El ultimátum de Tusk: "Aprovechad esta prórroga, puede que sea la última"

Durante la presidencia de Donald Tusk al frente del Consejo Europeo, el polaco ha disfrutado del Brexit lanzando al Reino Unido pullas y mensajes subliminales a través de Instagram e indirectas envenenadas a través de Twitter. A solo unas horas de que abandone su cargo, Tusk no ha querido perder la tradición.

“A mis amigos británicos: la UE ha adoptado formalmente la extensión. Puede que sea la última. Por favor, aprovechad al máximo este tiempo. También quiero deciros adiós, ya que mi misión aquí está llegando a su fin. Voy a mantener mis dedos cruzados por vosotros”, ha escrito Tusk en su cuenta de Twitter.

Los Veintisiete decidieron aprobar el pasado lunes la petición de prórroga emitida por el Reino Unido el sábado 19 de octubre, después de un debate largo e intenso entre los embajadores permanentes de la UE, que necesitaron más de una semana para ponerse de acuerdo. El fin de semana del 26 y 27 de octubre fue clave para aclarar las dudas y que Francia, la más reticente a dar esta última extensión, aceptara.

La nueva prórroga durará, en principio, hasta el próximo 31 de enero de 2020. En ese tiempo, el Reino Unido acudirá a unas elecciones en las que la UE espera que se desbloquee la situación: que se genere una nueva mayoría en el Parlamento británico que facilite la aprobación del acuerdo cerrado entre la Unión Europea y el Gobierno del Reino Unido.

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En los documentos aprobados por los Veintisiete, se refleja el compromiso de que este acuerdo del Brexit no se renegociará, algo que ya se dijo del pacto con la anterior primera ministra, Theresa May, y que finalmente se acabó reabriendo. Sin embargo, aseguran fuentes diplomáticas, ni siquiera una victoria de los laboristas llevaría a la reapertura del texto. “La discusión política con los laboristas [que quieren una unión aduanera con la UE] es sobre la relación futura, no sobre el acuerdo de salida”, aseguraba este lunes un diplomático.

Aunque las encuestas dan una victoria cómoda a Johnson, en caso de que las filas de Jeremy Corbyn ganaran las elecciones, nadie duda de que tocaría volver a sentarse a la mesa. La oposición no asumiría como propio un acuerdo negociado por dos gobiernos conservadores, aunque en realidad tuviera poco que cambiar.

El día de la marmota

Entre los diplomáticos, el hartazgo es ya total. Hay un chiste que corre por los pasillos de Bruselas, entre políticos y corresponsales: “Año 2192. El primer ministro británico visita Bruselas para pedir una extensión de la fecha límite del Brexit. Nadie recuerda dónde está el origen de esta tradición, pero cada año atrae a muchos turistas de todo el mundo”. Otro: “Año 2387. El planeta Tierra es miembro de la Federación de Planetas, pero sin el Reino Unido, que todavía está intentando salir de la UE”. Una viñeta del 'Financial Times' también se ha hecho popular estos días en la capital comunitaria: hay dos personas caminando por una calle con coches voladores y edificios futuristas, mientras uno le dice al otro: “Mi padre fue negociador del Brexit, y su padre lo fue antes que él”.

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Es el humor que rodea al eterno volver a empezar, el día de la marmota. De hecho, este ultimátum de Tusk ya lo hemos escuchado antes. El 10 de abril de 2019, cuando la UE garantizó la anterior prórroga a Londres, el presidente del Consejo pidió a Westminster “no gastar este tiempo”. Adivinen lo que pasó.

Todo el mundo en Bruselas se envía el tuit de Tusk insistiendo en el mismo detalle: “puede que sea la última” prórroga. Sí, puede, o no. Y casi todo el mundo coincide en que el polaco hace bien en guardarse de sonar demasiado taxativo. Ya nadie quiere mojarse. Todo es posible en el reino del Brexit.