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Diccionario del Brexit: cómo descifrar el acuerdo entre la UE y el Reino Unido
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FUMATA BLANCA TRAS CUATRO AÑOS

Diccionario del Brexit: cómo descifrar el acuerdo entre la UE y el Reino Unido

Todavía no se conocen los detalles del pacto, pero sí que podemos ir señalando ya cuáles van a ser los puntos fundamentales del texto

Foto: Un funcionario europeo carga con una bandera británica antes de una rueda de prensa. (Reuters)
Un funcionario europeo carga con una bandera británica antes de una rueda de prensa. (Reuters)

El Reino Unido y la Unión Europea han alcanzado un acuerdo este jueves para las relaciones futuras a partir del próximo 1 de enero de 2021. Todavía no se conocen los detalles del pacto, que ahora pasa a las manos de los embajadores permanentes, diplomáticos, técnicos y abogados de los 27 Estados miembros. Pero sí que podemos ir señalando ya cuáles van a ser los puntos fundamentales del texto que se ha negociado en tiempo récord.

La clave del acuerdo está, como en todos, en la relación entre derechos y obligaciones. Es, en el fondo, de lo que ha ido toda la negociación: la Unión Europea ofrecía al Reino Unido un acceso sin precedentes al Mercado Interior y, a cambio, solicitaba una serie de requisitos que garanticen que la competencia sigue siendo leal. Esa es la base de la negociación desde febrero de 2020 y es, en realidad, la base de todas las negociaciones desde que comenzaron a mediados de 2017: no se puede estar mejor fuera que dentro. Políticamente, la Unión no puede permitir que haya un mejor equilibrio entre derechos y obligaciones fuera del club que dentro de él.

Foto: El primer ministro británico Johnson saluda a la prensa mientras la presidenta de la Comisión Europea entra en Downing Street. (Reuters)

En las próximas horas y días será posible leer con detalle las más de 800 páginas del acuerdo para una relación futura que Michel Barnier, negociador jefe de la Comisión Europea, su homólogo británico David Frost y sus dos equipos han regateado desde febrero de 2020 a contrarreloj debido a la pandemia del coronavirus y especialmente a la decisión del Gobierno británico de no extender el periodo transitorio, un tiempo entre el Brexit “político” y el “económico”, que se produce el próximo 1 de enero de 2021.

La cuestión es, ¿dónde debes mirar? ¿Cuáles son las partes clave de este acuerdo? Anton Spisak, antiguo funcionario británico, ha elaborado para el Institute for Global Change de Tony Blair una lista con los 30 puntos clave del acuerdo que hay que mirar con detalle. Sirven como base para repasar algunos de los elementos centrales de la negociación y para poder navegar por los puntos fundamentales del pacto. Hasta que no haya un texto final será difícil llegar a un gran nivel de detalle, pero en estas primeras horas sí será posible delimitar los contornos del pacto alcanzado, aunque el debate se verá también afectado por la voluntad del Reino Unido y de la Unión Europea de reclamar la victoria en las negociaciones, algo que ya está ocurriendo.

placeholder Trabajadores del Consejo Europeo retiran la bandera británica. (Reuters)
Trabajadores del Consejo Europeo retiran la bandera británica. (Reuters)

Igualdad de condiciones

Es uno de los grandes temas de esta negociación, si no el principal, por lo que hay que prestar mucha atención a lo que se publique en el capítulo de subsidios. La UE ha pedido fuertes garantías en este campo porque no quiere dar acceso económico sin tener la seguridad de que el Reino Unido no presentará por su parte una competencia desleal, por ejemplo, dando subsidios ilegales a sus empresas. En los compases finales de la negociación algunos Estados miembros, entre ellos España, se mostraron especialmente preocupados con posibles cesiones en este campo.

Por eso habrá que mirarlo con lupa y ver de qué forma cristaliza el compromiso verbal del Reino Unido con unos “principios comunes”. Hay que dividirlo también en varias secciones: por un lado está el 'level-playing field' en materia de ayudas de Estado, y por el otro lado en estándares medioambientales o laborales, por ejemplo. Son dos pilares de un mismo principio. Pero no se trata únicamente de acordar unas normas sobre ayudas estatales, sino cómo se garantiza que se cumplen dichos estándares. Bruselas ha pedido un regulador independiente en el Reino Unido, algo que el Gobierno británico rechazó. Otra opción era un panel de arbitraje, algo que es habitual en los acuerdos internacionales. La solución final ha sido un mecanismo complejo con el que se buscan garantizar ambos pilares y que si bien se basa en un diálogo estrecho y continuo, tiene sus propias vías para ser efectivo.

La Unión Europea ha buscado también en este campo asegurar una “cláusula de no regresión” en estándares medioambientales y laborales. ¿Qué significa eso? Una garantía de que el Reino Unido o la UE no rebajarán sus estándares respecto a los existentes al finalizar el periodo transitorio, que podría ser otra forma de competencia desleal. Por ejemplo, si Londres rebajara mucho dichos estándares, una empresa muy contaminante podría decidir trasladarse desde el continente al Reino Unido aprovechando su acceso al mercado interior sin las restricciones que afrontaría dentro de él.

¿Cómo se procede si hay un incumplimiento de los compromisos, es decir, si una de las dos partes considera que la otra está otorgando subsidios ilegales o que está rebajando sus estándares? Seg´un

Foto: Futbolín. (Reuters)

La Unión Europea ha buscado también en este campo asegurar una “cláusula de no regresión” en estándares medioambientales y laborales. ¿Qué significa eso? Una garantía de que el Reino Unido o la UE no rebajarán sus estándares respecto a los existentes al finalizar el periodo transitorio, que podría ser otra forma de competencia desleal. Por ejemplo, si Londres rebajara mucho dichos estándares, una empresa muy contaminante podría decidir trasladarse desde el continente al Reino Unido aprovechando su acceso al mercado interior sin las restricciones que afrontaría dentro de él.

No presten atención únicamente a cuáles son esos estándares acordados, porque la mayoría de la lucha durante la negociación no se ha concentrado en ese punto, sino de qué manera se garantiza el cumplimiento con dichos estándares. Eso nos lleva también de forma irremediable al siguiente punto. En los últimos días de la negociación, los equipos pasaron muchísimas horas intentando diseñar un mecanismo complejo, centrado primero en un diálogo entre las partes que tenía, como última opción, la aplicación de represalias. Si finalmente el acuerdo va en esa dirección, habrá que ver de qué forma se da algo de orden a ese mecanismo y qué rol se reserva para un arbitraje independiente.

placeholder Michel Barnier, negociador jefe de la Comisión Europea. (Reuters)
Michel Barnier, negociador jefe de la Comisión Europea. (Reuters)

Gobernanza

Es otro de los puntos clave para la resolución de controversias. El principal desacuerdo entre el Reino Unido y la UE es si el mecanismo de resolución de controversias debía cubrir únicamente la parte comercial, estableciendo otros mecanismos para cada uno de los otros asuntos que lo requiriera, o, como pedía la Unión Europea, que siempre ha querido el acuerdo más estructurado y simple posible en cuanto a su organización, un único mecanismo que gobierne todo el acuerdo.

Hay otro aspecto que, si bien no es económicamente relevante, sí que lo es a nivel político. En el capítulo sobre provisiones institucionales y resolución de controversias, habrá que mirar con lupa si hay referencias al derecho de la Unión. Si las hay, significa que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) seguirá teniendo la última palabra sobre algunos asuntos que estén relacionados con el derecho comunitario, aunque desde Londres se asegura que no hay ninguna referencia al respecto. Era un asunto prioritario porque los euroescépticos centraron parte de su campaña en 2016 y en los años posteriores en la crítica al papel de la alta corte de Luxemburgo, y el hecho de que los tribunales europeos siguieran teniendo algo que decir en territorio británico ha sido una línea roja para el núcleo euroescépticos del Partido Conservador.

Otro asunto que habrá que observar es cómo se estructurarán las “represalias cruzadas”, un punto en el que Bruselas ha conseguido ganar el pulso al Reino Unido a pesar de su oposición inicial y que permitiría tomar represalias contra la otra parte en un campo distinto en el que ha ocurrido. Londres asegura que la pesca se ha quedado fuera de esa posibilidad de represalias cruzadas, es decir, que si incumple las normas en ayudas de estado la Unión no podría aplicar represalias sobre la pesca, aunque sí sobre otros puntos del acuerdo.

placeholder David Frost, negociador jefe del equipo británico. (Reuters)
David Frost, negociador jefe del equipo británico. (Reuters)

Pesca

La pesca ha sido un asunto económicamente muy poco relevante, pero que tiene una alta carga política. Para el primer ministro británico muchas de las circunscripciones costeras son euroescépticas convencidas y no puede perder su voto. Para Estados miembros como Francia o Países Bajos es también un asunto muy sensible, y ambos Gobiernos afrontan elecciones en el futuro cercano. Es un asunto que tiene dos ejes: el acceso a las aguas y la cuota de pesca.

El equipo de Frost buscó un acuerdo a corto plazo, que se renovara cada año, pero la Unión Europea tiene alergia a ese tipo de arreglos y quiere un acceso más estable, que por ejemplo llegara a ser de 10 años aunque haya arreglos o ajustes anuales. Las negociaciones han sido especialmente frustrantes en este punto porque, a diferencia de en el resto de asuntos, aquí ha sido muy difícil registrar ningún progreso durante mucho tiempo. Las primeras señales enviadas por Bruselas y Londres dan a entender que ambas partes han buscado un terreno intermedio, con un periodo de transición para los pesqueros europeos de cinco años y medio, con una reducción de la cuota de pesca del 25%, superior al recorte que ofrecía el equipo europeo, pero muy inferior a la que exigía el Gobierno británico.

En Bruselas, algunos tenían claro que el asunto pesquero se desbloquearía en el momento en el que los otros dos puntos, igualdad de condiciones y gobernanza, se desbloquearían. Era la bandera que Boris Johnson necesita ondear ante su público interno para cantar victoria en las negociaciones comerciales con la Unión Europea. La realidad es que las conversaciones sobre materia pesquera han demostrado ser mucho más complejas de lo esperado y han retrasado el anuncio de un acuerdo y han obligado, según una fuente europea, a ir "línea a línea, pescado a pescado" durante toda la última madrugada para poder cerrar el pacto.

placeholder Pesqueros en aguas británicas. (EFE)
Pesqueros en aguas británicas. (EFE)

Otros asuntos importantes

Uno de los puntos fundamentales del acuerdo serán los detalles relacionados con los bienes manufacturados y los aranceles. El reconocimiento mutuo de evaluación de conformidad es uno de los elementos clave y los primeros documentos movidos por Bruselas y Londres indican que se ha llegado a un acuerdo en este aspecto. En caso de no haberlo coseguido eso se traduciría en un aumento de los costes para los productores británicos, y sería un fracaso importante teniendo en cuenta que otros países terceros sin acuerdo comercial con la UE, como Australia, cuentan con un reconocimiento mutuo.

Otro punto son las reglas de origen. ¿Por qué es importante? Muchos de los productos que exporta el Reino Unido a la Unión Europea se producen con materiales o partes que proceden de muchos lugares del mundo. Las reglas de origen marcan cuándo un producto que cuenta con componentes de otros lugares del mundo sigue siendo “británico”, sigue siendo elegible para estar exento de aranceles para entrar en el mercado europeo. En otras palabras: si un producto tiene un 90% de componentes chinos y el 10% restante se monta en el Reino Unido, ¿podría enviarse al mercado europeo libre de aranceles? Para el lado británico ha sido importante durante todo el proceso que el lado europeo tuviera una concepción amplia de lo que puede calificarse como un “producto británico”. Londres se jugaba aquí una de las "bolas de partido", y la Comisión Europea señala que se ha tenido una visión flexible para hacer "más fácil cumplir con los requisitos para tener acceso sin aranceles".

Foto: Foto: Reuters.

La equivalencia en las regulaciones de bienestar animal es un punto relevante, si bien hay poca esperanza en que de aquí salga algo positivo. El Reino Unido pidió un marco de equivalencia en las medidas sanitarias, pero la Unión Europea rechazó esa petición. ¿Qué significa eso? Pues los exportadores tendrán que afrontar mayores costes a la hora de exportar sus productos para garantizar que cumplen con los estándares sanitarios. Y será algo que ocurrirá en ambas direcciones, lo que afectará especialmente a los ganaderos irlandeses, que son los que tienen un mayor interés en el mercado británico. Todavía habrá que revisar el texto que se publique.

Un asunto clave para España es el acuerdo en materia de seguridad y tráfico aéreo, debido a que Iberia forma parte de la británica IAG. ¿Hay un acuerdo claro sobre qué condiciones deben cumplirse para mantener el derecho de tráfico? La Comisión Europea pone ya a Iberia contra las cuerdas, porque no permitirá a las compañías que no tengan un accionariado mayoritariamente europeo acceder a la licencia de vuelo que les permitiría realizar rutas intraeuropeas, como por ejemplo es un Madrid - Barcelona. Eso significa que IAG tendrá que presentar un plan de reestructuración de su accionariado para ser elegible para una licencia, demostrando que al menos el 50% de la compañía está "controlada y poseída" por manos europeas.

El Reino Unido y la Unión Europea han alcanzado un acuerdo este jueves para las relaciones futuras a partir del próximo 1 de enero de 2021. Todavía no se conocen los detalles del pacto, que ahora pasa a las manos de los embajadores permanentes, diplomáticos, técnicos y abogados de los 27 Estados miembros. Pero sí que podemos ir señalando ya cuáles van a ser los puntos fundamentales del texto que se ha negociado en tiempo récord.

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