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Patrizio Polisca, las manos que cuidan del Papa
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PATRIZIO POLISCA PRESIDE LA COMISIÓN DE LAS CAUSAS DE LOS SANTOS

Patrizio Polisca, las manos que cuidan del Papa

Benedicto XVI llegó a España con su guardia pretoriana. Entre ella, destaca una figura que le acompaña en todos sus desplazamientos: el doctor Patrizio Polisca, quien

Foto: Patrizio Polisca, las manos que cuidan del Papa
Patrizio Polisca, las manos que cuidan del Papa

Benedicto XVI llegó a España con su guardia pretoriana. Entre ella, destaca una figura que le acompaña en todos sus desplazamientos: el doctor Patrizio Polisca, quien desde 2009 ostenta el cargo de médico personal del Papa. Sin embargo, su historia al servicio de la Sede de San Pedro se remonta a 1986, cuando le solicitaron estar de guardia en Castel Gandolfo para asistir a Juan Pablo II.

No obstante, el Dr. Polisca nunca pudo imaginar que acabaría siendo el responsable de velar por la salud de Benedicto XVI, pese a que se lo habían vaticinado. En una entrevista concedida a L`Osservatore Romano confesó que cuando estuvo al servicio de una congregación de religiosas en Roma, una de las superioras, la madre Caridad, le decía con mucha insistencia y sin darle muchas explicaciones que debía ir al Vaticano “porque se convertiría en el médico del Papa”, algo que no comprendía entonces y que ahora rememora.

Las palabras de la religiosa las tuvo muy presentes cuando conoció a Juan Pablo II a la edad de 34 años en su residencia veraniega, como su médico de guardia. “Recuerdo que el Pontífice me miró un poco sorprendido y me dijo: “¿Tan joven?”. En ese momento me di cuenta de lo que estaba pasando. Estaba delante del Papa. Y estaba allí para él si había necesidad de un médico. Tal vez era muy joven para una responsabilidad tan grande. Pero el rostro de Karol Wojtila, que sonrió después de estas palabras, me alivió”. Tendría que llegar 1994 para formó parte oficialmente del servicio de sanidad del Vaticano.

Patrizio Polisca nació en la provincia de Pesaro, en 1953, en la costa adriática italiana. Casado y con tres hijos, está especializado en cardiocirugía, reanimación y anestesia. Asimismo, imparte también clases en el Instituto de Cardiocirugía de la Universidad Tor Vergata, en Roma. Quien le conoce le define como un hombre generoso que las mañanas de los domingos ayuda a la distribución de la Comunión a los enfermos de la parroquia en el centro de Roma.

Su primer viaje con el ‘Papa peregrino’ fue a Cuba en 1998, invitación que aceptó con entusiasmo, pero también “con algo de temor”, como llegó a manifestar. En la prensa italiana explicó: “Recuerdo con gusto todo momento, casi cada rostro con el que me crucé, los ojos rojos de Fidel Castro, la mirada decidida y serena de Juan Pablo II y su magnetismo ejercido en las multitudes, que me impresionó muchísimo. Más tarde viviendo las mismas emociones con su sucesor, he entendido que eran estas experiencias junto al Santo Padre las que lograron atraparme”.

Entre sus recuerdos custodia “la inolvidable misa celebrada en el Cenáculo, durante el viaje en el año 2000 a Tierra Santa” así como un dolor muy agudo que padeció Wojtila en la Nunciatura Apostólica en Bratislava, pero que afortunadamente sólo quedó en un susto.

Antes de ser el ‘arquiatra’ o médico personal de Ratzinger fue el responsable de cuidar a los cardenales que le eligieron como Benedicto XVI en abril de 2005. Aquí fue donde “tomé conciencia de lo que significa servir al Papa y, a través de él, a la Iglesia”, declaró entonces.

El ahora médico del Papa ha contado que fue uno de los primeros laicos en saludarlo tras su elección como cabeza de la Iglesia católica y ha relatado que su primera conversación con él versó sobre san Buenaventura: “El Pontífice recordaba lo que en aquella ocasión hablamos […] Me quedé estupefacto, incapaz de cualquier reacción. Estaba realmente sorprendido y no pude decir nada”.

Polisca, quien también preside la comisión médica que decide si las curaciones son milagrosas o no en la Congregación para las Causas de los Santos, es consciente de que como director del Servicio de Sanidad del Vaticano tiene por delante “una importante misión que cumplir” en medio de un ambiente en donde conoce a todos.

Desde que Benedicto XVI accedió a la Sede de San Pedro, lo ha acompañado en todos sus viajes o desplazamientos, tanto en Italia como en el extranjero. Cuando lo acompaña en verano a las vacaciones en el Valle de Aosta o en el Tirol, el Dr. Polisca se lleva consigo una cantidad de casos sobre presuntos milagros para, en la soledad de los montes, estudiarlos con más detención y cuidado.

En España el Dr. Polisca es conocido dentro del ámbito de las Vicepostulaciones. Ha participado en Madrid y en El Escorial, numerosos veranos, en Congresos que se han organizado en torno al tema de las Causas de los Santos y, dentro de ellos, al tema del milagro que es, lógicamente, su especialidad.

Benedicto XVI llegó a España con su guardia pretoriana. Entre ella, destaca una figura que le acompaña en todos sus desplazamientos: el doctor Patrizio Polisca, quien desde 2009 ostenta el cargo de médico personal del Papa. Sin embargo, su historia al servicio de la Sede de San Pedro se remonta a 1986, cuando le solicitaron estar de guardia en Castel Gandolfo para asistir a Juan Pablo II.

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