estados Unidos o bien tiene bases en sus territorios o al menos puede operar desde ellas. Qatar alberga la mayor base estadounidense en el Medio Oriente, la Base Aérea Al Udeid, que se encuentra a unos 32 kilómetros al suroeste de Doha y se estima que hay desplegados 10.000 militares estadounidenses allí.

placeholder Aviones estadounidenses en la base qatarí de Al Udeid. (Foto: Reuters)
Aviones estadounidenses en la base qatarí de Al Udeid. (Foto: Reuters)

Solo en Arabia Saudí dispondría de no menos de 4 bases aéreas, King Abdul Aziz en la costa este, King Khalid Y King Abgullah en la capital e incluso la enorme base de King Fahad, en Taif. Algo parecido se podría decir de otros países como Omán, donde se encuentra la base de Masirah, otra de las importantes para su despliegue aéreo. Pero es que además podrían contar con otras bases de apoyo en Turquía (base de Incirlik), en Jordania, en Paquistán, en Irak y, por supuesto, Israel. Puntos de apoyo le sobran.

En cuanto a fuerzas desplegadas, en estos días ya hay 15.000 soldados en Kuwait, 10.000 en Qatar, 7.000 en Baharain, 5.000 en Emiratos Árabes, más de 9.000 en Irak, cerca de 2.000 en Arabia Saudí y 1.500 en Jordania. En la zona se encuentran desplegados un Grupo de Portaaviones, el CSG-12, cuyo buque insignia es el portaaviones USS Abraham Lincoln (CVN-72) y del que formaba parte la fragata española F-104 Méndez Núñez.

placeholder USS Abraham Lincoln. (Foto: EFE)
USS Abraham Lincoln. (Foto: EFE)

A este potencial naval se unen más buques de combate de la Quinta Flota, buques que operan permanentemente en esa área, más el Expeditionary Strike Group 3 (ESG-3), grupo naval que cuenta, como buque insignia, con el navío LHD USS Boxer (LHD-4). Solo con el CSG-12 y con el ESG-3 se dispondría de un portaaviones, tres buques de asalto anfibio, tres cruceros y cinco destructores, junto a cerca de 4.000 marines listos para entrar en acción. En estos momentos ambos grupos navales ya navegan próximos uno al lado del otro en la entrada del Golfo Pérsico.

Y no nos olvidemos de los submarinos nucleares, de los que podríamos apostar a que ya están en aguas del Golfo. Tres de ellos como mínimo. Por su parte, la Fuerza Aérea ya cuenta con aviones F-22 y bombarderos B-52 en Al Udeid (Qatar), a lo que se suman los aviones de combate desplegados permanentemente en Incirlik y otras bases.

En cualquier caso, incluso con la alternativa de ataques limitados, el primer movimiento norteamericano sería una paulatina concentración de fuerzas, realizada desde escenarios próximos y de manera muy discreta. Sin ninguna duda a las bases en la península arábiga llegarían más aviones F-22, F-35, F-15C, F-15E (la versión de ataque) e incluso F-16, así como AWACS (E-3) y numerosos aviones cisterna. El despliegue de los bombarderos B-52 y B-2, sobre todo los segundos, se realizaría en bases más alejadas aprovechando su gran autonomía y capacidad de repostar en vuelo y evitando cualquier filtración sobre despegues. Un lugar muy probable para su despliegue podría ser la isla de Diego García.

placeholder Isla de Diego García. (Foto: Reuters)
Isla de Diego García. (Foto: Reuters)

Inteligencia y guerra electrónica

La gran baza a favor de Estados Unidos en este pulso no es tanto su desmesurado poder militar como su inteligencia y su capacidad de hacer guerra electrónica. La inteligencia es clave y es muy probable que los americanos conozcan cada emplazamiento y cada posición relevante de todos sus objetivos prioritarios. Y lo que puedan no saber se lo podría contar, con todo lujo de detalles, los aliados israelíes, cuya inteligencia es aún mejor, si cabe, que la norteamericana.

El primer ataque se realizaría de noche y estaría formado por varias oleadas de misiles crucero, tipo “Tomahawk” de última generación, que serían lanzados en ataques coordinados desde submarinos, cruceros, destructores y aviones B-52, alcanzando una cifra que muy bien podría superar los 200 o 300 misiles (solo en la Guerra de Irak se dispararon más de 800).

placeholder Misil Tomahawk lanzado desde un buque militar. (Foto: Reuters)
Misil Tomahawk lanzado desde un buque militar. (Foto: Reuters)

Este primer lanzamiento iría dirigido contra centros de mando y comunicaciones, estaciones de radar, plantas de energía y defensas antiaéreas. Por mucho que los iraníes lo esperasen, causaría una enorme desorganización en sus fuerzas y no hay que olvidar que perderían la cobertura GPS. La tecnología dejaría de ser fiable ya que la señal se alteraría por EEUU de manera intencionada para evitar su uso por parte iraní.

Un segundo ataque, también nocturno, sería realizado por elementos aéreos apoyados por nuevos lanzamientos de misiles de crucero. El objetivo ahora sería acabar con las bases aéreas y rematar todos los objetivos que hubiesen sobrevivido al ataque anterior, incluyendo de paso todos los centros de investigación y desarrollo nuclear. En primer lugar, se haría un masivo ataque de guerra electrónica llevado a cabo por aviones EA-18G Growler (el F-18 de guerra electrónica) lanzados desde el Lincoln, así como aviones de la USAF con equipamiento específico.

placeholder  EA-18G Growler. (Foto: Wikimedia)
EA-18G Growler. (Foto: Wikimedia)

El objetivo sería cegar y engañar a todos los radares y direcciones de tiro enemigas, así como perturbar sus comunicaciones. Con probabilidad es la misión más arriesgada de todas pues son los aviones que más se exponen a las defensas antiaéreas, a la vez que pasan a ser objetivo prioritario del enemigo. Esta guerra electrónica, basada en los datos obtenidos de inteligencia tras haber analizado las frecuencias de emisión de radares y elementos de comunicación, es una de las partes más importantes y se emplearía toda la mejor tecnología, a buen seguro incluyendo alguna que hoy se desconoce y los norteamericanos habrían guardado celosamente.

Todo esto se complementaría con el lanzamiento de misiles antirradar, tipo AGM-88 Harm, que se lanzan en modo pasivo por delante de la fuerza atacante y se dirigen de forma automática a las fuentes de radiación (radares activos). Así, el enemigo debe tomar una difícil decisión: o mantiene sus radares apagados, lo que es lo mismo que tener los ojos cerrados, o los enciende para dirigir sus misiles y se arriesga a que, de improviso, le caiga encima un misil Harm.

En paralelo los bombarderos B-2 y aviones F-35 realizarían ataques de precisión sobre objetivos clave, mientras que aviones de ataque convencionales, F/A-18D navales, F-15E y F-16E se dedicarían a machacar aeródromos, objetivos designados y concentraciones de tropas, protegidos en la sombra por unos F-22 a los que Irán será incapaz de detectar. Por supuesto todo el espacio aéreo estaría monitorizado desde el espacio, por aviones AWACS navales y con base en tierra e incluso por drones tipo 'Globalwawk'. A partir de ahí solo quedaría realizar golpes selectivos a instalaciones industriales que dañaran la economía iraní.

placeholder Avión AWACS. (Foto: U. S. Air Force)
Avión AWACS. (Foto: U. S. Air Force)

La respuesta iraní al ataque de misiles no es de esperar que fuese muy efectiva salvo lanzamientos de misiles tierra – tierra hacia Arabia e Israel o misiles antibuque, que en teoría deberían ser neutralizados sin demasiadas complicaciones. Su sistema de defensa aérea está basado en artillería ligera y misiles de diversa procedencia. Como todo su material, en general, procede de equipos americanos de la época prerrevolucionaria más o menos modernizados, material ruso y equipos de fabricación propia cuya efectividad hay que poner en cuarentena.

Ejemplos hay muchos, desde misiles Hawk norteamericanos (hace años dados de baja en Estados Unidos) modernizados por la industria local, sistemas rusos SA-6 Gainful, ya superados pero aun efectivos y sistemas Rapier de origen británico, buenos para corto alcance. Los misiles SA-15 "Gauntlet" (TOR) y S-300 de origen ruso serían sus mejores armas, aunque del SA-15 únicamente dispondrían de menos de 30 lanzadores y del S-300 nada más que cuatro baterías. Además cuentan con un misil autóctono de largo alcance recientemente desarrollado, el Khordad-15, cuya eficacia está por demostrar.

placeholder Las baterías S-300 rusas. (Foto: Wikimedia)
Las baterías S-300 rusas. (Foto: Wikimedia)

La madre de todas las batallas 2.0

Un escenario en el que EEUU pretendiera invadir Irán sería una cuestión bien distinta y muy diferente de lo que fue la invasión de Irak. De entrada, la concentración de buques, aviones y, sobre todo tropas, debería ser muchísimo mayor. Las fuerzas aéreas y navales iraníes serían barridas en los primeros compases de la guerra, ya que Irán no puede oponer ningún avión moderno cuyas capacidades siquiera puedan parecerse a las de cualquiera de los norteamericanos.

Su aviación es también una mezcla de aviones norteamericanos antiguos, F-14 (de los que se piensa que apenas un puñado pueden seguir en vuelo), F-4 Phantom, F-5, aparatos rusos MiG-29 y Su-24, Mirage F-1 (obsoletos) y algunos diseños autóctonos. La marina es aún más débil y su única baza sería utilizar lanchas ligeras lanzamisiles.

placeholder Vista del Kowsar, el primer avión de combate fabricado y diseñado en Irán. (Foto: EFE)
Vista del Kowsar, el primer avión de combate fabricado y diseñado en Irán. (Foto: EFE)

En tierra el panorama no es mucho mejor. Irán tiene una mezcolanza de equipamiento que en Occidente quitaría el sueño a cualquier responsable de logística. Solo en medios blindados tienen cerca de 18 diferentes tipos de vehículo, muchos radicalmente diferentes (en España tenemos únicamente 7) y además algunos están en estado lamentable y otros tantos obsoletos.

Pero pese al abrumador poderío aéreo, los norteamericanos tendrían que combatir contra unas fuerzas muy numerosas y diseminadas por un gran territorio, haciendo frente a cada paso a ataques suicidas, emboscadas, etc. EEUU acabaría metiéndose en una guerra de desgaste carísima.

Esta, que sería una versión moderna de 'la madre de todas las batallas', no tiene pinta de que le interese a nadie, pero si en estos días ven la noticia de que EEUU moviliza algún portaaviones lo mejor es que dejen el coche en el garaje y tomen el autobús, porque el petróleo se pondrá por las nubes.

Que la tensión en el Golfo Pérsico llevaba creciendo mes tras mes era algo inegable. La escalada de acusaciones y provocaciones mutuas entre EEUU y el estado islámico de Irán (con ataques a refinerías de por medio) no auguraba nada bueno. Esta tensión acaba de estallar ahora tras el asesinato de EEUU del general Qasem Soleimani, considerado como el segundo hombre más poderoso de Irán, solo por detrás del mismísimo ayatolá Ali Jamenei. Irán ha prometiendo "una dura venganza" contra "los criminales que tienen las manos manchadas con su sangre", lo que hace temer que el conflicto pueda acabar directamente en guerra. ¿Podría atacar EEUU a Irán de forma preventiva o en respuesta a su vez a una posible venganza de Irán? ¿Cuál sería la naturaleza de ese ataque y con qué arsenal lo llevaría a cabo?

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