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Un alcalde frente a la apisonadora 'iliberal' de Viktor Orbán en Hungría
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Gergely Karácsony, alcalde de Budapest

Un alcalde frente a la apisonadora 'iliberal' de Viktor Orbán en Hungría

Contra todo pronóstico, Gergely Karácsony, candidato de la oposición, se hizo en octubre con la alcaldía de Budapest, derribando el mito de la infalibilidad de Orbán

Foto: El alcalde de Budapest, Gergely Karácsony. (Reuters)
El alcalde de Budapest, Gergely Karácsony. (Reuters)

Desde que regresara al poder en 2010, el primer ministro ‘iliberal’ de Hungría, Viktor Orbán, parecía infalible. Además de construir un escenario mediático a su medida, ha mantenido bien atada a la oposición con una reforma electoral que prácticamente hacía imposible la victoria de otros partidos que no fueran Fidesz, el suyo propio. Y, para el resto de socios europeos, Hungría parecía también homogéneamente rendida al encanto de Orbán, un líder fuerte que defendería “la cultura y valores húngaros” de las "élites en Bruselas".

Sin embargo, a finales de 2019 se vieron las primeras grietas que comenzaron a derribar el mito de la infalibilidad de Orbán. Hasta entonces no había perdido ni una sola elección. En los comicios municipales de octubre de 2019, la coalición opositora se hizo con 11 de las 23 principales ciudades húngaras (4 de las 5 más pobladas). Entre ellas Budapest, la capital, que desde noviembre pasado gobierna el alcalde Gergely Karácsony, líder de la coalición de un puñado de partidos de la oposición y que ha prometido convertir la capital húngara en "una ciudad más justa y más verde".

Eso si Orbán y su gobierno se lo permiten, admite en entrevista con El Confidencial en su despacho en Budapest. Por el momento, ha habido amenazas de retirar fondos estatales a la ciudad (ha vinculado ya grandes partidas presupuestarias a la construcción de un nuevo estadio para el Campeonato Mundial de Atletismo en 2023, que Karácsony dijo en la campaña que no quería construir) o campañas mediáticas contra el joven alcalde (44 años).

Foto: Maria Schimidt

Voto táctico

La victoria de la oposición en la alcaldía de Budapest es uno de los pocos ejemplos en los que el voto táctico funciona si se organiza bien. Mientras en España se intenta calcular, dependiendo de la provincia, a quién irá ese último diputado en discordia, en Hungría la oposición ha conseguido vencer por primera vez un sistema electoral construido específicamente por el Gobierno de Orbán en 2010.

El sistema favorece a los partidos grandes con elementos como una compensación en diputados al partido ganador (en las elecciones parlamentarias de 2018, la victoria de Fidesz con un 49,27% de los votos se tradujo en una mayoría de dos tercios) o varios tipos de 'gerrymandering' (manipulación de las circunscripciones electorales). En 2018, la oposición húngara intentó la estrategia de retirar los candidatos con menos posibilidades en cada circunscripción. No funcionó. En las elecciones municipales de 2019, decidieron presentarse en un único y sólido frente unido con una estrategia de base para convencer a los votantes de las diferentes ramas de la oposición (socialistas, liberales, verdes) de que votaran por el candidato conjunto.

Mi victoria demuestra que hay más Hungría que Orbán

Arrebatar la capital del control de Fidesz será un gran impulso psicológico para la oposición húngara ante las próximas elecciones nacionales se realizarán en 2022 aunque todavía está por ver si esta modesta pero clave victoria en las municipales puede traducirse en un verdadero reto para el Orbán y sus más de 10 años al frente de Hungría.

"Mi victoria demuestra que hay más Hungría que Orbán", afirma Karácsony. Aunque admite: "Hay polarización en Hungría y Fidesz ha hecho todo lo posible por ahondar en esa polarización, usando y abusando de los miedos y sensibilidades de la gente. Y será muy difícil superar eso y construir cohesión social en los próximos años".

Foto: Viktor Orbán.
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PREGUNTA: El exeurodiputado húngaro Benedek Jávor (Verdes) denunció en Bruselas a principios de año que, tras la victoria de las fuerzas de la oposición húngara en Budapest, el Gobierno de Orbán estaba tratando de impedir que fondos de la UE llegaran a Budapest y su alcaldía que usted dirige. ¿Es eso cierto? ¿Hay una estrategia de confrontación en el Gobierno contra la alcaldía de Budapest?

RESPUESTA: No tenemos todavía totalmente claro lo que pretende el Gobierno, hubo una presentación que ha sido filtrada, pero una cosa es segura: estaremos luchando por los fondos de desarrollo que Budapest necesita y se merece. Y, tal y como Jávor ha apuntado, el Gobierno ha dibujado unas nuevas divisiones regionales, y eso realmente muestra que el Gobierno está tratando de suprimir, u omitir ciudades que ahora son dirigidas por la oposición fuera de los fondos de la UE. Pero la mayor prueba es que el Gobierno de Orbán está en negociaciones con Bruselas sobre los fondos de desarrollo sin haber hablado antes nunca con nosotros [al respecto].

Pero nuestra estrategia no es de confrontación. Nuestra estrategia es ser tan colaboradores con Orbán como podamos. Y tampoco está en los intereses de Orbán empezar una guerra con Budapest, porque sus propios votantes no lo entenderían.

P: Usted es uno de los alcaldes que, desde diciembre, forma parte de la Alianza de Ciudades Libres, una iniciativa de alcaldes "liberales" en una Europa del este gobernada por primeros ministros que se autodenominan "iliberales". El alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, ha afirmado que las 'Ciudades Libres' quieren hablar directamente con la UE, sin necesidad de pasar por sus gobiernos, pedir los fondos y recibirlos directamente...

R: Efectivamente, hemos creado este acuerdo de la Alianza de las Ciudades Libres (Free Cities Alliance) con los alcaldes de las capitales de los cuatro países del Visegrado [los alcaldes Rafal Trzaskowski de Varsovia, Karácsony de Budapest, Zdenek Hrib (Partido Pirata) de Praga y Matus Vallo de Bratislava] en parte porque queremos hacer ‘lobby’ conjunto sobre tener acceso directo a los fondos urbanos [de desarrollo] de la UE.

Tuvimos un encuentro con el vice presidente de la Comisión Frans Timmermans, que nos prometió que en el Nuevo Pacto Verde, en el nuevo sistema de financiación de la Transición Verde, tendremos acceso directo a fondos, pero todavía no es definitivo, tenemos esperanza. También queremos expandir esta coalición [de las Free Cities] en el interés de todas las ciudades europeas, no solo en Europa del Este. Que las ciudades puedan actuar por ellas mismas por ejemplo en la lucha contra el cambio climático o el calentamiento global.

Si el Gobierno quiere estrangular a Budapest económica y financieramente, todo el país sufrirá también.

Todos los grandes desafíos a los que se está enfrentando la UE, la crisis medioambiental es uno de ellos, por ejemplo, requieren acción a nivel de las ciudades. Así que, más allá del déficit democrático de Hungría y estos países [de Europa del Este], en lugar de un esfuerzo a nivel europeo [de las instituciones] las ciudades están empoderadas para ejercer sostenibilidad.

placeholder Gergely Karacsony durante un mitín en Budapest. (Reuters)
Gergely Karacsony durante un mitín en Budapest. (Reuters)

P: Pero que las ciudades y capitales como Budapest reciban directamente los fondos de la UE es, precisamente, una de las cosas de las que le acusa el gobierno húngaro. De que deja atrás a las zonas rurales del país. ¿Hay ahora mismo en Hungría un choque entre lo rural, donde gana el partido de Orbán Fidesz, y la ciudad?

R: Es cierto que hay un componente político en eso, pero por lo que nosotros estamos luchando, haciendo lobby, no es que las ciudades reciban más fondos, sino que el dinero destinado a las ciudades, sea decidido y utilizado por las ciudades.

Si la UE sanciona a Orbán alimentaría su retórica de que es un héroe nacional que está protegiendo Hungría

Y por supuesto otro elemento clave es que muchas investigaciones demuestran que invertir en las ciudades capitales, especialmente aquí en Hungría, es directamente relacionado con el desarrollo en las zonas rurales, así que si el Gobierno quiere estrangular a Budapest económica y financieramente, todo el país, y las zonas rurales, sufrirán también. Porque si no hay progreso en Budapest no hay progreso fuera. Y por supuesto otro punto importante aquí es que el número de residentes en la ciudad [Budapest] está subiendo; [en línea con la UE, donde] dos tercios de los ciudadanos europeos viven o en ciudades o en áreas urbanas.

P: Dice que "si" el Gobierno quisiera "estrangular financieramente a Budapest"... ¿Está pasando?

R: Sí, hay signos. Eso parece. Por ejemplo, no se nos permite mantener esos ingresos por los impuestos que estamos creando nosotros en la ciudad. En Berlín, ellos mantienen cerca del 60% de los ingresos fiscales que recaudan. En Budapest nos quedamos con 1,8% de todos los ingresos de los impuestos que se crean en la ciudad. El resto van al Gobierno central. Así que, de muchas maneras, ellos ‘nos quitan’ medios financieros.

Incluso, en los últimos cien días desde que ganamos las elecciones municipales, ha habido algunos cambios legislativos, todos los cuales nos afectan y harán que sea más difícil para nosotros sobrevivir financieramente.

Foto: El líder del Partido Pirata checo Ivan Bartos en una votación en 2017. (Reuters)

P: Hay voces en la Unión Europea que abogan porque los fondos de cohesión y desarrollo se entregen en función de si el país respeta el Estado de derecho. En esta línea, se está usando el Artículo 7 (que podría suspender parte de los derechos del país como Estado miembro de la UE) contra Hungría y Polonia... ¿Pone algo así en peligro a los gobiernos como Orbán o Kaczyński en Polonia?

R: En primer lugar no creo que esto vaya a suceder. Sería una decisión muy fuerte que todavía no hemos visto similar a nivel europeo. En segundo lugar tampoco creo que fuera completamente correcta. Tenemos a un Orbán y a Kaczyński porque ellos están diciendo que la UE los está castigando, y [si se llegara al caso de enlazar la entrega de los fondos de cohesión con el respeto al Estado de derecho] ellos serían unos héroes nacionales que están protegiendo los valores nacionales de los enemigos europeos. Así que alimentaría la retórica de Orbán. Es por eso que nosotros proponemos que si algo así sucede, si algún tipo de sanciones económicas y financieras finalmente tienen lugar, que la UE redirija el dinero desde el gobierno a el nivel local. Porque así podríamos decir que la UE no está castigando Hungría y a los húngaros; está castigando al Gobierno húngaro.

P: Con su victoria, muchos analistas húngaros y europeos hablaban de que se había rodo "el mito de la infalibilidad de Orbán". ¿Cree que se pueda replicar algo así en las próximas elecciones presidenciales de 2022? El éxito de las municipales fue unirse, y usted es ahora quizá la figura más reconocida y "de unión" entre los partidos de la oposición... ¿El hecho de que se centre tanto en figuras claves a nivel local dificulta que pueda existir una "figura opositora" aglutinadora a nivel nacional?

R: Hay dos cosas muy importantes: psicológicamente, la gente ha entendido que esta situación [el Gobierno de Orbán en Hungría] no es eterna y que puede ser cambiada. Y segundo, los partidos de la oposición han sido capaces finalmente de crear esta amplísima coalición y actuar de manera conjunta. Debemos mantenerlo y llevarlo a las zonas rurales. Y si eso pasa, en 2022 habrá una competición, una rivalidad real… Eso podría cambiar las elecciones nacionales.

P: ¿Confía en ello? O todavía no lo ve factible para 2022, que son casi a la vuelta de la esquina.

R: Es un desafío tremendo y una tarea monumental, y la oposición no está en ese punto en el que podamos tener confianza en eso [ganar las elecciones nacionales a Orbán]. Pero esta nueva situación política muestra que, después de muchos años, en 2022 tendremos una oportunidad de éxito.

P: Gracias a una serie de leyes e iniciativas económicas para la gestión de los medios de comunicación en Hungría, Orbán y Fidesz controlan gran parte de los medios de comunicación del país, según denuncian tanto organizaciones internacionales como oenegés. ¿Cómo es trabajar en este escenario como partido de la oposición?

R: Es verdad que Fidesz domina el panorama mediático de Hungría, pero su propaganda es tan… Vil, malvada y estúpida en muchos casos que incluso se convierte en contraproducente, al menos en ambientes como ciudades grandes. Así que en las ciudades, donde la gente lee otros medios de comunicación, o se vuelca en las redes sociales, el Gobierno no logra penetrar igual. El gran desafío es en los pueblos pequeños, donde la gente no tiene otras fuentes de información y también los partidos de la oposición, su organización, no tienen bases locales ahí, no tienen gente… Ahí tenemos que llegar y construir una organización de base [en las zonas rurales] para poder cambiarlo.

P: ¿Han pensado en usar sus propias armas? Es decir, Orbán controla la narrativa nacionalista y pro húngara, ¿utilizar algo así?

No. Sobre todo porque no funcionan. Si la propaganda de Fidesz funcionara, yo habría perdido las elecciones.

Otro punto clave, por cierto, es que tenemos que elegir candidatos de la oposición que sean capaces de saber llevar esas campañas de difamación y desprestigio dirigidas por la propaganda de Fidesz.

Desde que regresara al poder en 2010, el primer ministro ‘iliberal’ de Hungría, Viktor Orbán, parecía infalible. Además de construir un escenario mediático a su medida, ha mantenido bien atada a la oposición con una reforma electoral que prácticamente hacía imposible la victoria de otros partidos que no fueran Fidesz, el suyo propio. Y, para el resto de socios europeos, Hungría parecía también homogéneamente rendida al encanto de Orbán, un líder fuerte que defendería “la cultura y valores húngaros” de las "élites en Bruselas".

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