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Cómo hacer que tu viejo ordenador vaya tan rápido como un cohete
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Y por poco dinero (¡o gratis!)

Cómo hacer que tu viejo ordenador vaya tan rápido como un cohete

Con el tiempo, tu equipo perderá velocidad, y abrir algunos archivos y programas se convertirá en todo un suplicio. Con estos trucos, puedes devolver a tu ordenador la rapidez de antaño

Foto: (Foto: iStock)
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El tiempo no pasa en balde, y tu ordenador no es una excepción. La agilidad de su juventud quedó atrás y algunas aplicaciones se lo piensan dos (y tres) veces antes de abrirse por completo. Si comprarte un nuevo equipo no es una opción (aunque no está de más recordar que por menos de 300 euros es posible tener un Chromebook de lo más solvente), no está todo perdido: ya sea un Mac o un PC al uso, es posible lograr que vuelva a ir tan rápido como en sus primeros días de vida. Por mucho menos dinero, claro.

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Para lograrlo, la clave es eliminar todo aquello que ya no utilices. Si no lo quieres para nada, está de más. Por una parte, puedes rebuscar en tu ordenador para encontrar aquellos archivos que están duplicados. Para que no se trate de la imposible búsqueda de una aguja en un pajar, lo ideal es recurrir a herramientas como Easy Duplicate Finder, que pueden ahorrar un buen puñado de horas de trabajo. Una vez detectados los documentos guardados más de una vez en el equipo, solo habrá que suprimirlos.

También puedes ahorrarle algo de espacio al equipo acabando con los archivos temporales. El historial de navegación y las ‘cookies’ instaladas en el ordenador no son tan útiles como para estar dispuestos a tener un equipo lento por su culpa. En el caso de los Mac, eliminar la caché de Safari desde el propio navegador puede ser suficiente. Por su parte, en los equipos con Windows, no es mala idea acudir hasta la carpeta Temp del directorio Windows y borrar todo lo que hay guardado en ella para liberar un buen puñado de megas.

Puedes ahorrarle algo de espacio al equipo acabando con los archivos temporales y, de paso, logrando que vaya más rápido

De igual forma, puede ser de ayuda acabar con otras herramientas poco útiles como extensiones del navegador que tengas instaladas pero no uses, cerrar pestañas cuando el ordenador empieza a ir lento o incluso buscar en el menú 'Aplicaciones y sistemas' dentro de Sistema, en la configuración de Windows, aquellos programas que menos utilizas para desinstalarlos. En definitiva, el primer objetivo no es otro que disfrutar de algo más de espacio libre en el equipo para que el procesador no muera en el intento de abrir una herramienta más.

Arranca lo justo y necesario

Por el mismo motivo, otra de las primeras medidas que puedes tomar para que tu ordenador vuelva a ejecutar aplicaciones de forma rápida e indolora es acabar con todos esos procesos que arrancan justo al encender el ordenador. Con herramientas como PC Decrapifier, es posible ver de forma sencilla qué programas empiezan a actuar nada más poner en marcha el equipo y ahorrarle ese trabajo al procesador: quizá sí es conveniente que el antivirus esté trabajando desde el primer momento, pero no es necesario que Spotify o Chrome se inicien automáticamente al arrancar la máquina.

No obstante, puede parecerte ilógico instalar un programa para frenar otros y que el ordenador vaya más rápido. Si quieres evitarlo, tú mismo puedes buscar qué aplicaciones se ejecutan al arrancar el PC para seleccionar cuáles dejarán de hacerlo. Haz clic en Ejecutar y escribe 'msconfig'. A partir de ahí, solo deberás desmarcar aquellos programas que están mejor sentados en el banquillo al comenzar el partido.

Revisa la RAM

Tras realizar estas acciones preliminares, puede que el ordenador siga yendo lento y lo que necesite sea un empujón en lo que a ‘hardware’ se refiere. Si bien estas soluciones sí implicarán un desembolso, seguirá siendo más económico que hacerse con un equipo nuevo. Para empezar, lo más obvio es ampliar la memoria RAM: si el equipo va excesivamente despacio al abrir ciertos archivos pesados, es posible que la memoria dedicada al trabajo temporal del ordenador sea insuficiente.

En este caso, hay dos opciones. La más duradera y recomendable es hacerse con una nueva memoria RAM. A día de hoy, una de cuatro gigas (más que suficiente para un usuario medio) cuesta alrededor de los 30 euros, por lo que no se trata de una solución excesivamente cara. Un poco de bricolaje tecnológico (dependiendo del modelo y la marca, te resultará más o menos difícil, pero siempre podrás recurrir a tutoriales disponibles en YouTube) y a disfrutar de un uso del ordenador mucho más fluido.

Para casos concretos de emergencia, tampoco está de más tener a mano un ‘pendrive’. Por extraño que parezca, estos pequeños dispositivos de almacenamiento pueden hacer las veces de memoria RAM de forma sencilla. Es posible realizar el cambio desde el menú Rendimiento que encontrarás en las 'Opciones avanzadas del sistema' en el famoso Mi PC. Si tu equipo necesita en casos puntuales algo más de RAM, esta puede ser la solución más rápida (y barata).

Y el almacenamiento

También hay que tener en cuenta la capacidad del propio disco duro. Probablemente, en cuanto tenga más de un 85% de su espacio ocupado, empezará a ralentizar el ordenador. De ahí la importancia de tenerlo relativamente aseado y sin programas innecesarios ni archivos duplicados. Si eliminando unos y otros el espacio del disco duro sigue siendo insuficiente, lo más probable es que cambiarlo por uno de mayor tamaño sea la solución perfecta.

Si te decantas por ampliar el almacenamiento de tu equipo, no sería mala idea plantearte la instalación de una unidad de estado sólido (una SSD). Si bien se trata de la opción más cara (las más baratas rondan los 50 euros), al no tener partes móviles este tipo de memoria transfiere archivos a mayor velocidad y resiste mejor el paso del tiempo. Otra dosis de bricolaje tecnológico y listo: tu viejo ordenador arrancará a una velocidad similar a la de un Chromebook o un Mac recién estrenados.

Otra opción es limpiar tu ordenador. Literalmente. La suciedad impide que los componentes del ordenador se ventilen

No obstante, antes de rascarte el bolsillo, hay aún un par de cosas que puedes probar. Por una parte, y si tu equipo tiene Windows como sistema operativo, puedes intentar ordenar los archivos con el clásico desfragmentador de disco. Aunque usar la herramienta del sistema operativo de Microsoft lleva algún tiempo, lo cierto es que unir los fragmentos en los que el propio disco duro va dividiendo nuestros archivos puede aligerar bastante la ardua tarea que lleva a cabo un ordenador para abrir algunos de ellos.

Además, otra opción es limpiar tu ordenador. Literalmente. Con algo de tiempo, bastante maña y unas gotas de paciencia, abre tu equipo y aspira (o expulsa con un compresor de aire) todo el polvo que se acumula en las tripas del ordenador. Aunque toda la suciedad acumulada durante años parezca inofensiva (y algo asquerosa), lo cierto es que no lo es, ya que impide que los componentes del ordenador se ventilen adecuadamente, produciendo un sobrecalentamiento que hace que todo vaya más despacio. Después, piénsatelo dos veces antes de volver a comer sobre el equipo.

Trucos para la manzana

Muchos de estos trucos son también válidos para los equipos de Apple, pero hay otros exclusivos que te pueden resultar de utilidad. Por una parte, algo tan sencillo como acabar con algunos de los efectos visuales del Mac puede hacer que el ordenador funcione de manera más fluida. Por ejemplo, la forma en que los equipos de la manzana mordida minimizan las ventanas es bonita pero innecesaria. Desde 'Preferencias del sistema' es posible acabar con esta y otras opciones que, deshabilitadas, facilitarán que el ordenador abra archivos y aplicaciones sin mayor problema.

Además, las actualizaciones del ‘software’ de los productos de Apple suelen ser relevantes en este aspecto. Si bien en los equipos con Windows son más un engorro que la solución a un problema (salvo aquellas que incluyen importantes parches de seguridad), tanto en los iPhone como en los Mac algunas actualizaciones corrigen errores del propio sistema operativo que ralentizan el equipo.

Esto sucede, sin ir más lejos, cada vez que los de Cupertino lanzan una nueva versión de iOS: en las primeras semanas, muchos usuarios ven cómo su iPhone o su iPad funcionan más lentos. En el caso de los Mac, sucede lo mismo, y la propia compañía se encarga de enderezar el rumbo a los pocos días. Por ello, es importante estar pendientes de las actualizaciones disponibles o incluso permitir su instalación automática. Todo sea por disfrutar de un ordenador rápido sin gastar un solo euro (o, al menos, sin tener que comprar uno nuevo).

El tiempo no pasa en balde, y tu ordenador no es una excepción. La agilidad de su juventud quedó atrás y algunas aplicaciones se lo piensan dos (y tres) veces antes de abrirse por completo. Si comprarte un nuevo equipo no es una opción (aunque no está de más recordar que por menos de 300 euros es posible tener un Chromebook de lo más solvente), no está todo perdido: ya sea un Mac o un PC al uso, es posible lograr que vuelva a ir tan rápido como en sus primeros días de vida. Por mucho menos dinero, claro.

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