Llega el Mobile, la feria que todos quieren boicotear: móviles, coches y bastante humo

Es la joya de la corona. En lo suyo, la tecnología, es la segunda cita más importante del mundo, únicamente superada en prestigio y agenda por el Consumer Electronic Show de Las Vegas. Hablamos del Mobile World Congress. Arranca el lunes en Barcelona. De manera oficial, porque el telón se levanta mucho antes. Desde mañana, muchos fabricantes de todo el globo empiezan a destapar sus bazas para este 2019. El goteo terminará el lunes o, a más tardar, el martes, dejando todo el pescado vendido antes del ecuador de la feria. Una feria, convertida en más de una ocasión en objeto de chantaje, que tendrá que hacer malabares, una vez más, con la situación política y económica en Cataluña.

TE PUEDE INTERESAR

Probamos los nuevos Samsung Galaxy S10: este es el cambio que estabas esperando

M. Mcloughlin. (Texto y fotos)

Se podría decir que el pistoletazo de salida se dio oficiosamente el pasado miércoles y bastante lejos de la Ciudad Condal. En Pekín y en San Francisco. Esos fueron los lugares escogidos por Xiaomi y Samsung, respectivamente, para presentar algunos de los terminales más esperados del año.

Esta temprana puesta en juego del Galaxy S10, y en menor medida el Mi 9, marca la agenda. Sí o sí. No es lo mismo tener al líder del mundial de constructores móviles (Samsung es el fabricante que más terminales vende) presentando sus novedades a todo trapo en Barcelona que lo haga fuera de la órbita de influencia del congreso. Sin embargo, los surcoreanos miden bien los tiempos. Acercando tanto a la cita su evento, consiguen mantener bastante expectación y pueden darse un baño de masas.

Solo Apple se permite el lujo de pasar de estos cónclaves. Huawei también se reserva una de sus mejores bazas, el sucesor del P20, para su propio sarao. En su lugar, si nada cambia, presentará su teléfono plegable —el tercero del mercado tras el FlexPai y el Galaxy Fold— y una sorpresa que puede llegar en forma de portátil o tableta. Productos llamativos pero no vitales para su negocio. Lo mismo que Xiaomi, que acude por segundo año a esta convocatoria. Destripado el Mi9, el efecto sorpresa queda para algún otro producto de perfil más discreto de su ecléctico catálogo.

Una cita en la que hay que estar

Es decir, los cuatro mayores fabricantes del mundo no presentan sus mejores galas en este congreso. La razón, probablemente, maximizar la atención y que no se pierda en el fuego cruzado. Esta es una losa que siempre pesa sobre la agenda del MWC y que amenaza con restarle atractivo. Que le falte chicha. Sin embargo, hay una importante nómina de compañías que siguen apostando por este encuentro. LG, Sony, Nokia u Oppo son algunas de ellas.

No hay que olvidar a las operadoras, que son realmente las que están detrás del tinglado. El rector de esta feria es la GSMA, una especie de patronal global de las telecos . Por cierto, cabe mencionar que la representación española de primer nivel recae básicamente en Telefónica. Quizá se pueda tener en cuenta Seat, uno de los tantos fabricantes de coches que vienen a dar buena cuenta de sus avances en la carrera por el coche conectado.

Quizás el último gran peligro que debe manejar es el del humo. El de un 'hype' excesivo, el de caer en tendencias de futuro sin transmitir avances reales y el de que parezca el eterno día de la marmota. Se hablará, y mucho, de dispositivos plegables 5G, de 'smart cities', de 'eHealth' y de cientos de cosas similares. Veremos demostraciones que nos darán a entender que hay tecnologías que están aquí y que, sin embargo, queda mucho para que formenparte de nuestro día a día. Es lo que ha pasado, por ejemplo, con la realidad virtual. Fue una gran protagonista de ediciones pasadas y finalmente no se convirtió en el 'boom' que muchos esperaban.

A pesar de todo, el MWC aspira a superar los 100.000 visitantes. Algo que tiene mérito viendo el precio de las entradas. Van desde los 799 euros hasta los 4.499.

Taxis, VTC y los CDR

La cita no solo lucha por mantener su tirón mediático, el interés del público general y no convertirse en una feria empresarial. También tiene que lidiar con la situación política y social de la ciudad. La cita es un altavoz único y un baluarte para los intereses económicos de la ciudad. Eso lo ha convertido en un arma arrojadiza en varias ocasiones.

El caso más significativo ha sido el de la guerra del taxi, que ha amenazado con bloquearlo en su pulso con Uber y Cabify. Todo se remonta a 2016, cuando el ayuntamiento y la Generalitat recibieron un serio toque de atención por parte de John Hoffmann, consejero delegado de la GSMA, tras la huelga del metro de la ciudad. "Que arreglen lo que tengan que arreglar", dijo entonces este mandamás.

No es que anduviesen cortos de gasolina, pero este aviso tuvo un efecto similar al de un buen tanque de combustible para las reivindicaciones del sector. Las VTC, las grandes derrotadas en Cataluña, también llegaron a amenazar en enero con bloquear la cita si la legislación de la Generalitat salía adelante.

En la presentación de este año, Hoffmann llegó a admitir que, ante el revuelo 'indepe' que se había montado en los últimos años, habían buscado dos ciudades alternativas. Sin embargo, se consiguió solventar la papeleta y encaminar la permanencia del evento en la ciudad. Existe un contrato hasta 2023, todo sea dicho.

Los comités de defensa de la república (CDR) también han amenazado con hacer acto de presencia y boicotear el evento por la asistencia del Rey a varios actos en el marco de la feria. El primero de ellos, la cena entre la GSMA y las autoridades que se celebrará en el Museu Nacional d'Art de Catalunya, el domingo. La convocatoria llama a concentrarse en dicho lugar para evitar el acceso de don Felipe al recinto.