Los "bisiestos", nacidos un 29 de febrero, se reunirán en busca de un récord

Disfrutar del propio cumpleaños sólo una vez cada cuatro años bien merece una celebración, y por eso los "bisiestos" españoles, como se denominan a sí mismos los que han nacido un 29 de febrero, están convocados a una fiesta el próximo viernes en Málaga con la que buscan un récord Guinness.

Francisco Carrasquilla cumpliría este viernes, según las cuentas del resto de los mortales, 48 años, pero para él será su duodécimo cumpleaños, puesto que en los años no bisiestos rechaza celebrarlo el 28 de febrero o el 1 de marzo, los días más cercanos a esta fecha.

Carrasquilla, que es el delegado en Andalucía del Club Mundial de Bisiestos, un colectivo de más de 30.000 personas en España y de más de cuatro millones en el mundo, ha organizado este encuentro nacional en Málaga, que incluye una visita turística por la ciudad, una "foto de familia", un almuerzo y una fiesta en una discoteca. Ser "bisiesto" tendrá en este caso una contraprestación, ya que los asistentes al encuentro que cumplan con esta condición estarán invitados al almuerzo, en el que sólo deberán pagar sus acompañantes, según ha informado a Efe Carrasquilla.

Esta tentativa de récord Guinness está incluida entre las actividades que se desarrollarán en todo el planeta durante el 29 de febrero y de las que se incluye una relación en la página web del Club Mundial de Bisiestos (www.leapzine.com).

En esta página se pueden descubrir otros detalles curiosos como los personajes históricos que fueron "bisiestos", como el Papa Pablo III, el compositor Rossini, o Supermán, puesto que un artículo aparecido en la revista "Time" el 14 de marzo de 1988 aseguraba que el periodista y héroe había nacido un 29 de febrero por decisión de su creador.

El delegado del Club en Andalucía cumple a rajatabla con su condición de "bisiesto" y no permite a sus familiares y amigos regalos de cumpleaños en los años no bisiestos, aunque sí admite que cada cuatro años los obsequios sean "un poquito más grandes".

Cuando era pequeño, lejos de sufrir un trauma infantil por los infrecuentes regalos de cumpleaños, Carrasquilla no entendía por qué algunas veces sus padres se empeñaban en dárselos si ese año no había lugar en el calendario para el 29 de febrero.

Esta circunstancia también le trajo beneficios, puesto que se ahorró unas cuantas bolsas de caramelos de los que se acostumbraba a repartir cada día de cumpleaños entre los compañeros del colegio, ante la perplejidad de éstos, que le preguntaban: "Carrasquilla, ¿tú por qué traes caramelos cada cuatro años?"