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Escaso y caro: el café es el nuevo oro negro
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LA DEMANDA MUNDIAL DE CAFÉ SUPERA LA PRODUCCIÓN

Escaso y caro: el café es el nuevo oro negro

El café, el commodity más valioso del mundo tras el petróleo, escasea. El cambio climático, los escasos márgenes de beneficios que obtienen los productores y las

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Escaso y caro: el café es el nuevo oro negro

El café, el commodity más valioso del mundo tras el petróleo, escasea. El cambio climático, los escasos márgenes de beneficios que obtienen los productores y las plagas que atacan a la planta más popular de la familia Rubiaceae, entre otros factores, afectan al alrededor de medio centenar de países productores del mundo, concentrados entre los Trópicos. A la menor oferta se une el incremento de la demanda en países tradicionalmente bebedores de té como China, Rusia y la India, así como el mayor consumo en naciones productoras como Brasil. Los cafetaleros buscan estrategias para una industria que genera cada año más de 120 millones de empleos en el mundo y cuyas ventas anuales superan los 90.000 millones de dólares, según la Organización Internacional del Café (OIC), con sede en Londres.

La producción mundial para el actual ciclo cafetalero –que comenzó en octubre de 2009 y concluirá el próximo septiembre- se calcula en unos 120 millones de sacos de 60 kilogramos de café verde, de los que el 80% corresponde a café convencional, el 13% a especiales y el 8% a granos certificados (orgánico, entre otros). La demanda ascenderá a 132 millones y se cubrirá gracias a una reserva de 40 millones de sacos de café tostado que guardan países consumidores; pero apenas sirve para garantizar el consumo de cuatro meses. El presidente del Consejo de la OIC, el mexicano Rodolfo Trampe, considera este stock “muy escaso” e insuficiente para suplir un desequilibrio en la cosecha prevista.

Pese a la crisis mundial, el consumo del aromático ha aumentado el último año un 0,8% en la Unión Europea y Estados Unidos, un 4,2% en los países productores y un 6,3% en los emergentes, entre los que destaca China “con un crecimiento bestial”, señala a El Confidencial; en los últimos diez años el incremento ha sido de 25 millones de sacos en todo el mundo. El mercado global crecerá un 2,6%, explica Trampe, y se prevé que los consumidores demanden 40 millones de sacos más en el próximo decenio, por lo que la cuestión es “quién los va a producir”.

Los principales productores son Brasil, que representa el 33% de la oferta, Vietnam (15%), Indonesia (9%) y Colombia (7%); este último país ha perdido peso debido a la acción de la broca -la principal enfermedad de las plantas del género Coffea-, su envejecimiento y a un clima muy adverso en los dos últimos ciclos. México, que ha perdido puestos en el escalafón y representa el 3% de la oferta mundial, ha sufrido heladas que también disminuirán la cosecha este ciclo que, en general, será inferior a la de 2008-2009. Los descensos más acusados se esperan en América Central y del Sur, aunque también se prevé que Vietnam coseche menos que en el ciclo anterior.

La Unión Europea es el primer importador y hasta enero de este año compró 5,2 millones de sacos, de los que 401.630 corresponden a España; le siguen Estados Unidos con 1,7 millones y Japón con medio millón de sacos. El “precario equilibrio” entre la oferta y la demanda, apunta Trampe, ha hecho que el sector se recupere de la crisis internacional de precios que sufrió de 1999 a 2004 y que ahora los costes sean “relativamente buenos”: de los 40 centavos de dólar que se pagaban por libra en 2001, en el peor momento de la crisis, se ha pasado a 165. Los productores recibieron ese año 5.500 millones de dólares y en la actualidad el monto global asciende a 15.000 millones, aunque el precio al consumidor se mantiene estable.

Plantaciones en manos de mujeres y ancianos

El cafeto, que debe plantarse a entre 1.000 y 1.300 metros sobre el nivel del mar, crece a temperaturas que oscilan entre 13 y 26 grados, por lo que la producción mundial se ve afectada por el cambio climático. Además, enfermedades como la broca se han extendido y las plantas, que tienen una vida productiva de unos 40 años, necesitan ser renovadas para incrementar las cosechas. Al ser un cultivo generalmente minifundista con un promedio de tenencia de tierra de 1,3 hectáreas -salvo Brasil, donde sube a 10 hectáreas por propietario- también repercuten fenómenos como la migración de jóvenes, principalmente en Latinoamérica; muchas plantaciones han quedado en manos de mujeres y ancianos que requieren cualificación para aumentar la productividad. Los alrededor de 25 millones de cafetaleros no son los más beneficiados en este negocio, donde los comercializadores y el sector industrial se quedan con el mayor margen económico, de forma que los cultivos son abandonados. Estos factores hacen que la producción mundial sea deficitaria y que se planteen nuevas estrategias para satisfacer la creciente demanda.

La OIC impulsa proyectos de ayuda a los pequeños cultivadores de Centroamérica y África como medio para reducir la pobreza o para reinstalar a los cafeteros desplazados por conflictos bélicos, mientras que los programas de comercio justo contribuyen a mejorar los márgenes de beneficio de los productores, el sector más vulnerable. Además, se impulsa el cultivo con fines ambientales, ya que el cafeto captura carbono. Y en países como Colombia y México el cultivo del aromático en parcelas en las montañas supone “una barrera” para la expansión de la producción de drogas como cocaína y marihuana y, por tanto, un freno al narcotráfico, expone Rodolfo Trampe.

El sector se diversifica con la producción de cafés gourmets (que aportan mayores beneficios), descafeinado y soluble, el más demandado en los nuevos mercados por ser su elaboración más fácil para el consumidor iniciático. Pero el reto más importante, señalan en la OIC, es el aumento de la productividad por hectárea, lo que se consigue con la renovación de las plantaciones y la creación de especies mejoradas de cafetos. En ello trabajan empresas como Agroindustrias Unidas de México (AMSA) que, en cooperación con el Centro de Desarrollo e Investigación de Cultivos Tropicales de Francia, produce plantas híbridas a partir de cafetos de distintos orígenes que dan mejor calidad de grano y son más resistentes a las plagas, según su director, Francisco Faus.

En México el promedio es de 1.500 plantas por hectárea con un rendimiento de ocho quintales de café por hectárea, lo que genera unos ventas mensuales de unos 79 dólares “y no da para vivir” al cafetalero; con estos híbridos se aumenta a 5.000 cafetos por hectárea y una producción de hasta cien quintales, de forma que el cultivo se hace rentable, refiere Faus. Aunque los productores son reticentes a cambiar las plantas, el ejemplo de Nicaragua con los buenos resultados logrados gracias a la renovación de sus cafetales es un incentivo.

También se apuesta por la tecnificación del sector para generar productos con valor agregado, ya que, aunque el mercado mundial del café genera unos 90.000 millones de dólares, sólo 15.000 se quedan en las naciones productoras y el resto va a los países desarrollados que compran el café verde, lo tuestan, envasan y comercializan.

El café, el commodity más valioso del mundo tras el petróleo, escasea. El cambio climático, los escasos márgenes de beneficios que obtienen los productores y las plagas que atacan a la planta más popular de la familia Rubiaceae, entre otros factores, afectan al alrededor de medio centenar de países productores del mundo, concentrados entre los Trópicos. A la menor oferta se une el incremento de la demanda en países tradicionalmente bebedores de té como China, Rusia y la India, así como el mayor consumo en naciones productoras como Brasil. Los cafetaleros buscan estrategias para una industria que genera cada año más de 120 millones de empleos en el mundo y cuyas ventas anuales superan los 90.000 millones de dólares, según la Organización Internacional del Café (OIC), con sede en Londres.

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