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Rusia echa el anzuelo en la campaña de Madrid: las claves del episodio Sputnik
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¿VACUNA EFICAZ O ARIETE POLÍTICO?

Rusia echa el anzuelo en la campaña de Madrid: las claves del episodio Sputnik

Por qué un empresario gallego se reunió con el consejero de Salud de la Comunidad de Madrid para venderle la vacuna rusa Sputnik V aun sabiendo los dos que eso era imposible

Foto: Una enfermera extrae viales de la Sputnik V durante la vacunación en Macedonia del Norte. (Reuters)
Una enfermera extrae viales de la Sputnik V durante la vacunación en Macedonia del Norte. (Reuters)

Sentados a una mesa, negociando una posible compra de lotes de la vacuna rusa Sputnik V, el empresario Pedro Mouriño y el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, pensaban al mismo tiempo cómo colar un gol. Rusia, a través de su intermediario Mouriño, intentaba con esa reunión herir a la Unión Europea al simbolizar Madrid como una región desesperada en busca de vacunas por la incompetencia de Bruselas; Isabel Díaz Ayuso, a través de su consejero, intentaba simbolizar el fracaso del Gobierno de Pedro Sánchez en el calendario de vacunación y la iniciativa de Madrid en la búsqueda de soluciones. Ambos consiguieron su objetivo.

Los expertos en Rusia y sus relaciones con Europa coinciden: es posible que la Comunidad de Madrid se haya anotado un pequeño tanto en la carrera electoral del 4 de mayo, pero a cambio le ha hecho un gran regalo propagandístico a Rusia. “Es un patinazo en la campaña de Ayuso, porque se deja enredar en una operación de influencia que Rusia ya ha aplicado antes en otros lugares de Europa, por ejemplo, hace tres semanas en Italia. Seguramente Madrid solo intentaba desactivar el anuncio optimista, también propagandístico, de Pedro Sánchez sobre el plan de vacunación, pero indirectamente ha hecho daño a la Unión Europa. Supongo que ni siquiera habrá pensado en eso, porque en España somos bastante cortos de miras”, cuenta desde el anonimato uno de los principales analistas de la política exterior rusa.

Así lo explica: “Por mucho que negocie, Madrid no va a recibir la vacuna, porque primero debe pasar por un proceso de aprobación de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y porque apenas hay producción. Rusia ya ha usado en otros sitios a personajes locales como ariete, como es el caso de Mouriño en España. Anuncian que podrían entregar vacunas mañana mismo si la EMA las aprobara, pero que Europa no las aprueba porque antepone su rivalidad con Rusia a la salud de los europeos. Con eso ya logran enredar y crear confusión, obligan a los políticos nacionales a dar explicaciones y hacen llegar su mensaje al ciudadano medio, que lo único que quiere son vacunas cuanto antes”.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

La Comunidad de Madrid es solo una chincheta más en la campaña europea de Rusia para promocionar su vacuna. Lo hizo en Italia, donde el presidente de la cámara de comercio italo-rusa anunció un acuerdo para producir allí la Sputnik V, causando un gran revuelo y obligando a Italia a desmentir la noticia (generando de paso confusión y cierto enfado entre su población); también causó un terremoto político en Eslovaquia, donde el primer ministro, Igor Matovič, tuvo que dimitir a finales de marzo al haber pactado de forma unilateral la compra de vacunas rusas, o este mismo miércoles en la región de Baviera, Alemania, que ha anunciado que comprará 2,5 millones de dosis de Sputnik si la vacuna recibe la autorización europea.

Sin embargo, quien más duro ha hablado es el ministro de Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, que calificó días atrás la vacuna rusa de "propaganda y diplomacia agresiva más que solidaridad y ayuda sanitaria", ya que Moscú apenas tiene capacidad de producción para cumplir sus promesas. Incluso en Rusia se está suministrando con cuentagotas a sus ciudadanos.

placeholder Operarios descargan lotes de vacunas Sputnik V en un aeropuerto. (EFE)
Operarios descargan lotes de vacunas Sputnik V en un aeropuerto. (EFE)

“No veo que Rusia esté haciendo algo ilegítimo. Ellos tienen una vacuna y la utilizan dentro de su estrategia de proyección internacional, como haría cualquier país. Es un hecho que Rusia ha desarrollado una vacuna a tiempo y la Unión Europea no. Ahora sufrimos escasez y retraso en la vacunación y Rusia intenta vendernos su vacuna, pero ahí los responsables del problema son las administraciones europeas”, explica Rubén Ruiz-Ramas, profesor de Ciencias Políticas en la UNED y experto en la relación Rusia-UE. “Es obvio que Ayuso le hace un favor a Rusia interesándose por su vacuna”, prosigue el profesor, “pero este favor no se debe a una estrategia rusa concreta, sino a que la planificación europea centrada en Astrazeneca no ha cumplido las expectativas. Rusia ha ido allí donde abrían la puerta a su vacuna, por ejemplo América Latina, y ahora ve que en Europa también abren puertas y se ofrece”.

El objetivo final de Rusia es que la EMA apruebe su vacuna. Algo que, pese al ruido de la propaganda cruzada, ni siquiera ha intentado, ya que aún no ha presentado la documentación ante la agencia europea, lo que genera mucha suspicacia. Bruselas está evaluando la seguridad de la vacuna a petición del distribuidor alemán R-Pharm Germany GmbH, pero hasta que el Centro Gamaleya ruso no presente la solicitud de comercialización, la EMA no se va a pronunciar. “La entrada oficial de la Sputnik V en la Unión Europea sería un gran triunfo diplomático para Rusia, sin duda”, confirma Ruiz-Ramas.

Foto: Foto: Reuters

“Si la EMA aprueba la vacuna, yo mismo seré el primero en ponérmela”, indica el analista en política exterior rusa consultado. “Pero el problema es que con las vacunas Rusia no es un actor neutral. Sabemos que ha estado 'hackeando' a otras compañías que producen vacunas, que ha intentado robar fórmulas, que lleva meses difundiendo desinformación sobre el peligro de otras vacunas. Para Rusia, la Sputnik V no es una cuestión de salud pública sino de propaganda y ataque a la Unión Europea. Y con esta reunión con la Comunidad de Madrid, Moscú ha obtenido un éxito enorme, porque España es un país importante dentro de la Unión Europea, aunque muchas veces no nos demos cuenta. El titular que ha quedado es ‘La Comunidad de Madrid negocia la compra de la Sputnik V’, no la realidad, que sería ‘Un empresario ofrece la Sputnik V’. Y como esta vendrán más. Cuanto más tarde Bruselas en acelerar la vacunación, más va a sufrir. Gran parte de la culpa es de la propia Unión por su mala gestión de las vacunas”.

Ningún experto en Rusia duda de que el Kremlin usará estos contactos con la Comunidad de Madrid para su propaganda interna. Los medios estatales rusos han estado cuidando mucho su mensaje triunfalista sobre la Sputnik V: el de que pese a que Rusia fue el primer país en lanzar una vacuna contra el coronavirus, esta no solo fue recibida con un injusto rechazo debido a su país de origen, sino que también fue objeto de una campaña de difamación por razones geopolíticas o para evitar que arruinase el negocio de las grandes farmacéuticas occidentales. Y en esto, Madrid, igual que antes Italia o ahora Baviera, le viene como anillo al dedo.

placeholder La vacuna Sputnik V todavía no ha solicitado aprobación a la EMA. (Reuters)
La vacuna Sputnik V todavía no ha solicitado aprobación a la EMA. (Reuters)


¿Y si realmente es buena?

El discurso de Rusia ha ganado músculo desde que la revista 'The Lancet' validase la fase III de los ensayos de la vacuna. “La desconfianza en la vacuna empezó porque los mismos rusos no se fiaban de su Gobierno”, afirma a este diario Mira Milosevich-Juaristi, investigadora principal sobre Rusia, Eurasia y Europa del Este en el Real Instituto Elcano. “Rusia registró la vacuna antes incluso que los propios rusos tuvieran claro si se producían efectos secundarios o no”.

Para muchos observadores inicialmente escépticos, la aparición de los datos del estudio en 'The Lancet' ha supuesto un antes y un después. “Parece ser que hemos pecado de suspicacia y que el problema con la vacuna rusa era falta de información, y no algún fallo intrínseco de la vacuna. El justificado escepticismo sale por la puerta si la buena ciencia entra por la ventana”, indican Matilde Cañelles López y María Mercedes Jiménez Sarmiento, investigadoras del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en un artículo en 'The Conversation'.

Esta especie de guerra fría a cuenta de la vacuna comenzó en agosto, cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció la aprobación de la primera vacuna rusa contra el coronavirus del mundo. El Kremlin se quedó perplejo ante la frialdad con que era recibida la noticia: en lugar del aplauso generalizado ante la proeza científica que esto suponía, se encontró con el escepticismo y las críticas por no haber completado todas las fases de prueba.

Inmediatamente, gran parte de los recursos del Estado se volcaron en promover la vacuna. El Fondo Ruso de Inversión Directa y los desarrolladores del producto, el Centro Gamaleya, lanzaron una página web en seis idiomas destinada a explicar todos los detalles al respecto. Mientras tanto, diplomáticos y medios difundieron la idea de que el rechazo occidental se debía a la envidia, al deseo de ningunear a Rusia.

"Todo este proceso forma parte de los planes de Rusia para recuperar su imagen y estatus de gran potencia, creada durante la Guerra Fría: el nombre de la vacuna habla por sí mismo. En todo ello hay mucha propaganda y mucho deseo de proyección internacional. Durante la Guerra Fría, se hizo con el ajedrez y el deporte, y también con la ciencia, porque es un país que tiene unos científicos fantásticos", indica Milosevich-Juaristi. “Dicho esto, la diplomacia de las mascarillas ha sido sustituida por la diplomacia de las vacunas. Es significativa la gestión del Kremlin: mientras que la UE está negociando con las farmacéuticas y los laboratorios, no con gobiernos, en el caso de Rusia aquí es el propio Gobierno el que promueve la vacuna de Gamaleya. Es un instrumento más para la proyección de poder blando”, señala.

Lo más irónico es que la Sputnik V, desde hace mucho, parece ser eficaz a todos los niveles, y sus ventajas (bajo precio, almacenamiento a temperaturas relativamente altas) son evidentes, por lo que la campaña de desinformación ha sido en todo momento innecesaria. Pero para el Kremlin, el objetivo siempre ha sido geopolítico antes que médico: presentarse como los primeros, los más eficaces, los que llegan donde Occidente no llega.

Sentados a una mesa, negociando una posible compra de lotes de la vacuna rusa Sputnik V, el empresario Pedro Mouriño y el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, pensaban al mismo tiempo cómo colar un gol. Rusia, a través de su intermediario Mouriño, intentaba con esa reunión herir a la Unión Europea al simbolizar Madrid como una región desesperada en busca de vacunas por la incompetencia de Bruselas; Isabel Díaz Ayuso, a través de su consejero, intentaba simbolizar el fracaso del Gobierno de Pedro Sánchez en el calendario de vacunación y la iniciativa de Madrid en la búsqueda de soluciones. Ambos consiguieron su objetivo.

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