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Ikea como alternativa a Apple: probamos Symfonisk, el 'Homepod' del rey del mueble
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SONIDO 'DECORATIVO'

Ikea como alternativa a Apple: probamos Symfonisk, el 'Homepod' del rey del mueble

Ni Xiaomi, ni LG, ni Samsung. El gigante se ha asociado con Sonos para crear productos. Uno con forma de balda y otro de lámpara. Dos opciones muy atractivas para los que buscan altavoces conectados

Foto: Fotos; M. Mcloughlin
Fotos; M. Mcloughlin

Uno de los 'gadgets' que más ha despertado mi curiosidad no se presentó ni en el CES de Las Vegas ni en el Mobile World Congress ni en otra cita señalada del calendario tecnológico. Se presentó en una feria dedicada al mueble, allá por el mes de abril en Milán. En realidad son dos aparatos, no uno. Una balda y una lámpara. Pero...¿esto no es la sección de tecnología? Sí. Por majareta que pueda sonar la historia estas piezas son incluso una buena alternativa a Apple. Concretamente al 'Homepod', un producto que encarna a la vez lo mejor cara y la peor de la manzana. Se trata de una fusión entre muebles y altavoces inteligentes. La ocurrencia no ha sido ni de Xiaomi ni de Samsung ni de ningún otro gran fabricante. Es de Ikea.

Foto: 'Oye Siri...', el comando para activar el Homepod. (E. Villarino)
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Michael Mcloughlin Fotografías: Enrique Villarino

Sí, de Ikea. El titán sueco, responsable de crear una especie de 'prêt-à-porter' de muebles de diseño nórdico a precios populares, ya había hecho sus pinitos con luces conectadas, sensores, cargadores incrustados en las lámparas y otros accesorios de domótica en esto de la electrónica. El año pasado empezó con lo de los altavoces 'bluetooth'. Ahora da un paso más en el audio, con Symfonisk, un equipo que bien podríamos tildar ya de inteligente.

placeholder Ambos modelos de Synfonisk. (M. Mcloughlin9
Ambos modelos de Synfonisk. (M. Mcloughlin9

En realidad no es una creación 100% Ikea. Esta gama es el primer hijo en común con Sonos, un fabricante 'indie' de equipos de audio cada vez más conocido. Hemos probado durante una semana ambos dispositivos, que no dejan de ser una 'rara avis' dentro del mercado por la extraña pareja de baile que hay detrás. Así son los altavoces 'wifi' (que no bluetooth) Symfonisk y esto es lo mejor y lo peor que tienen.

Ikea Symfonisk como lámpara

No hay que darle muchas más vueltas a lo de fusionar este aparato con una pieza de decoración. ¿A qué se dedica Ikea? Pues fin de la cuestión. Es más, marcas como Sony o Energy Sistem, que han metido un altavoz dentro de un cuadro, han hecho pinitos parecidos. La lámpara Symfonisk recuerda, en cierta medida, al 'Homepod' de Apple. Se da un aire, aunque cada uno tenga su propia personalidad. Cuando subí una 'storie' a Instagram no pocos me preguntaron si ese producto lo firmaba la manzana. Pero no. El tronco, la parte central, tiene un parecido a la máquina de los de Cupertino. Claro que aqui le plantado encima una tulipa, una enorme, de cristal.

Por debajo cuenta con un platillo con sus salientes de goma que ayudan, como explicaremos más adelante, a minimizar las microvibraciones. Ahí están los botones. Solo tiene tres. Subir, bajar volumen e iniciar y para la reproducción. Si quieres hacer más, tendrás que hacerlo por el móvil. No hay botón físico para invocar a los asistentes de voz -algo que suelen incluir los Sonos habituales- ni para avanzar en la canción. Eso último, se hace pulsando dos o tres veces consecutvas el de reproducción.

El audio de la lámpara poco o nada tiene que envidiar a los Sonos One

La pieza central, cilíndrica, está recubierta de una malla de tela. Es una pieza extraíble, por si necesitas lavarlo. Lo único que rompe con la uniformidad, es una pequeña 'llave' que sirve para encender y apagar la luz y el hueco para conectar el cable ethernet. Está disponible en dos colores. El gris y blanco de las imágenes y uno más oscuro, casi negro, al que llaman 'carbón'. La tulipa también cambia. El otro modelo viene con un cristal como ahumado que incluso parece dorado, que aunque emite una luz más cálida no es tan brillante. Impresión personal -no pretendo tener yo la razón absoluta, qué peñazo- es que la versión clara es más fácil de combinar, aunque el otro, digamos, parece que tiene más 'caché' a simple vista. Pero repito no soy yo un especialista en moda ni en decoración, que si lo fuese estaría intentando ganarme el pan como 'instagramer' o algo así.

placeholder Foto: M. Mcloughlin.
Foto: M. Mcloughlin.

Yo lo he utilizado como una lámpara de mesilla. Puede que alguno piense que es una decisión un tanto histriónica para un espacio tan reducido. Al final son 40 centímetros de altura y casi 3,3 kilos. No, no es un altavoz para andar moviendo si vas a montar una barbacoa con los amigos, aunque si quieres puedes hacerlo. Por poder, tambiémn puedes sacar el sofá a la terraza. Si insistes debes saber que cuando lo vuelves a conectar a la toma eléctrica tarda un par de minutos en coger señal.

La única pega al diseño es el cable. Yo tenía una regleta a mano donde enchufo el móvil a cargar por las noches, pero si quieres una posición algo más creativa te puede condicionar.

Recordemos en este punto que no es uno que funcione con 'bluetooth', funciona vía wifi. Hablemos del sonido. Es impecable, para ese precio. Hubiese estado bien ver a los diseñadores de muebles de Ikea y a los de Sonos en los primeros pasos intentando ver cómo metían los dos amplificadores digitales de clase D, el woofer de rango medio y el 'tweeter'. Lo más probable, si no eres un gran melomano, es que esto te suene a chino.

Foto: Sonos Beam. (C. Castellón)

El sonido es bueno. Aunque con un contenedor diferente al Sonos Play:1 o el Sonos One (son de líneas rectas), han conseguido ofrecer una experiencia sonora muy parecida. Y esto viene a significar que por este precio es probablemente de lo mejorcito que puedas encontrar. Personalmente, aunque está bastante equilibrado todo el desempeño, tengo la sensación que logran mejor resultado en los agudos, que son bastante claros.

Obviamente, estamos hablando de los peones de Sonos (e Ikea) en este caso. Una primera línea. Si te dejas ciento y pico, doscientos euros más, te encontrarás matices y reproducciones más fieles. En el propio 'Homepod', por ejemplo. Pero la diferencia de precio hacen que sea una buena opción a valorar. La mayor pega que le puedes encontrar a esto es la ausencia de micrófonos.

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Foto: M. Mcloughlin.
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Foto: M. Mcloughlin.

No puedes interactuar con Alexa o Assistant directamente pero lo podrás hacer si tienes un altavoz con estos sistemas u otro equipo Sonos en el que lo tengas configurado. Yo he hecho la prueba con ambos sistemas y funcionan a las mil maravillas. Pero si que obedece las órdenes. Además es compatible con AirPlay 2 de Apple. Esto te permitirá controlar con Siri la música que reproduces en Sonos. Así que sí, no podemos darle órdenes pero compensan haciendo una buena integración con cualquiera de estos asistentes.

El montaje. Siendo algo que se vende en Ikea es raro que no tengas que enfrentarte a un pequeño puzle. Aquí nada de eso. Abrir la caja, chutarle la bombilla (casquillo E14) y enchufarlo. Simple y sencillo. Si te lo estás preguntando, sí, puedes utilizar una bombilla TRÅDFRI (así se llaman las conectadas del gigante sueco) y controlarla desde el móvil.

...y como balda (o lo que sea)

El segundo integrante de este tándem es el 'llámenlo' balda, 'sujetalibros' o cajón musical que ven en la imagen. Yo lo he colocado en las estanterías de casa que ya he mancillado el gotelé de mi apartamento de alquiler con algún agujero en alguna ocasión y me las desearé para dejarlo todo a punto y recuperar la fianza completita. Si quieres colgarlos de la pared o de otro lugar tienes soportes específicamente diseñados para ello en Ikea, pero se venden por separado. Igual que la bombilla.

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Foto: M. Mcloughlin.

Aquí solo tenemos una única zona de tela, eso sí, con un patrón diferente al de la lámparada. El exterior es de plástico. Nuevamente tiene tacos de silicona estratégicamente colocados para reducir microvibraciones. Tiene una longitud de 31 centímetros, un ancho de 15 y una altura de 10. El peso ronda los dos kilos. Lo puedes colocar fácilmente en cualquier lugar de la casa. En las fotos de producto que Ikea ha distribuido te dan varias ideas. Aguanta tres kilos sobre sus espaldas. Pero vamos no intentes replicarlas al cien por cien. Te pasará como el catálogo. Todavía no he conseguido ver a alguien que reproduzca nada de lo que se ve en dicha publicación, un clásico en los revisteros y estanterías de los baños de media España.

El cable puede volver a ser una limitación Tanto la toma de corriente como el puerto de Ethernet quedan completamente ocultos. El sonido no es tan profundo como el de la lámpara y eso a pesar de contar con las mismas herramientas (dos amplificadores digitales de clase D, con un tweeter y un midwoofer). La historia es que el diseño influye en la reproducción del audio. Nuevamente no hay micros, así que necesitamos de un dispositivo externo Aunque cumple en las notas medias y agudos, donde más diferencia se nota con su hermana mayor es en los graves. Al final, el formato condiciona. Eso sí, el precio también es mucho más rebajado.

Foto: M. Mcloughlin.

Está por debajo de los cien euros. Tanto si quieres un tándem estéreo y emparejarlo con la lámpara en una estancia grande como utilizarlo como equipo principal en un cuarto de menor tamaño o en la cocina en lo que se refiere a la relación calidad-precio va muy bien. Se nota la mano de Sonos. Es más, es una muy buena forma de entrar de manera asequible en el mundo de este fabricante, cuyos equipos suelen tener precios más altos.

Configuración, 'apps' y servicio

Lo que da vida a la gama Symfonisk es la aplicación de Sonos. De momento no tiene 'app' propia. El proceso de configuración es igual al del resto de los equipos del fabricante estadounidense. Te pide enchufarlo, esperar a que el pilotito de turno se ponga en verde, tocar un par de botones a la vez y ya casi lo tienes. Tienes que crearte una cuenta y tienes que saber que los Sonos para funcionar utilizan las redes de 2,4 Ghz.

El proceso es sencillo. Es más, si te da problemas la red, te ofrece una opción para configurarlo con el cable 'ethernet' y luego soltártelo y llevarlo donde quieras. Eso tuve que hacer con la balda, que el router estaba más revoltoso en ese momento. La puesta en marcha es más sencilla en iOS que en Android. ¿Por? Simplemente por la configuración por defecto del sistema operativo de Google que automáticamente ignorará redes de mala calidad. Esto hace que muchas veces cuando el aparato crea una conexión local para recibir la información de la contraseña desde el 'smartphone' se produzcan fallos y tengas que repetir el proceso.

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Foto: M. Mcloughlin.

Con el iPhone ningún problema. Además, los usuarios de la manzana siguen teniendo un privilegio que otros no. Se llama 'Trueplay'. Durante un minuto, el móvil emite un pitido muy agudo y te pide que te muevas para balancear correctamente el sonido de acuerdo a la habitación y la posición donde lo hayas puesto. Si lo mueves, repítelo. A y un consejo extra. No lo hagas a las 00.00 como un servidor. Porque además de tener moscas a todos los perros del edificio (alguno se puso a ladrar), me lleve un par de toques en la pared mientras hacía el proceso.

Foto: Logo de YouTube Music

Servicios hay multitud. Más de cien. Algunos son una rareza absoluta. Pero están los importantes. Deezer, Tidal, Spotify, Apple Music o YouTube Music. También TuneIn Radio, Sound Cloud o Pandora. Vamos, los 'must' funcionan a la perfección. La aplicación te permite crear grupos y reproducir diferentes canciones en cada estancia o hacerlo a diferente volumen y controlarlo desde ahí. La única pega que le veo yo son esos intentos repetidos para conectarse al wifi y sobre todo que la interfaz para acceder a las canciones y listas de los diferentes servicios de 'streaming' podría ser más sencillo y no añadir tantos 'clics' intermedios.

¿Merece la pena?

Como decimos Symfonisk es una gran entrada de Ikea en el mundo del audio inteligente. El socio que ha escogido para ello, Sonos, va cogiendo cada vez más nombre y aunque no sea súper conocido cada vez le quiere sonar a más gente. Los dispositivos están condicionados, especialmente la lámpara, por quien los vende: Ikea. Son muebles y accesorios para la casa o la oficina.

placeholder Foto: Ikea.
Foto: Ikea.

Por menos que lo que cuesta un único Homepod (329 euros, aunque lo puedes encontrar por 309) tienes dos altavoces wifi que trabajando conjuntamente te pueden llenar muy bien el especio acústico de una habitación grande. El sonido del de Apple o de altavoces más caros de la propia Sonos es más profundo y amplio, pero el precio hacen que sea una opción a valorar si quieres un altavoz de diseño y tu melomanía acepta estas diferencias. Las limitaciones son que para darle vida inteligente necesitas de un aparato con Alexa o Google Home. Y claro, que se tratan de elementos decorativos.

Uno de los 'gadgets' que más ha despertado mi curiosidad no se presentó ni en el CES de Las Vegas ni en el Mobile World Congress ni en otra cita señalada del calendario tecnológico. Se presentó en una feria dedicada al mueble, allá por el mes de abril en Milán. En realidad son dos aparatos, no uno. Una balda y una lámpara. Pero...¿esto no es la sección de tecnología? Sí. Por majareta que pueda sonar la historia estas piezas son incluso una buena alternativa a Apple. Concretamente al 'Homepod', un producto que encarna a la vez lo mejor cara y la peor de la manzana. Se trata de una fusión entre muebles y altavoces inteligentes. La ocurrencia no ha sido ni de Xiaomi ni de Samsung ni de ningún otro gran fabricante. Es de Ikea.

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