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Titanic, un solo viaje y 97 años de leyenda
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Titanic, un solo viaje y 97 años de leyenda

Era el mayor ingenio del ser humano, un coloso capaz de surcar los océanos como si fueran simples lagunas y de recrear en su interior la

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Titanic, un solo viaje y 97 años de leyenda

Era el mayor ingenio del ser humano, un coloso capaz de surcar los océanos como si fueran simples lagunas y de recrear en su interior la esencia del lujo de tierra adentro, pero sucumbió ante un simple –pero inmenso- pedazo de hielo. Este 14 de abril se cumplen 97 años desde que el RMS Titanic, que había zarpado en su viaje inaugural unos días antes del puerto de Southampton, al sur de Gran Bretaña, chocó contra un iceberg al sureste de la isla de Terranova y acabó hundido en medio del Atlántico llevándose con él a cientos, miles de personas.

Era el barco más grande de su tiempo. Contaba con piscina, gimnasio, baño turco, bibliotecas en primera y segunda clase y una pista de squash, pero sobre todo tenía los últimos avances tecnológicos del momento, con un subsistema eléctrico con generadores de vapor o radios de Marconi, pero nada de eso sirvió para salvarlo del destino. El acero con el que estaba construido, que debía hacerle “insumergible” según los anuncios de la época, quedó completamente deformado tras el choque y por las grietas de la cubierta pronto comenzó a entrar el agua.

 

El barco se hundía, pero la orquesta seguía tocando. Aunque la proa del buque estaba bajo el agua una hora después de la colisión en el salón de la primera clase los hombres jugaban a las cartas, apuraban el cognac y, sorpresas de la vida, se preocupaban por su apariencia. Cuentan que el heredero de Guggenheim insistió en vestirse con sus mejores ropas de gala, diciendo que al menos quería “morir como un caballero”.

Cuando el barco terminó de sumergirse los escasos botes salvavidas se alejaron rápidamente y 1.500 personas se quedaron allí, en las frías y oscuras aguas del Atlántico norte. La leyenda del barco hundido ha dado para multitud de películas, libros y exposiciones. En la plaza de Colón de Madrid se puede visitar estos días (hasta el 19 de abril) la muestra Titanic: the artifact exhibition, con objetos reales rescatados del fondo del mar desde que en 1987 tuvieran lugar las primeras expediciones de recuperación de objetos (ya llevan más de 5.000) por parte de la compañía propietaria del buque. Y los más sibaritas pueden degustar el menú especial que el hotel Palace ofrece con los 10 platos que el chef Auguste Escoffier sirvió la última noche en el restaurante À la carte, el más lujoso del transatlántico.

Era el mayor ingenio del ser humano, un coloso capaz de surcar los océanos como si fueran simples lagunas y de recrear en su interior la esencia del lujo de tierra adentro, pero sucumbió ante un simple –pero inmenso- pedazo de hielo. Este 14 de abril se cumplen 97 años desde que el RMS Titanic, que había zarpado en su viaje inaugural unos días antes del puerto de Southampton, al sur de Gran Bretaña, chocó contra un iceberg al sureste de la isla de Terranova y acabó hundido en medio del Atlántico llevándose con él a cientos, miles de personas.

Lujo